Caliche y la solidez de la roca

GUADALAJARA, JALISCO (05/MAR/2012).- Son el producto de las emociones. Cuatro seres se enfrentan, cae y siguen; sus movimientos describen un mapa, el del inconsciente, en el montaje Caliche, que se estrenó este sábado, en el Laboratorio de Artes Variedades (Larva).

El silencio es poderoso, sólo la respiración del primer ser, interpretado por el bailarín y coreógrafo Pablo Serna, se escucha. Poco a poco, cruza el escenario, sus movimientos lentos son acompañados por el sonido de dos rocas que chocan entre sí.

Ese ruido no sólo es la música, sino que es la señal para que los otros seres vean la luz y tomen el escenario —Conrado Morales, Mónica Castellanos y Eva Luz Carrillo— y así comience la lucha de las emociones y de los pensamientos, que como la piedra llamada caliche se desprendan de las paredes, pero en la obra éstas son las del inconsciente.

El silencio se rompe por el choque de las piedras, que cada uno de los cuatro seres hace sonar, y de repente una piedra se escapa de las manos, tal vez un accidente o tal vez el nervio de la primera función.

Los seres recrean en escena la locura, la lucha, el llanto y la queja, la cual se transforma en alegría por la música mexicana, en particular del cardenche, y sus ritmos. Los movimientos también se transforman e imitan los bailes típicos del país.

Después es turno para que la Naturaleza se haga presente a través del sonido del viento, la mayor parte del tiempo es intenso tanto que los seres, cuyos cuerpos están hechos de costras de la Tierra, que según el grupo Anzar, simulen el quiebre . Después, el viento atrae la niebla, una que transforma a los personajes en los arquetipos del delirio y la locura.

La coreografía de la puesta en escena de Caliche es autoría de Pablo Serna, quien es además el diseñador del vestuario y es uno de los ejecutantes.

Para su realización, este montaje contó con una beca del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes (CECA). De ahí que el presidente del organismo, Arturo Camacho, fuera el invitado para presentar el trabajo de Anzar. El funcionario señaló que los miembros del grupo Anzar “unieron sus talentos para presentar un trabajo arqueológico de sus sentimientos. Sus ejecuciones nos permiten construir trazos y nos sorprenden con este espectáculo. Así como se talla la pared, el movimiento revela las emociones”.

La compañía de danza Anzar ofreció la primera función de la temporada de Caliche ante más de 100 personas.

La temporada sigue en el Larva. El resto de las funciones son el 9, 10, 23 y 24 de marzo, a las 20:30 horas, en el foro de la calle Ocampo y avenida Juárez. El precio de los boletos es de 80 pesos general y hay descuento a estudiantes, docentes y adultos mayores.