Sábado, 23 de Noviembre 2024
Cultura | Muchos escritores famosos descansan fuera de su tierra

Extranjeros tras su muerte

Fuentes escogió París; muchos escritores famosos descansan fuera de su tierra

Por: EFE

BOGOTÁ, COLOMBIA (21/MAY/2012).- Si se cumple la voluntad de Carlos Fuentes y sus cenizas son enterradas en París, otro grande de la literatura latinoamericana descansará para siempre en suelo extranjero, como Borges, Asturias, Cortázar, Onetti, Vallejo y Cabrera Infante.

La lista de escritores latinoamericanos que por el azar, su propia voluntad o circunstancias políticas o de otro tipo duermen el sueño eterno lejos de sus países es larga, y París parece ser la ciudad favorita de los literatos también en la muerte.

Fuentes, fallecido el pasado 15 de mayo en México, Distrito Federal, dejó todo arreglado para que sus restos una vez incinerados sean enterrados en el cementerio parisino de Montparnasse, en la misma tumba donde están dos de sus tres hijos y donde está grabado desde hace tiempo su nombre y el de Silvia Lemus, su viuda.

El nombre del autor de Aura, uno de los principales exponentes del boom literario latinoamericano, se sumará a los de Charles Baudelaire, Guy de Maupassant, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Samuel Beckett, Eugene Ionesco, Julio Cortázar y César Vallejo, por citar solo a algunos de los escritores incluidos en la lista de celebridades de ese cementerio inaugurado en 1824.

Su competencia, el cementerio del Père-Lachaise, el más grande de París, abierto en 1804, también tiene de qué presumir: Honoré de Balzac, Albert Camus, Oscar Wilde, Marcel Proust y el premio Nobel de Literatura 1967, el guatemalteco Miguel Ángel Asturias.

Aunque según sus biógrafos alguna vez dijo que su deseo era morir en París, en el mismo lugar que su admirado Oscar Wilde, el argentino Jorge Luis Borges falleció en Ginebra y allí yace en una tumba con la inscripción en anglosajón “An ne forthedon na” (Y que no temieran), símbolos galeses y una nave vikinga. EFE

PARA SABER
Vecino de Julio Cortázar


El autor de “Rayuela” está enterrado en Montparnasse, en una tumba con dos lápidas simétricas, junto a su última esposa, la canadiense Carol Dunlop, falleció en 1982, dos años antes que él.  La tumba, adornada por una escultura de un “cronopio”, y es una atracción turística.

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