Lunes, 25 de Noviembre 2024
Cultura | El autor considera que hay una enemistad con la naturaleza debido en gran parte a una cultura siempre inmersa en el presente

Ignacio Padilla lanza su nuevo libro 'La isla de las tribus perdidas'

Se trata de un ensayo fatalista sobre América Latina y sus naufragios, pantanos y derivas, en donde los personajes son 'tragados por la naturaleza' y 'el mar duele'

Por: EFE

Padilla considera que en este momento se siente cómodo escribiendo ensayos, género que calificó de pensamiento en estado puro. EFE  /

Padilla considera que en este momento se siente cómodo escribiendo ensayos, género que calificó de pensamiento en estado puro. EFE /

MADRID, ESPAÑA (05/OCT/2010).- El nuevo libro del autor mexicano Ignacio Padilla, "La isla de las tribus perdidas", es un ensayo "fatalista" sobre América Latina y sus naufragios, pantanos y derivas, en donde los personajes son "tragados por la naturaleza" y "el mar duele".

Para Padilla, la bendición de la naturaleza latinoamericana se habría convertido en maldición en el momento en que la región le dio la espalda al mar. "Hay una enemistad con la naturaleza", un divorcio, debido en gran parte a una cultura siempre inmersa en el presente, comentó en entrevista con Efe.

Como afirma el escritor en su ensayo, publicado por Debate, América, descubierta por accidente, localizada entre la riqueza asiática y el continente europeo en busca de ella, habría crecido constituyéndose como obstáculo, en donde el pantano sería el cuerpo de agua por excelencia.

Ni Oriente ni Occidente, América Latina se desarrollaría como una masa "anfibia", que se estanca en un constante punto de partida, "recordando el estorbo y estorbando".

La región estudiada también se distinguiría por la deriva, dijo el mexicano, en donde la embarcación por excelencia sería la balsa, "sin proa ni popa", que se deja llevar según dicten las circunstancias.

En consecuencia, otra característica suya sería el naufragio, como demuestran gran cantidad de proyectos "inconclusos", entre otros, el de la democratización.

Para Padilla, profesor de literatura en la Universidad Iberoamericana de México, América sería "un archipiélago de soledades", en donde los individuos estarían aislados, paralizados, con pactos que no prosperan, pues en el fondo "es un continente poco solidario".

Con estos elementos entre los latinoamericanos y el mar, los individuos no pueden concluir "asignaturas pendientes". "Si consideramos que los seres humanos somos 90% agua, dar la espalda al mar sería negar parte de nosotros mismos", afirmó el escritor.

La relación problemática de América Latina con el mar vendría de de antaño. Según Padilla, la única civilización marítima prehispánica, los mayas, habrían desaparecido sin dejar mayor testimonio.

Sin embargo, los aztecas, instalados en un lago, y con una relación poco armónica con el agua, terminarían "entubando sus ríos" cuya consecuencia es visible en la ciudad de México, con graves problemas de hundimiento.

España, asimismo, ya tenía una relación problemática con el mar que trasladó a sus colonias. Los tripulantes de los barcos pioneros eran "frailes y soldados extremeños, sin ninguna relación con el agua", y la conquista se habría efectuado en un momento en que la flota española estaba debilitada por los turcos.

Por tanto, América Latina, "no ha tenido nunca ni flotas ni armadas importantes", y las historias relatadas en la literatura tienen que ver generalmente con el agua vista como lastre, con ferrys que transitan ríos llenos de pirañas, con lluvias inacabables, y con gotas succionadas.

"La isla de las tribus perdidas", en alusión a los pueblos de Israel, y para Padilla también afectados de una maldición, evocarían oportunidades que Latinoamérica ha dejado ir.

Así, el ensayo sobre la incógnita del mar latinoamericano, distinguido con el premio Debate-Casa de América, constituye un cuadro sobre los retos que enfrenta este continente.

Padilla, también cuentista y novelista, consideró que en este momento se siente cómodo escribiendo ensayos, género que calificó de "pensamiento en estado puro".

Por su parte, el también redactor del manifiesto Crack (1996), consideró que éste sigue vigente, pues fue la enunciación de un sentimiento generacional de autores que siguen escribiendo y que han generado obras en "las mejores épocas de la literatura latinoamericana, que es la de hoy".

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