Gregory Porter, con jazz en la piel

GUADALAJARA, JALISCO (10/MAY/2014).- ¿En qué punto de la vida, una simple canción, un simple sonido, puede transformarse en una emoción? ¿En qué instante una expresión artística logra tener un eco en el alma? Para el músico estadounidense Gregory Porter, las manifestaciones culturales ligadas a la música y la poesía —especialmente el jazz— son “las marcas clave de las culturas”, y es a través de ellas que podemos acceder al “entendimiento y amor mutuo”; enfatiza que después de todo, la música se trata al fin de “entretenimiento” pero, también, de una forma de comunicación “más profunda” que puede establecerse con cualquier público.

Las conexión que hace la música con la gente son fáciles de sentir, y casi imposibles de ser explicadas. El cantante no tiene las palabras para definir el hecho de que, a pesar de no hablar español, sea capaz de transmitir las emociones que brillan en su corazón durante cada ''show''. Un fenómeno que se repite y se repite a donde quiera que va.

La reflexión anterior, refiere el cantante, lo constató tras su participación en las celebraciones que por el Día Internacional del Jazz se realizaron en Osaka, Japón, donde pudo participar como parte de esa “interacción cultural”. Ese compartir, sin conocer palabras, pero entendiendo a la perfección cada emoción.

De hecho, este tipo de “conexiones”, dice Porter, no dejan de ocurrir porque, haciendo memoria, estar en Guadalajara –donde se presentó en con dos espectáculos en el Teatro Degollado, dentro de las actividades del XVII Festival Cultural de Mayo (FCM)– tiene un significado especial para él, ya que fue un nativo de esta ciudad (el trompetista Gilberto Castellanos, a quien conoció en Estados Unidos) quien lo “introdujo al mundo del jazz”.

De país a país. De públicio a público. Los años de carrera no hacen que sus ojos pierdan brillo. Gregory se siente como un debutante cada vez que se sube al escenario. Para él, las sorpresas son algo que nunca terminan de suceder.

“Cada público es distinto, cada uno tiene su propia personalidad y responde a su modo a lo que escuchan”, de ese modo, entablar esta conexión con los asistentes “es como si se trata de una persona, diferente cada vez”, lo que se suma a la sensación de confort que produce “estar cómodo en el escenario, con las luces y los músicos, con todo”, algo vital para su ejecución.
¿Qué sigue después de Guadalajara? La experiencia fue la primera para el artista en nuestro país, al menos sobre los escenarios. La promesa es seguir evolucionando y explorando los caminos de la música.

• Un mensaje muy claro

El camino del arte no es fácil. Pero el cantante ha sabido ir construyendo una carrera a base de pasos lentos, pero firmes.

Su sueño de viajar y llegar a la mayor cantidad de personas con su talento poco a poco se ha ido construyendo, absorviendo las enseñanzas que aquí y allá va recolectando.

Su carrera le ha llevado a muchas partes del mundo, una trayectoria que parte de sus influencias (que van desde los discos de Nat King Cole hasta los predicadores que conoció en su niñez) y desemboca en las experiencias de numerosos viajes que, comenta Porter, ayudan porque “la perspectiva de la humanidad se abre; algo que ha estimulado mi propia escritura para volverla, de alguna forma, global”.

En estos términos, agrega, “a veces escribo canciones para mi vecindario o acerca de la cultura afroamericana en mi país, eso no excluye que desde sus versos puedan dirigirse a los niños o a cualquiera, a todos, siempre pensando en el respeto mutuo”, reflexiona el artista.
 
Sobre lo “universal” que puede llegar a ser la música que él hace, Porter detalla aún más sobre eso, “si se recuerda, el mensaje de Louis Armstrong puede apreciarse en un verso de What a wonderful world o, también, si se piensa en Nat King Cole, basta evocar cuando dice —en su canción Nature boy— “la cosa más grandiosa que vas a aprender en la vida es a amar, y ser amado como respuesta”; así que, para mí, si hay un mensaje que puedo transmitir en mi música, se encuentra en un verso —de la canción No love dying— como ‘There will be no love that’s dying here’” (no habrá un amor moribundo aquí)”.

