GUADALAJARA, JALISCO (18/AGO/2017).- Las artesanías son una expresión de la identidad de un pueblo. En Jalisco, hay tradiciones y técnicas que se remontan a la época prehispánica, como las piezas en barro. Si bien las técnicas siguen siendo las mismas de antaño (salvo las actualizaciones en el uso de hornos de gas, por ejemplo), el diseño es un rubro en el que los artesanos pueden actualizarse y atraer más las miradas de los compradores.Por otro lado, el desarrollo de las artesanías ha ido creciendo. Es así que la diversidad de estilos y materiales en las artesanías jaliscienses dan cuenta de la riqueza del Estado: cerámicas a baja y alta temperatura, vidrios, lapidaria, metalistería, talabartería, madera, textiles, fibras vegetales y animales… Cada región posee su especialidad, y aunque estén cercanas, las diferencias se ven incluso entre taller y taller. Basta echar un vistazo a Tonalá y Tlaquepaque, los dos municipios más artesanos de la zona metropolitana.Es en el Museo Regional de la Cerámica de Tlaquepaque (Calle Independencia 237) donde tiene sede el Centro de Diseño e Innovación Artesanal (Cenidart). Entre sus metas está dar servicio a los artesanos de Jalisco, resaltó Noemí Macedo, su directora. El apoyo incluye el diseño de logotipo, empaques para los productos, búsqueda de nuevos mercados para los artesanos, mejorar los productos, desarrollar la creatividad, etcétera. Creado en 2011, ha atendido a mil 754 artesanos de 31 municipios.Michelle Polanco, coordinadora de diseño del Cenidart, comentó algunos ejemplos destacados de artesanos, como el de un grupo de mujeres de Tamazula de Gordiano que fabricaba huaraches con materiales chinos. Por el material, acotó Noemí, lo que fabricaban se consideraban manualidades. Una diferencia para considerarse artesanías es el uso de los materiales: ahora fabrican sus productos con talabartería (de la que recibieron curso), incluso con detalles en barro, lo que les da más valor al producto.Otro caso que se observa en el Cenidart son las bolsas wirárixas. Una innovación fue pensar el diseño desde el principio, pues antes era una especie de mezcla donde el característico cuadro octagonal verde se colocaba sobre una bolsa. Ahora se realiza un diseño adecuado para el tipo de piel con el que se fabrica, con detalles en madera y basalto.Precisamente un producto muy exitoso que ha pasado por Cenidart es el basalto: un molcajete tradicional pero reinventado. En su estudio de mercado, una de las razones por las que la gente ya no usa los molcajetes tradicionales es porque las patitas suelen rayar las superficies al momento de ejercer presión. Por ello, el producto propuesto lleva una base de madera sobre la que se coloca la piedra para hacer las típicas salsas o colocar la comida caliente. La línea de productos en basalto incluye una pequeña plancha o tabla para quesos, además de portavasos.Para obtener asesoría en el Cenidart es necesario estar registrado como artesano en el Instituto de la Artesanía Jalisciense. Actualmente son 11 mil 700 artesanos quienes cuentan con credencial vigente.Por otra parte, Ernesto Meza Tejeda, director del Instituto de la Artesanía Jalisciense (IAJ), comentó que han realizado jornadas de promoción del Cenidart en diferentes zonas del Estado (La Barca, Jamay, Ocotlán, Cuquío) para acercar a los artesanos foráneos a la zona metropolitana.Meza Tejeda agregó que el IAJ trabaja en la elaboración de un atlas con atractivos turísticos, en una colaboración con las secretarías de Turismo y Cultura. Por parte del IAJ se compartió la base de datos con el censo de artesanos en Jalisco.TestimoniosRodolfo González Gómez comenzó a trabajar la madera hace 50 años, oficio heredado por su abuelo. Un producto suyo que se expone en Cenidart son lámparas de parota, rematadas con crin de caballo. Rodolfo comentó que este tipo de madera goza de popularidad en hotelería y restaurantes: de parota es el noventa por ciento de lo que venden, el resto es cedro o rosa morada.El oficio lo ha ido perfeccionando también en el nivel empresarial. Desde hace ocho años una de sus clientes es una decoradora que distribuye sus productos. La conoció en una expo organizada por el IAJ. En su opinión, las exposiciones son un buen espacio para darse a conocer, además de que al trabajar con intermediarios se facilitan los cobros. Un reto es que los compradores acepten el precio y valoren el trabajo artesanal: una lámpara como las que fabrica supera los tres mil pesos, con cerca de diez días de trabajo.Una iniciativa tonalteca que agrupa a 24 artesanos es Herencia Milenaria. Con un centro cultural donde se exhiben las obras de cada uno de los miembros, Herencia Milenaria funge como un muestrario de las técnicas. En su caso, las innovaciones no han sido mayores, salvo el cambio de horno tradicional a horno de gas y en menor medida con los decorados. En su mayoría, los artesanos conservan la iconografía particular que ha destacado a Tonalá. El grupo comenzó en 2006 por Ángel Santos Juárez, quien ejerce con barro bruñido. José Antonio Marcos, un miniaturista especializado en barro bruñido, es su actual presidente. Para Ángel, la agrupación es una manera de conjugar esfuerzos, facilita la difusión de los trabajos y por lo tanto su comercialización, el cierre del ciclo.Herencia Milenaria expuso en el Museo Regional de la Cerámica (en Tlaquepaque), donde el pasado junio presentaron el catálogo de la exposición, publicado en colaboración con el Instituto de la Artesanía Jalisciense. José Antonio Marcos considera que este tipo de uniones son un ejemplo de cómo se puede trabajar en equipo dentro de los diferentes gremios de artesanos.OTROS EJEMPLOSEn 2015 el Museo Tamayo de Ciudad de México acogió una iniciativa con la misma vocación de presentar diseños contemporáneos con técnicas artesanales. Dentro de Design Week se expusieron productos de Tributo, marca de la tapatía Laura Noriega. La fusión entre el diseño contemporáneo y los artesanos se vio en Minerva Fashion y JOYA, donde el Centro de Diseño de la Cámara de Joyería de Jalisco vinculó diez marcas con artesanos surgidos del padrón de IAJ. Xitlali Godínez Santos con Ariela Z, Angelina Santos Jiménez con Corso y Jesús Rodríguez con OF fueron algunos de los binomios artesano-marca.Por parte de la Universidad de Guadalajara, el tema se toca en la Licenciatura en Diseño de Artesanía, que se imparte en el Centro Cultural de Tonalá.PRESERVAR LA TRADICIÓNEn el caso de Rodolfo González Gómez, su taller tiene 38 años: considera que antes era más accesible tener a aprendices de 10 o 12 años de edad, pues ahora tienen que ser mayores, y con mayor paga; además, “aprenden y se van”. Regularmente labora con 6 u 8 trabajadores, aunque suma colaboradores externos cuando el trabajo aumenta.En el caso de los artesanos de Tonalá, la situación es diferente, pues la labor es más solitaria, aunque cada taller puede funcionar como escuela familiar. Hay técnicas que las trabajan pocas familias, como el barro betus y el negro, en las que no todos los miembros desean seguir ese camino de la artesanía. Otro reto es que se conozca y valore el trabajo, pues Toño comenta que por el crecimiento demográfico hay habitantes de Tonalá que ya no conocen los talleres.