Cultura | El Palacio de Bellas Artes vive jornada de fiesta 80 años de ser la casa de la cultura Entre teatro, música y hasta una verbena el recinto capitalino vive un domingo lleno de actividades Por: EFE 29 de septiembre de 2014 - 01:17 hs Majestuoso. A finales de la semana pasada, el Palacio presentó un alumbrado renovado. NTX / N. Tavira GUADALAJARA, JALISCO (29/SEP/2014).- Hay que mirar el reloj para comenzar a contar esta historia. Son las 09:00 horas del 29 de septiembre de 1934, el Palacio de Bellas Artes de la ciudad de México abre sus puertas para enseñar, treinta años después de que se colocara su primera piedra, la que es hoy la gran casa de las artes en el corazón del país. Casi ochenta años después, un guía del museo pregunta a los asistentes a una visita turística: “¿cuántas toneladas pesa el Palacio?”. Tras una lluvia de respuestas, llega la correcta: 87 mil 500 toneladas, algo que quizás equivaldría al valor de todo lo que allí se ha vivido, si pudiera medirse en kilos. El guía es José Daniel Juárez, también subcoordinador de Relaciones Públicas del Palacio, quien habla sobre este magno edificio y aquel 29 de septiembre, cuando “acudieron numerosas personalidades” a escuchar a la Orquesta Sinfónica de México, dirigida por Carlos Chávez. Entre el público, el presidente Abelardo L. Rodríguez, que fue “el ganón” (el que se llevó los méritos) de una obra eterna que pasó por las manos de varios presidentes, dos arquitectos, superó una Revolución y las inclemencias de un terreno complicado, cuenta Juárez. Personajes y personalidades Detrás de la construcción del Palacio de Bellas Artes se encuentran los nombres de quienes, para bien y para mal, le fueron dando forma al México contemporáneo. Por ejemplo, el promotor original del que iba a ser el Nuevo Teatro Nacional fue el dictador Porfirio Díaz, quien quiso construir un gran teatro para festejar el aniversario de la Independencia. El arquitecto italiano Adamo Boari fue quien lanzó la mejor propuesta, un edificio “majestuoso, con invernaderos, esculturas” y con “un promedio de cuatro años de construcción” y 4 millones 190 mil pesos de presupuesto. La primera piedra sobre aquel solar ubicado en la esquina de Lázaro Cárdenas y la Avenida Juárez, que antes había sido casona, convento o fábrica de telas, se puso en 1904. Pero las cosas no salieron como Boari tenía previsto y en 1908 el Palacio empieza a presentar un hundimiento por sobrepeso y por estar construido sobre una antigua zona acuífera y le tienen que inyectar mil 500 toneladas de cal con cemento. Sin embargo, el gran problema que enfrentaría en sus años de construcción el recinto no iba a nacer de la Tierra. Vendría con en forma de un brutal torbellino social: La Revolución Mexicana. Bajo las balas y los cambios En 1910 comenzó una etapa que modificaría profundamente el tejido social y cultural de nuestro país: la Revolución mexicana. Lo cierto es que su desarrollo no paró la construcción, pero la ralentizó al llegar pocos fondos y al partir Boari a Italia, cuando los revolucionarios llegaron a la capital en 1916. En ese momento, todo indicaba que el panorama que enfrentaba el recinto sería oscuro. Desde allí, “él seguía mandando sus ideas y proyectos para continuar y concluir la construcción” aunque “era muy complicada la situación que se vivía en el país y era inútil todo intento”, relata Juárez. En 1932, el entonces presidente Pascual Ortiz Rubio decide retomarlo a través de un arquitecto mexicano, Federico Mariscal, alumno de Boari, quien “hace a un lado las propuestas originales” y cambia “lo ecléctico con tendencias art nouveau” por el “art decó o arte decorativo”. Esto mezclado con elementos mexicanos como magueyes, espigas de trigo, el águila nacional o los mascarones del dios Tláloc, que decoran distintos lugares. Poco tiempo después serían llamados los grandes muralistas de la época, Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, entre otros, quienes dejaron una huella de enorme valor en sus muros. Comienza la fiesta Aunque hay una rica historia en sus espaldas, le quedan grandes cosas por contar al recinto. Basta con observar la ajetreada agenda que se vivió ayer en sus muros, que se llenaron de vida, gritos, colores, olores y sabores. Y es que ayer se celebró una intensa jornada de actividades en el Palacio, con motivo de su cumpleaños, con muestras artísticas que comenzaron desde las 09:30 horas. El programa incluyó un par de presentaciones, una en la mañana y otra por la noche, del Ballet Folclórico de México en la Sala Principal, en función especial que incluye acompañamiento musical en vivo de la Orquesta de Puebla. En ese mismo lugar, la Orquesta Sinfónica Nacional interpretará la segunda y la octava sinfonías de Bethoveen, con la dirección del estadunidense David Stern, en calidad de huésped. También en la Sala principal, la Compañía Nacional de Danza se ofreció una función de Sueño de una noche de verano, cuya nueva producción fue estrenada esta semana con motivo del aniversario. Asimismo, para la explanada y la Alameda Central se diseñó una verbena popular artística, presentaciones de teatro callejero, clown, infantiles y música. SABER MÁSUna avalancha de espectáculos Este domingo se celebró una intensa jornada de actividades en el Palacio, con motivo de su cumpleaños, con muestras artísticas que comenzaron desde las 09:30 horas. El programa incluyó un par de presentaciones, una en la mañana y otra por la noche, del Ballet Folclórico de México en la Sala Principal, en función especial que incluye acompañamiento musical en vivo de la Orquesta de Puebla. Miles de voces detrás de su construcción Aunque en principio el teatro se construyó como lírico, con el paso de los años la cultura se fue abriendo hasta convertirse en “una sede que albergaría todas las expresiones artísticas y culturales del país”, apunta Juárez. Allí se han presentado desde artistas clásicos como María Callas o Plácido Domingo, las más prestigiosas compañías de danza y orquestas, hasta cantantes populares como Chavela Vargas, Juan Gabriel o Joan Manuel Serrat. Son contados los artistas que obtienen el permiso para grabar en el lugar, y quienes lo logran, lo presumen con indudable orgullo. Todos han actuado bajo esa gran joya irrepetible, la cortina de cristal hecha por la Casa Tiffany de Nueva York, un telón antifuego de 24 toneladas que nunca ha sido usado como tal, pero que engalana el escenario con sus pinturas de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl. En las salas de exposiciones ha habido obras de los artistas más importantes de los últimos siglos y su vestíbulo se ha convertido en estas ocho décadas en el lugar en donde han sido despedidas las figuras más importantes de la cultura en México. Allí han sido recibidos los cortejos fúnebres de Frida Kahlo, Mario Moreno “Cantinflas”, María Félix, Octavio Paz... y hace unos meses se tiñó de mariposas amarillas para despedir al nobel colombiano Gabriel García Márquez. Ceremonias majestuosas para titanes de la cultura. Han sido numerosos los eventos que las instituciones culturales han organizado para celebrar estos 80 años y serán muchos más los que vengan, pues pese a que el edificio se hunde entre dos y tres centímetros al año, son muchos más los metros que permanecen sobre la tierra. Temas Palacio de Bellas Artes Patrimonio Lee También El arte, un reflejo crítico de la sociedad contemporánea ¿Por qué Santa Cecilia es considerada la patrona de los músicos? Benito Santos entreteje el presente de la moda en Jalisco Alejandro Gou marca tendencia en la cartelera Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones