La ilustración y sus caminos

GUADALAJARA, JALISCO (12/ENE/2015).- Los últimos años han sido de apogeo para los libros ilustrados en el mundo editorial hispanohablante. Cómic, novela gráfica o álbum son algunos de los nombres para referirse a los diversos géneros que proliferan en las librerías, con historias que apelan a la narrativa visual más allá de las palabras.

La pasada Feria Internacional del Libro de Guadalajara abrió diversos espacios para la presentación de ilustradores y escritores, fomentando la discusión sobre los distintos formatos.

Además de actividades ya consolidadas como los talleres para ilustradores, el Salón de los Ilustradores y el muro contiguo donde se muestra el trabajo, la FiL sumó el nuevo Foro Internacional de Novela Gráfica, un espacio de diálogo para los artistas y su público.

Una de las autoras que participó en el Foro Internacional de Novela Gráfica fue Power Paola, ilustradora que ha ganado popularidad gracias a su blog. Es ahí donde publicó historietas, para después concluir un libro con una narrativa autobiográfica, Virus tropical.

Los medios electrónicos han mostrado diferentes maneras de trabajar para los artistas visuales: muchos ilustradores, como la joven Power Paola, han visto su trabajo en formato físico luego de haberlo publicado en internet, mientras que otros ilustradores, como el experimentado Miguel Gallardo, han visto sus dibujos llegar a los medios audiovisuales luego de haber pasado por el formato en papel.

El artista español Miguel Gallardo fue testigo de la evolución de la ilustración a lo largo de las décadas. Recientemente una historia suya fue convertida en cortometraje, titulado “El viaje de María” (2012): la historia es una especie de documental explicativo sobre las cualidades y características de los niños con autismo.

Imágenes para la reflexión

“El viaje de María”, de Miguel Gallardo, es un ejemplo de cómo la ilustración no sólo sirve para contar historias, sino que también apoya a la divulgación de conocimiento. Otros ejemplos de esto son la obra del dibujante Maximilien Le Roy y el escritor Michel Onfray, donde exponen la vida y obra del filósofo alemán Friedrich Nietzsche.

Continuando con el tema de la sensibilización sobre temas de salud, el ilustrador Gusti, nacido en Argentina pero radicado en Barcelona, compartió también su experiencia en la paternidad de un hijo con características diferentes, en su libro “Mallko y papá”. En él presenta a su hijo con síndrome de down, con todo el proceso de negación y aceptación que pasó. El libro es un trabajo intimista que retrata la vida diaria de ambos, dibujando y compartiendo música.

“Mallko y papá” resulta valioso por ser un acercamiento natural al tema, no es teórico, y al estar hecho con muchas ilustraciones lo hace más accesible para un público mayor: “Lo hace un padre, no es un pedagogo que expone cómo son los niños con síndrome de down”, dijo Gusti en entrevista.

La narración sin palabras

Más allá de la ilustración en el ámbito del idioma español, en otros lugares del mundo suceden fenómenos como lo que platicó Page Tsou, originario de Taiwan. Tsou ganó en 2012 el Premio Internacional de Ilustración Feria de Bolonia-Fundación SM.

Su aprendizaje como artista visual empezó en su país natal, con el contacto constante con la producción editorial de los países vecinos. Para complementar su formación viajó al Reino Unido para estudiar artes visuales, donde profundizó en el conocimiento del arte occidental y terminó por definir su estilo. Page Tsou dijo que esto es una constante entre los ilustradores jóvenes de su país.

La ilustración abre un potencial para la narrativa, con la capacidad de contar una o varias historias sin la necesidad de palabras. Es el caso de “El Sistema”, novela gráfica del ilustrador estadounidense Peter Kuper. El libro, publicado por Sexto Piso, utiliza a la ciudad como telón de fondo, pero al mismo tiempo como un personaje más que sirve como conector de diversas historias que retratan la corrupción, el crimen y la vida cotidiana de una urbe como Nueva York.

A propósito de la ausencia de palabras en su libro, Kuper comenta en entrevista que “está hecho para que el lector llene la historia. Quiero pensar que hay varias lecturas, una muy clara, pero hay cosas más profundas, los detalles. Siempre encuentras más cosas cuando relees algo». En varios pasajes de “El Sistema”, Kuper recurre a simbolismos para hablar de temas como el cambio climático o la delincuencia.