Sábado, 23 de Noviembre 2024
Cultura | El escritor mexicano Jorge Volpi explora cómo funciona la ficción en el cerebro humano

''Hubiera querido ser científico''

El escritor mexicano Jorge Volpi explora cómo funciona la ficción en el cerebro humano

Por: EL INFORMADOR

Jorge Volpi ha tenido intensa actividad en la FIL.  /

Jorge Volpi ha tenido intensa actividad en la FIL. /

GUADALAJARA, JALISCO (02/DIC/2011).- Jorge Volpi es un hombre de respuestas cortas y secas. Más que un convencido, el autor de la imaginación y el poder, es polifacético. Rastrear lo que está detrás de sus respuestas, es una labor ineludible, el verdadero acercamiento a su personalidad reservada. No es un escritor clásico, pero tampoco la cumbre estereotípica de las letras posmodernas; así, se desprende de la liquidez anticientífica característica de los autores posmodernos y afirma la divulgación y el contenido. Es firme, aunque lejano a la rigidez. Tal vez, por ello, sus novelas y ensayos esbozan una aversión por la ideología, por esas construcciones excluyentes que marcaron el siglo XX. Y si hubiera dudas hacia su despego ideológico, sólo falta abrir su ensayo ganador del Premio Casa Debate de América, El insomnio de Bolívar. Cuatro consideraciones intempestivas sobre América Latina en el siglo XXI. Recorrer sus páginas invita a desprenderse de las costuras identitarias que han trazado América Latina durante décadas. Un texto liberal, inspirado en contraposición a las viejas certidumbres regionales, e impregnado de una crítica al Realismo Mágico como eje constitutivo y hasta símbolo de pertenencia, para los habitantes de la tierra de Simón Bolívar.  

Su desarrollo literario traza una ruta de anclaje intelectual. La despolitización de la nueva generación de escritores, como él mismo los define, no forma parte de su personalidad. Al contrario, sus ensayos, novelas y columnas periodísticas reafirman su vocación de intelectual. “Yo creo que sí (responde al ser interrogado acerca de convertirse en un intelectual público), han desparecido los intelectuales tradicionales, de la manera clásica como los entendemos en América Latina, desde luego siguen existiendo las figuras de Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes por citar ejemplos; yo creo que ahora, los artistas y los escritores, dicen con más libertad si quieren o no hablar sobre temas de interés público, y el hablar sobre esos temas ya no tiene el peso que antes tenía; simplemente intentas contribuir desde perspectivas distintas al debate público, que está dominado por los politólogos y los economistas”.

Según el propio Volpi, la evolución del escritor latinoamericano está marcado por diferencias estilísticas y estéticas, un cambio fundamental entre la forma de entender el compromiso político y literario de los escritores del Boom hasta nuestros días. Y, a pesar de desarrollar categorías para definir estas diferencias, Volpi rechaza incluirse en algunas de estas. “No sé dónde estaría yo en estas categorías, uno puede escribir un libro para saber dónde están los demás, pero no precisamente para saber dónde está uno”. Sin afán de comparación y eludiendo cualquier prototipo artístico y literario que marca épocas, esta actitud de desapego clasificatorio es claramente una variante o una ruptura con los escritores latinoamericanos del Boom.

La obra de Jorge Volpi no se agota en el ensayo y la novela. La apuesta por la divulgación científica, con inspiración literaria, es una referencia de la amplitud literaria del escritor. Leer la mente, un apasionante ensayo de divulgación que vincula a lo humano con la ficción (haciendo énfasis en los procesos cognitivos y mentales productores de ficción en contraposición de una mirada culturalista de la propia ficción), es la recuperación de los temas eminentemente científicos para la literatura latinoamericana. En tiempos en que la ciencia no goza de los niveles más altos de atracción literaria, Volpi se atreve a sumirse en los laberintos mentales y en el dominio cerebral. Ante esta realidad, Volpi es muy claro: “no tenemos libre albedrío, el cerebro, a través de sus millones de neuronas, produce la realidad”.

El interés de Volpi por las ciencias no se forjó recientemente, sino que es un anhelo construido desde la infancia. “Yo hubiera querido ser científico, tengo una deuda pendiente y trato de recuperarla a través de la ficción y ahora escribiendo, por fin, un libro de divulgación científica como los que yo leí con tanta pasión cuando era niño”.

“Yo empecé al mismo tiempo a leer que a interesarme por la ciencia, lo he dicho muchas veces, gracias a esta serie de televisión Cosmos de Carl Sagan, que fue la que me hizo leer por gusto, leer por gusto libros de divulgación científica”.

En un texto epistolar que paralizó a Francia hace algunos años, una conversación profunda y reflexiva entre el filósofo Bernard-Henry Lévi y el poeta y novelista Michel Houellebecq, el primero le reclama con ahínco al segundo su obsesión por consagrar a la poesía como el “género por excelencia”, como la  cima y la perfección de las letras. Bernard opta por la novela como la mejor forma “de incluir el pensamiento, la filosofía, el conocimiento, la música y de navegar en Kundera, Cervantes, Dostoievski y Joyce”. Volpi no se aleja de esta segunda interpretación, percibe a la novela con cualidades inalcanzables por otro género. La ficción delirante de la novela, los caminos y las aventuras presentes en ella, la pasión de ser otro, de convertirse en alguien más. Ese juego de engaño continuo nacido del cine, del teatro, de la literatura o de los videos juegos, “los humanos somos rehenes de la ficción…las mentiras también pertenecen al dominio de lo real”.

EL DATO

Leer la mente

Jorge Volpi presentó ayer su libro de divulgación científica leer la mente, en la fil

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