Juventud, vejez y madurez según Adam Thirlwell

GUADALAJARA, JALISCO (02/DIC/2013).- Adam Thirlwell se ve más joven de lo que es. Tiene 35 años, pero no parece cruzar la barrera de los 30, con sus ojos grandes y su cabello despeinado. Se dice consternado por las preocupaciones de su generación, pero curiosamente, el protagonista de su más reciente novela "La huida", es un hombre de 78 años.

"En cierto sentido es completamente como yo. Quería escribir de muchas cosas que eran cercanas a mí, como el ser judío, y retomar un poco de la historia del siglo XX. Estaba pensando cómo la novela podría reconectarse con la historia. La broma es que a pesar de que tiene 78 años, es un personaje muy inmaduro. Me gustaba la idea de que hubiera envejecido sin madurar".

Apenas es su segunda novela, pero Thirlwell ha sido considerado una de las nuevas promesas de la literatura británica. En su obra anterior, "Política", los personajes principales eran jóvenes, mientras que "La huida" cuenta la historia de Raphel Haffner, un ex banquero judío que realiza un viaje a un pueblo cercano a Los Alpes con un fuerte arraigo nazi para reclamar la herencia de su difunta esposa, pero lo único que consigue es involucrarse sexualmente con dos mujeres sin resolver su situación financiera.

En continuidad con su primera novela, hay dos elementos que siguen muy presentes en "La huida", publicada en español por Anagrama: el sexo y la comedia. "No me puedo alejar de ello. El sexo tiene una idea implícita de libertad. Creo que el conflicto de lo que debes y lo que quieres hacer es fascinante".

Adam quería plantearse una idea de qué es ser un hedonista en tiempos modernos. "De una extraña forma, la sociedad actual te permite hacer lo que quieras, no es como el Siglo XIX, donde había tantos códigos morales. Todavía los hay, pero están escondidos, así que creo que vivimos en un tiempo relativamente conservador. Al menos siento que en mi generación es así. Y tenía interés de explorar lo que significa no vivir de acuerdo con esos códigos".

El escritor describe a su personaje como utópico, alguien que trata de hacer lo mejor en la sociedad. "Él piensa que es una buena persona, que trata de encontrar placer, y ve eso como un valor moral. Creo que por eso siempre termino mezclando el sexo con la comedia, porque creo que es la mejor manera de explorar los temas filosóficos que intento plasmar".

Sin embargo, a diferencia de Raphel, Adam se dice reprimido. A pesar de que su vida como escritor lo hace viajar constantemente y conocer nuevos lugares, considera que eso le genera una sensación de estar fuera de lugar, y que sólo tiene vistazos de todas las otras vidas que podría estar llevando. "Lo extraño de ser escritor es que es una vida muy fragmentada".

Milan Kundera es una influencia crucial en su narrativa, admite el británico; sus novelas hicieron que se decidiera a escribir narrativa, pues antes consideraba que la poesía era la mayor forma de arte, y que la prosa no era importante.

"A los 18 leí una novela de él y me impresionó la idea de que la prosa podía ser vista como algo poético, y entonces comencé a devorar sus obras". Ahora, Kundera ha manifestado que la admiración es recíproca.

"Todavía me gusta su trabajo, creo que es un gran escritor. No es que lo niegue, pero me gusta encontrar nuevas influencias que son en cierto sentido contradictorias. Lo que me gusta de la escritura latinoamericana es que es similar a esa tradición centroeuropea, pero al mismo tiempo es una cosa muy distinta y creo que la metaficción de Macedonio Fernández es más extrema".

Además de novelista, Thirlwell ha escrito ensayos, artículos periodísticos y crítica literaria. "No debería estar aquí, debería estar en mi estudio escribiendo", bromea. Actualmente trabaja en una nueva novela que debe entregar para enero, con la esperanza de vea la luz en septiembre del próximo año.

Confiesa que le gusta hacer crítica para ver cómo trabajan otros escritores y detectar si hay algo "que me pueda robar". Pero escribir solamente crítica es algo que le aterra, porque entumece su narrativa.

"Me gusta llevar mis ideas al extremo y practicar un poco antes de empezar un nuevo libro, porque lo que me asusta de ser un escritor es repetirme a mí mismo, publicar una novela cada cierto tiempo durante los siguientes 30 años... eso es deprimente".

¿Qué libros que se estén presentando en la FIL recomienda?

No ha tenido oportunidad de visitar la feria.

Lo positivo y lo negativo de la FIL con base en su experiencia

"Llegué ayer en la noche, fui a un restaurante y tomé mucho mezcal. Sólo he estado de hotel en hotel, así que no he visto nada".

¿Qué le parece la ciudad?

"La ciudad me parece maravillosa. Me impresiona el hecho de que está soleado, porque he tenido mucho frío en los últimos meses. No esperaba que fuera tan gigante, no sé por qué, pensé que sería un pequeño pueblo, y es más grande que Londres. Eso es lo que amo de Latinoamérica: todo está en una escala mayor de lo que esperas, y es muy emocionante".

EL INFORMADOR / BRENDA RAMOS