Lunes, 25 de Noviembre 2024
Cultura | La artista tapatía, Consuelo Velázquez, reflexiona sobre el maltrato infantil

Inunda ''Sonido Silente'' al Museo de las Artes

La artista tapatía, Consuelo Velázquez, reflexiona sobre el maltrato infantil y aborda un problema social a través de la creación plástica

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO (20/ABR/2012).- “Los columpios no son noticia, /son simples como un hueso / o como un horizonte, / funcionan con un  cuerpo / y su manutención estriba / en una mano de pintura, cada tanto…”,  escribió en “Los columpios” el poeta Fabio Morábito.

Y eso parece haberlo entendido la artista tapatía Consuelo Velázquez, que en Sonido Silente reflexiona sobre el maltrato infantil. En ella se puede observar la representación de un columpio tejido que simboliza la ausencia de las risas, la pérdida de la niñez, por ejemplo.

En la muestra, que abre hoy en el Museo de las Artes de la UdeG, la artista, tejiendo objetos –actividad que aprendió desde niña y  “de chiripada”- que se utilizan para maltratar físicamente a los niños,  aborda un problema social a través de la creación plástica. Instrumentos de tortura infantil como una plancha, un cinturón, un gancho para colgar ropa, una botella, cigarros en una cajetilla, una escoba, un cucharón, un palo, un zapato y un burro de planchar fueron tejidos por la artista en hilo blanco, representados en su tamaño real.

El poder de la violencia callada

“Yo hago referencia de la violencia infantil dentro del hogar. El trapeador representa un adulto frustrado, enojado con un niño; lo que hace es golpearlo con lo primero que encuentra. El columpio es la ausencia de la niñez, de la felicidad de la niñez. Una niñez frustrada, mutilada porque son niños a los que les cortan sus alegría, ambiciones, ilusiones a través del maltrato”, dijo Consuelo Velázquez.

En su niñez, observaba que en una de las casas contiguas de donde vivía con su familia, unos niños gritaban cuando un hombre borracho entraba en casa y los maltrataba.

“Desde que soy niña me di cuenta de cómo maltrataban a otros niños. Yo veía cómo le pegaban a otros niños, cómo los castigaban (…). Me asustaba al ver los golpes. Seguí creciendo, tuve hijos… Fue un tema que fui profundizando a través de todos los lugares en donde viví”.

Agregó que su propuesta es en silencio: “No quise mostrar violencia, no quise mostrar fotografías sangrientas, pintura violenta. No. Quise manifestarme a través de un blanco y un silencio. Yo creo que se hace más sensible al ser humano o a la conciencia de los adultos a través de la reflexión”.

Consuelo Velázquez tiene 31 años de trayectoria. Sus obras han sido expuestas en Israel, España, Irlanda, Cuba e India, así como en diferentes ciudades de México. “La frialdad del blanco y la ausencia de las risas a través de un sonido silente”, con estas palabras define su exposición la artista tapatía.

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