El FCE en Bogotá expone obra surrealista

BOGOTÁ, COLOMBIA (03/NOV/2015).- La exposición "Aumenta la Luz, disminuye la sombra", del pintor Colombiano, Ramiro Ramírez, que se expone en la sede del Fondo de Cultura Económica (FCE), es una propuesta surrealista de luces, colores, paisajes y fantasmas.
 
La exposición y el título "Aumenta la luz y disminuye la sombra", es un homenaje al poeta colombiano José Asunción Silva (1865- 1896), uno de los precursores del modernismo en Colombia.
 
"El título es un homenaje al poeta que más ha influido en mi vida, José Asunción Silva, fue es extraído de una poesía de Silva y yo invertí el verso", explicó el artista plástico.
 
Para Ramírez, "hay heridas hermosas y hay heridas horrorosas, todo paisaje es una herida. Nada permanece intacto bajo nuestra mirada. Ni el parque, ni la estatua, ni mucho menos el edificio, y ni hablar de un campo que se extiende hasta el horizonte en donde todo se hace borroso".
 
El artista subrayó que "el cuadro es una cicatriz; ya no solamente montañas, árboles, río, cielos y atardeceres. Ahora esta luz, estos fantasmas, esta sensación y esta hondura, este abismo, que es el saludo de una inmensa y preciosa soledad".
 
El gerente del Fondo de Cultura Económica, filial Colombia, Juan Camilo Sierra, conoció una serie de cuadros pequeños monocromáticos de Ramírez y lo invitó a presentar su obra en la sala de exposición Débora Arango, del Centro Cultural Gabriel García Márquez.
 
La exposición tiene como tema principal el "paisaje urbano, pero con unas variantes que tienen que ver con el inconsciente y con unas imágenes que se crean en los sueños. Son imágenes de alguna manera muy oníricas, muy ficticias, y algunas fantasmales", explicó el artista.
 
Para este joven creador, el "realismo es una trampa, es una especia de telaraña, en la que se teje una seguridad, pero el realismo en sí mismo no es nada (...) el realismo en sí mismo no es interesante".
 
En su opinión "el realismo como estilo del siglo XIX, tenía unas intensiones, pero hoy en día funciona de una manera muy anacrónico. A mí me interesa el realismo como trampa".
 
"En esencia el arte es una pregunta, y yo quisiera que hubiera mucha preguntas. Por eso estoy de acuerdo que el artista debe llevar un museo en la cabeza (...) Entre más conocimiento hay más libertad para las historias pintadas", resaltó.
 
La obra Luces pensativas, es una panorámica del occidente de Bogotá, con un cuadro dentro del cuadro, que tiene una cascada que se proyecta como si fuera una pantalla en blanco y negro.
 
Es un cuadro que puede tener múltiples significados para el público: Una ciudad que poco a poco se opaca con los rigores del cambio climático, un mundo en donde las cascadas y la naturaleza pura está en extinción.
 
Otro de los cuadros es Fantasía al atardecer, una obra que "habla del ocaso de la vida, de la tarde, de cómo se va apagando las luces (...) En mi trabajo la luz es siempre muy respetuosa con la sombra".