El México de los 60, desde una vida femenina

GUADALAJARA, JALISCO (30/NOV/2012).- Las botas a gogo que usa esa dama parece que quieren alcanzar su vestido rojo, pero no lo logran, demasiado corto. Es una joven rubia, de curvas evidentes y con la mano en la cintura, es la imagen de una mujer de los años 60 en México, ilustrada en la portada del libro "Bomba de San José" de Ana García Bergua.

Escrita a dos voces, la de los personajes Mayte y Hugo, la novela revive las escenas de la Ciudad de México en aquellos años, con su tranvía, y sus burdeles; se da una muestra de los cambios en la concepción social que ocurrieron esa época, la mujer con oportunidad de votar y el uso de los preservativos, por ejemplo.

"A mí me da mucha curiosidad esa parte de los 60, la parte en la que la sociedad está empezando a cambiar las costumbres, porque bueno, de la política, lo del 68, de eso se ha escrito mucho, pero esto del cambio, la píldora anticonceptiva, a mí me intrigaba mucho eso", señala Ana García Bergua, quien rescató de sus memorias de niña, varios episodios para construir la novela.

Durante la presentación de la obra en la FIL, el escritor Godofredo Olivares lee una carta a Mayte: "La seductora narración que hizo Ana García Bergua, la manera en que logró adentrarme en la identidad de tus pensamientos, el descubrimiento que tuviste del desamor, tu atragantada soledad (...) tus liberaciones interiores, los enfrentamientos ante las críticas sociales", describe.

Para la escritora Carmen Villoro es curioso entender la mezcla de ficción y realidad que ocurre en la historia, pues ambos discursos se fusionan: en una trama no real, aparecen personajes como Silvia Pinal y "El Loco" Valdés.

"Veo a las mujeres con sus minifaldas y sus botas largas de charol, o sus trajes de rombos estampados y sus peinados altos con mucho spray", expresa Carmen Villoro su sensación al leer libro, por el que le nacen ganas de contárselo a quien sea, como una buena película, compara.


FRASE:

"Cuando leía las novelas de los narradores de esas épocas, pues todos estaban obsesionados con la cama y no contaban lo que había alrededor, entonces yo dije: 'Bueno, pues si no lo contaron ellos, lo voy a contar yo a mi manera'".

EL INFORMADOR / ALEJANDRA PEDROZA