Miércoles, 04 de Diciembre 2024
Cultura | 'Una revisión crítica de México' fue el nombre de la mesa

Disertan especialistas sobre el 'Nacionalismo Revolucionario'

Durante su intervención en la tercera mesa de trabajo dentro del coloquio 'Una revisión crítica de México' intercambiaron puntos de vista

Por: NTX

CIUDAD DE MÉXICO (28/MAY/2010).- El doctor Luis Medina Peña y los maestros Roger Bartra y Macario Schettino disertaron, la víspera, "La herencia del Nacionalismo Revolucionario a discusión", durante su intervención en la tercera mesa de trabajo dentro del coloquio "Una revisión crítica de México".  

Medina Peña, doctor en Ciencias Políticas y Sociales, profesor, investigador y miembro del Sistema Nacional de Investigadores, aseveró que en México, el Nacionalismo Revolucionario tiene sus orígenes, con su carga de tipificación propia y específica, como en cada una de las demás naciones, en el Cardenismo.  

"Su contenido es de defensa de la soberanía nacional a ultranza, como defender la soberanía del petróleo, y el dominio total de la nación sobre los recursos del subsuelo", dijo el autor de varios libros sobre el tema que se trató hoy, entre los que destacan "Invención del sistema político mexicano", que le ganó elogios.  

Dijo que el nacionalismo revolucionario permeó otros campos. En el laboral, sostuvo, tiene sus postulados en el derecho al trabajo y, consecuentemente, a la huelga.  

"Su primera defensa se realizó en la Conferencia de La Habana, donde México defiende contra Estados Unidos el intento de acciones en contra", expresó.  

Después, añadió, en los años 30 se desarrollaron los elementos que dieron forma al nacionalismo revolucionario y se transmitieron hasta el ámbito político, en concreto, a lo que hoy es el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y se intentó una ideologización coherente, refirió el especialista en estos tópicos.  

En ese entonces, subrayó, Lombardo Toledano aparece en escena con su idea de la alianza de obreros y empresarios.  

"Después de la II Guerra Mundial, nacen los organismos como las Naciones Unidas y la CEPAL para fortalecer, cada cual desde su trinchera, las instituciones inherentes al nacionalismo revolucionario', acotó.  

Por su parte, Roger Bartra, maestro en Ciencias Antropológicas y doctor en Sociología, ensayista, investigador y escritor de innumerables libros como "El duelo de los ángeles" y más recientemente "Antropología del cerebro", habló del nacionalismo revolucionario con un toque personal, acorde a su peculiar estilo.  

"El término acabó acuñándose al tratar de definir ese espacio que no era ni de las tradiciones imperialistas ni de las comunistas", aseveró.  

 El especialista se refirió a las "batallas culturales que cruzan la vida mexicana" y explicó que hace 25 años esas batallas arreciaron y el nacionalismo revolucionario cumplió una función reguladora.  

"El nacionalismo realizó una función muy importante en la medida que se consolidó como medida política que establece una relación entre el sistema político y la vida social", advirtió, para añadir que una de las ideas más extendidas es la que explica que el nacionalismo es quien resuelve conflictos sociales.  

Luego, Schettino, maestro en Economía y doctor en administración y profesor del TEC de Monterrey Campus Ciudad de México, dijo en su oportunidad que "el estado es una estructura de poder en la sociedad y cuando las sociedades superan el centenar de individuos, es necesario reforzar los mecanismos de esa estructura".  

Todo estado, subrayó, requiere legitimidad para sobrevivir, la cual se logra con las estructuras del poder en la sociedad. "Por eso, el discurso del gobierno debe ser conocido por la sociedad, inteligible y aceptado por la gente, aunque no hay un discurso ni nada que sea aceptable absolutamente para todos", puso en relieve.  

Dijo que el primer estado en México fue la República Restaurada, "sobre un discurso que nunca se derrumbó". En ese contexto, a fines del Siglo XIX, hubo un clamor por una escuela mexicana de arte. Los grabadores, encabezados por José Guadalupe Posada, no iban en la lógica liberal que se pensaba promover.  

En 1911 ocurrió la huelga en la Academia de San Carlos. Quería el liberalismo nacional a través del arte. Años después, se presentó una coincidencia: una escuela que necesitaba crecer y un Estado que requería bases sólidas; Vasconcelos no tenía idea en qué terminarían las paredes de los edificios públicos.  

Y a fines de 1922, con la influencia de Siqueiros, los artistas firmaron un manifiesto que, sin ser embargo, le dio dirección a esa Escuela Mexicana.  

Los muralistas no pintaban lo que querían los revolucionarios. "Convencidos de que ese era el camino que México debía seguir, Rivera entronizó el nacionalismo a través de sus murales".  

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