• Sobre la cultura mexicana

No tiene oportunidad de venir mucho (y fue la primera trabajando), pero se siente fascinado cada vez que lo hace, con cada una de las cosas que se encuentra.  Para Porter la cultura musical mexicana no es una cosa extraña y alejada. Es con la que ha estado en “contacto cercano” al vivir en el extremo Suroeste de los Estados Unidos.

Lejos de los caminos usuales (la comida, la música), hay algo que a Porter que la atrae siempre que se relaciona un mexicano. El concepto “dela familia; es algo que adoro, porque donde hay cultura mexicana existe la celebración en espacios abiertos para la familia, lo que es la fortaleza de su cultura. Algo que desearía fuera así en la mía”.

 La visita del cantante ha nuestra ciudad duró un suspiro. La idea, eso sí, es volver en un futuro.
 En lo que concierne a los planes que vienen, el músico refiere que se halla en medio de una gira “extensiva” por su país y el extranjero; además, debe realizar este año algunas grabaciones (entre ellas, una colaboración para un “proyecto especial” con los productores Quincy Jones y David Foster) y, como durante los pasados siete u ocho años, “continuar viajando alrededor del mundo”.

• El valor de tocar en vivo

Para el intérprete y compositor, la dinámica de un concierto permite entablar una relación con el público; así, al hacer la selección de temas para un concierto “me dejo guiar por lo que siento”, expone, y las canciones pueden variar de acuerdo con el tipo de asistentes; la idea es “sentir a la audiencia”, a quienes busca “darles lo que quieren, que es lo mismo que yo quiero”.

 Lo anterior, se vincula directamente con lo que representa para Porter “tocar en vivo” pues, al “involucrar al público, recibimos su energía; sentimos y respondemos”.

Durante su primera presentación en el Degollado, el artista preparó todo sobre el escenario, y bajo de el: “escuchamos desde los balcones, desde los diferentes niveles del teatro toda clase de gritos y expresiones de júbilo, eso es lo que llena nuestra música, la gasolina con la que se produce el fuego de la música”.

• Calidad del artista

Porter reveló  cómo fue que conoció a los músicos que le acompañaron en estos conciertos en Guadalajara —el pianista Chip Crawford, el bajista Aaron James, el baterista Emanuel Harrold y, en el saxofón, Yohuske Satoh—:“en Harlem, en una cantina llamada St. Nicks Pub, hace siete años; desde los últimos cuatro se han convertido en la banda que me acompaña de manera constante”.

De igual forma, el músico –que no había tocado nunca en nuestro país– manifestó su sorpresa por la invitación pero, por lo menos para el director del FCM, Sergio Alejandro Matos, esto no debe extrañar por el talento de un artista que, afirmó, “cuando lo vi por primera vez, hace dos años, no me tomó siquiera 20 segundos decidir que Porter debía venir a Guadalajara para participar en el festival”.

PERFIL

Erupción creativa

Músico, actor, poeta e intérprete nacido en Los Ángeles, California; inicia su trayectoria musical a partir de que una lesión truncó su carrera deportiva, como estudiante en la Universidad Estatal de San Diego, aunque sus primeras influencias datan de su niñez, cuando escuchaba discos en casa y acompañaba a su madre a los servicios religiosos.

Con tres producciones discográficas en solitario –”Water” (2010), al que siguieron “Be good” (2012) y “Liquid Spirit” (2013)– es ya una de las figuras prominentes del jazz y el soul en el mundo.

En el área de premios, Porter obtuvo este año el Grammy al Mejor álbum vocal de jazz, por “Liquid Spirit”. Y promete seguir creciendo.

FRASE

"Tienes que vivir muchas cosas antes de atreverte a cantar".

Gregory Porter, intérprete