Martes, 26 de Noviembre 2024
Cultura | Por: Martín Almádez

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El día después

Por: EL INFORMADOR

La prueba ciudadana se registró ayer. El resultado completo y oficial lo conoceremos en unas horas: las elecciones para diputados locales y federales, así como para presidentes municipales, se desenvolvió, al parecer, sin aspavientos significativos.

La cultura cívica en Jalisco siempre ha sobrepasado la media nacional; sin embargo, el abstencionismo y el anulismo son fenómenos que crecen sin ser leídos por los directamente involucrados en su atención.

Más allá de lo que implica la jornada vivida ayer, los electores esperaríamos un cambio radical de quien tome la responsabilidad de gobernar. Un cambio radical, porque sería lamentable que a pesar de ejercer el derecho y obligación de votar, tuvieran continuidad la soberbia, la omisión, el abuso, la burla y las irregularidades practicadas en tiempos actuales por autoridades de distintos niveles.

Particularmente en el rubro de la cultura, la comunidad ha expresado incansablemente sus necesidades, a la vez que ha presentado propuestas a aquellos que aspiran a un cargo público. Destaca la exigencia de elegir perfiles profesionalmente sustentados para las direcciones y regidurías comisionadas a la ejecución de programas y proyectos; sobresale, asimismo, la solicitud de dar cabal cumplimiento a la Ley de Fomento a la Cultura y la formulación de políticas culturales con base en la participación ciudadana; y por más evidente que parezca, que las oficinas y personal cumplan con las funciones que le corresponden y no con acciones ajenas para las que fueron encomendados.

Las exigencias vienen luego de las acciones más recientes, particularmente por autoridades tapatías, en las que el valor de la palabra y el valor de la firma de documentos han sido vulnerados hasta degradarlos y con ello degradar la política.

Independientemente de quien sea designado para gobernar presidencias municipales o para legislar, debe tener presente que la mayor necesidad de respuesta que ha dado a conocer reiteradamente la comunidad cultural es el cumplimiento de las promesas, la ejecución de acuerdos, la inclusión y, ante todo, el acercamiento y compromiso reales con los artistas. De igual manera, se ha insistido en desterrar la soberbia por parte de los funcionarios, la pluralidad, la rendición de cuentas y, desde luego y quizá lo más esencial, separar los intereses partidistas de las obligaciones de gobierno, insania que ha llevado a las todavía autoridades de Guadalajara a utilizar la Dirección de Cultura para actos ajenos a su deber, como quedó denunciado y consignado al principio de las precampañas electorales.

La moneda sigue en el aire y el día después ya está aquí.
 

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