Miércoles, 04 de Diciembre 2024
Cultura | Anteojos de Baskerville

Cultura, ciencia y tecnología

Por Carlos Lara

Por: EL INFORMADOR

En medio de la crisis que vive el país por el virus de influenza, resulta indignante ver cómo algunos diputados, particularmente el presidente de la cámara y los líderes de las fracciones parlamentarias, exigen información, resultados, estrategias, pero sobre todo responsabilidad de parte de todos menos de ellos mismos. Exigen por ejemplo, la presencia inmediata del secretario de Salud para contar con información de primera mano, y desgarrándose las vestiduras para dar un toque de credibilidad a su profunda preocupación por la salud pública de los mexicanos, olvidan que el secretario de Salud está bastante ocupado atendiendo un problema que los propios legisladores han fomentado con su desinterés por la ciencia y la tecnología año tras año.

La manera en que México enfrenta la crisis de la influenza, sin duda, podría ser mejor de no ser por los rezagos que tenemos en materia de ciencia y tecnología y la falta de políticas públicas que vinculen adecuadamente la educación con la producción. Todos somos testigos de nuestra dependencia de Estados Unidos y Canadá, por ejemplo. Y es que a falta de apoyo, las empresas mexicanas prefieren importar tecnología que generar innovaciones propias. Nuestro país está lejos del pretendido 1% del PIB recomendado por organismos internacionales para este campo. En un arranque de idealismo, así lo instituyeron los diputados como meta en la actual Ley de Ciencia y Tecnología. Establecieron que se daría al menos el 1% del PIB a la inversión en este campo, sin embargo, el Programa Especial de Ciencia y Tecnología 2008-2012, que según la ley mencionada es el documento rector en la materia, nos muestra que la inversión en el rubro es de 43 millones 528 mil pesos. Es decir, del .53 % en relación al Producto Interno Bruto (PIB).

Habrá que confiar, nos guste o no, en las plataformas electorales (2009-2012) de los tres principales partidos representados en la Cámara de Diputados, o bien, en la voluntad del Ejecutivo Federal y de la iniciativa privada. El Partido Acción Nacional (PAN) propone, por ejemplo, la creación de programas específicos que incentiven a las empresas mexicanas, particularmente a las pequeñas y medianas que inviertan en estos rubros y puedan insertarse exitosamente en un mercado global. Sin hablar de un porcentaje, plantea la promoción de mayores recursos al sector y el fortalecimiento de la Ley de Ciencia y Tecnología en materia de propiedad intelectual para impulsar la innovación y creación tecnológicas. El Partido Revolucionario Institucional (PRI), extrae sus propuestas de las metas y objetivos del Programa Especial de Ciencia y Tecnología 2008-2012, y plantea una política de Estado fincada en un Acuerdo Nacional para la Ciencia y la Tecnología. Propone invertir el 1.0% del PIB en este rubro; vincular los planes de estudio y las investigaciones con las demandas del sector productivo y reforzar el Sistema Nacional de Investigadores. Por su parte, el Partido de la Revolución Democrática (PRD), plantea emprender una campaña nacional permanente de conocimiento y difusión de la ciencia, con edición masiva de folletos hechos por especialistas con temas científicos en términos accesibles. Lo anterior para crear, en el mediano plazo, un sistema nacional de difusores de la ciencia. Nuestra cultura es correctiva y no preventiva, por lo que en una crisis como la que atravesamos hay que conformarse con un tapabocas por ciudadano, pero solo a condición de pedir un bozal para cada uno de esos exigentes y desmemoriados legisladores federales, que exigen como si en realidad trabajaran.

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