Miércoles, 04 de Diciembre 2024
Cultura | Por Carlos Lara G.

Escaneo masivo de Google Books

LOS ANTEOJOS DE BASKERVILLE

Por: EL INFORMADOR

La literatura en español parece no reaccionar ante proyectos de empresas como Google Books, el buscador que ha digitalizado ya siete millones de títulos, cinco de ellos de los considerados huérfanos, cuyos derechos no han prescrito, pero su paternidad no ha sido reclamada.

Los escritores alemanes y franceses ya se han manifestado contra este escaneo masivo de Google Books, cosa que no parece importar a los autores hispanos, que hasta el momento siguen sin reaccionar.

El tema brotó hace unos meses en Estados Unidos, luego de una sentencia que condenara la digitalización masiva de libros que emprendió dicho buscador, que había publicado títulos que no estaban en el mercado, particularmente provenientes de diversas universidades españolas. La justicia de este país obligó a la empresa a pagar, cosa que hizo, al mismo tiempo que anunciara un fondo de 136 millones de dólares para atender reclamaciones. Publicó, además, las bases de una sociedad de gestión a escala global que funcionaría con parte de este mismo fondo. Lo anterior porque como opinan algunos agentes editoriales, han calculado el daño y saben las consecuencias.

Uno de los representantes de Google Books en España ha pedido a los inconformes de la industria editorial que se vean en el espejo de las industrias discográfica y cinematográfica, y que vean en internet una oportunidad para hacer negocios. Sobre todo porque la apuesta del buscador es la conexión "online" que ofrecerá archivos en internet que el usuario podrá bajar, leer o utilizar como desee en su celular o computadora.

Por el momento, la sentencia ha generado una negociación entre Google Books y la Sociedad General de Autores y Editores de España, organismo que se ha constituido como la representante de sus autores asociados en este proceso. Ahora mismo negocia solo los casos de los autores que sí han autorizado al buscador el uso de su trabajo.

Internet es una gran posibilidad para la difusión y el comercio cultural, pero como bien apunta Santiago Roncagliolo, "solo si nos anticipamos a ella en lugar de aterrorizarnos". En ese sentido, hay que aclarar que una cosa es la usurpación que, en efecto, hace el buscador Google Books, y otra la difusión y disponibilidad de las obras en soporte digital. Existen, por ejemplo, sitios "web" especializados en libros descatalogados con gran mercado en la red o bien, editoriales que ofrecen consulta electrónica e impresión bajo demanda, con lo que dejan de asumir el costo del papel, de la impresión y de la encuadernación. Ahora, es verdad que si una empresa cualquiera determina el precio de las descargas haciendo a un lado a quienes han colaborado en el proyecto editorial, no deja de ser cuestionable. Aunque por otro lado, los autores españoles no deberían quejarse tan amargamente, pues desde que México dejó de ser el polo editorial del continente para convertirse en el principal importador de libros españoles, los ibéricos han estado enviando toneladas de libros descatalogados, de esos que forman parte de sus saldos editoriales, a precios extremadamente baratos en nuestro mercado. ¿No es igualmente desleal?

Es necesario comenzar a imaginar el derecho de autor del futuro, particularmente a partir de iniciativas como el "Creative Commons", un modelo vigente ya en varios países, que ofrece a través de una serie de aplicaciones informáticas la distribución y uso de contenidos dentro del régimen del dominio público.

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