Ingres combinó estilo clásico, romántico y realista

CIUDAD DE MÉXICO (13/ENE/2013).- El artista Jean Auguste Dominique Ingres (1780-1867), a quien se recuerda a 146 años de su muerte, que se cumplen este 14 de enero, es considerado el último representante de los grandes pintores del neoclasicismo francés.
 
Ferviente amante del dibujo, su obra se caracterizó por desarrollar un estilo clásico, romántico y realista, en el que predominaron los trazos abstractos y las tintas plantas de intenso colorido.
 
Jean Auguste Dominique Ingres vino al mundo el 29 de agosto de 1780 en Montauban, Francia, en el seno de un hogar integrado por siete hijos y liderado por el escultor y pintor Joseph Ingres.
 
De sus padres, el pequeño Ingres recibió instrucción en el dibujo y la música.
 
Sus primeros estudios los cursó en la escuela local, sin embargo, la llegada a la Revolución Francesa (1789-1799) lo obligó a interrumpirlos con el cierre de su escuela en 1791, razón por la cual su padre decidió llevarlo a Toulouse, donde ingresó a la Academia Royal de Pintura, Escultura y Arquitectura.
 
En este lugar, el joven Jean fue instruido por el escultor Jean-Pierre Vigan, el paisajista Jean Briant y el pintor Joseph Roques, y aprendió a tocar el violín, instrumento con el que se presentó con la Orquesta del Capitole de Toulouse.
 
En 1797 recibió el primer premio de dibujo de la Academia y ese mismo año viajó a París para estudiar en el taller de con Jacques-Louis David, de quien siguió el ejemplo de seguir la corriente neoclásico.
 
Fue admitido en el Departamento de Pintura de la Ecole des Beaux-Arts, en octubre de 1799, y ganó el Grand Prix de Roma en 1801. No obstante el viaje que incluía este galardón fue pospuesto para 1806, razón por la que Ingres trabajó en París junto a otros estudiantes durante este periodo.
 
En 1802 hizo su debut en el Salón de Retrato de una mujer y al año siguiente fue seleccionado junto Jean-Baptiste Greuze, Robert Lefevre, Meynier Charles y Marie Benoist-Guillemine para pintar retratos de Napoleón Bonaparte como Primer Cónsul.
 
El pintor francés se comprometió en 1806 con Marie-Anne-Julie Forestier antes de partir a Roma, ese mismo año. Sin embargo luego de las severas críticas que provocaron sus obras sobre Napoleón, el compromiso se disolvió.
 
Ingres decidió continuar con sus estudios en Roma y como ganador del Gran Prix envió diversas obras a París para que su trabajo fuera juzgado, entre ellas "Edipo y la Esfinge" y "La Gran Bañista", piezas en las que demuestra su dominio e interés por el desnudo, así como por diversos retratos.
 
En 1820, Ingres regresó a París, donde continuó con su labor como pintor y pese a las mordaces críticas que había recibido por su obra, en 1824, exhibió "Voto de Luis XIII", el cual le dio gran prestigio.
 
En esta época abrió su taller, donde trabajó incansablemente y el cual sólo abandonó durante un breve período, de 1835 a 1841, para dirigir la Academia de Francia en Roma.
 
En 1826 se encargó de la decoración de algunos techos del Palacio del Louvre ya convertido en museo nacional, donde pintó "La apoteosis de Homero".
 
Ya consolidado como un destacado artista, Ingres fue nombrado vicepresidente de la Escuela de Bellas Artes de París y después presidente, en 1833, y un año más tarde creó el "Martirio de san Sinforiano" de la Catedral de Autun.
 
En 1845 le fue concedida la Legión de Honor y 10 años más tarde en la Exposición Universal de París de 1855 recibió la medalla de oro.
 
En esta etapa, su creatividad dio vida a "Madame Moitessier" (1851), que alberga la Galería Nacional de Arte, en Washington; "La condesa de Haussonville" (1845), perteneciente a la Colección Frick, en Nueva York, y "El baño turco" (1863), propiedad del museo Louvre, en París.
 
El 14 de enero de 1867, Jean Auguste Dominique Ingres falleció en París, a los 87 años de edad.