Vivian Lavín, destacó que la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara es por hoy una consagrada fiesta latinoamericana para ahondar en los misterios del lenguaje y las pasiones lectoras, invitando a los autores a remontarse en aquellos títulos que les mostraron un mundo mágico y realista sobre el acontecer humano, social, cultural y político. Previo al diálogo, Vivian Lavín dedicó algunos elogios al fallecido Nelson Mandela, destacando su liderazgo y fortalecimiento cultural y social, al argumentar que este tipo de pérdidas son un duro golpe también a la literatura, pues es de estos seres donde surge la inspiración para muchas manifestaciones artísticas. Ya entrados en el tema de la lectura, la colombiana poeta y novelista, Piedad Bonett, fue directa al exponer su perspectiva de cómo los propios autores y lectores perciben aa la literatura latinoamericana, al comentar que parte que su pasión literaria recae en sus experiencias de infancia, momento en el que sus actividades con lectura en voz en alto durante la escuela le ayudó apreciar de mejor forma la razón misma de los textos y los objetivos de los autores que llegaban a sus pupilas. Sin embargo, atajó diciendo que parte del rezago existente entre las presentes generaciones lectoras, y de autores, parte de los estigmas políticos e históricos con las fronteras entre los mismos países vecinos de América Latina, y las delimitaciones y presiones "culturales y de publicidad" que marcan las editoriales, porque el lector en ocasiones se siente atraído y decidido solamente por las proyecciones que las casas editoras marcan con intereses particulares. Añadió que en el terreno de la poesía, este género circula con mayor facilidad gracias a las recomendaciones que se dan de boca en boca, entre los círculos de amigos y de profesionales como editores, autores y profesores educativos, recordando con gracia sus primeros acercamientos a los textos de César Vallejo, durante su época universitaria, panorama que encuentra como un agente transformador, principalmente en la búsqueda de valores humanos y reflexivos. Por su cuenta, la colombiana Laura Restrepo, una de las actuales exponentes de la literatura contemporánea internacional -pues sus obras han sido traducidas en más de 20 idiomas- coincidió en la idea de que es el periodo escolar donde ella descubrió libros que la marcaron de por vida.Egresada de la Facultad de Literatura y Letras, por la Universidad de Los Andes de Bogotá, recordó a profesores y académicos que la impulsaron a seguir una exploración libre en las letras, al mencionar a personajes como Emilio Cruz Vélez y Eduardo Camacho, quienes le mostraron un panorama hacia los partidos políticos de izquierda y un permanente ejercicio en el aprendizaje de los idiomas, latín y griego, área en donde Restrepo encontró un amor hacia las raíces profundas del idioma, una formación en la escritura y el génesis de las lenguas romance. En el caso del cuentista chileno, Marcelo Leonart, el autor compartió sus andanzas en la literatura desde niño con los textos de Manuel Rojas y su obra "El vaso de leche", libro que le animó a querer ser escritor y su afición a la fragmentación del tiempo. Edmundo Paz Soldán, autor boliviano, y ganador del cuento Juan Rulfo, mencionó que en efecto, es en la escuela en donde se permite una mejor apreciación de la lectura, además de su experiencia en el periodismo crítico y literario.EL INFORMADOR / NORMA GUTIÉRREZ
