Desde el pasado 20 de marzo las autoridades solicitaron a los jaliscienses aislarse para prevenir los contagios del COVID-19; sin embargo, ni la emergencia sanitaria, ni el confinamiento que después se hizo obligatorio, ni el cierre de bares o antros frenaron el número de conductores detenidos en las últimas semanas por conducir bajo los influjos del alcohol. En abril de 2020 fueron detenidas 827 personas. Al día, 27 conductores en promedio fueron enviados al Centro Urbano de Retención Vial por Alcoholimetría (CURVA), cifra por arriba de los 796 registrados durante abril del año pasado (26 al día), confirma la Policía Vial del Estado, responsable del Programa Salvando Vidas. Desde el inicio de la contingencia, la Secretaría de Seguridad aclaró que el operativo de alcoholemia continuaría, pues se trata de un programa que opera todo el año para disminuir las muertes detonadas por el binomio alcohol-volante. En los primeros cuatro meses del año aumentaron también las muertes por accidentes viales. Se registraron 346 por choques, atropellamientos y volcaduras, frente a las 278 que se presentaron en el mismo periodo del año pasado. Las autoridades han destacado que la mayoría de los jaliscienses se queda en casa ante la crisis por el COVID-19, pero en el periodo de Semana Santa, los puentes vacacionales y otras fechas festivas, muchos se trasladaron a lugares como Puerto Vallarta, Chapala y Manzanillo, desacatando las medidas para evitar la propagación de casos. De acuerdo con lo reportado en los filtros sanitarios en las carreteras hacia esos destinos, tan sólo el pasado 1 de mayo se revisaron siete mil 023 personas.Entre enero de 2019 y abril de 2020, la Policía Vial detuvo a 10 mil 852 personas por conducir en estado de ebriedad en Jalisco, principalmente en la metrópoli, ante el operativo Salvando Vidas. Durante el primer cuatrimestre de este año fueron enviadas al Centro Urbano de Retención Vial por Alcoholimetría (CURVA) dos mil 831 personas. Sin embargo, en las últimas semanas de marzo, en plena cuarentena por el coronavirus, se confirmó un alza que continuó durante abril pasado, debido a que hay personas que siguen con reuniones sociales y ni siquiera evitan conducir alcoholizados. A diferencia de otros Estados, en Jalisco no se ha prohibido al 100% la venta de alcohol, denominada como “ley seca”. Se han cerrado algunos negocios dedicados a esta actividad, pero muchos continúan operando por contar con otro tipo de permisos relacionados a la venta de alimentos o botanas. El pasado 12 de mayo, el Gobierno estatal informó que el Estado había entrado a la etapa más complicada de la contingencia, por lo que se hizo un llamado a los nueve municipios metropolitanos para reforzar la estrategia (iniciada el 20 de abril) para el cumplimiento del aislamiento social y las medidas de seguridad sanitarias para evitar los contagios. La supervisión por parte de las áreas de Seguridad y las direcciones de Inspección y Vigilancia de los Ayuntamientos se centra en la clausura de los negocios no esenciales que desacaten las medidas. También en el apercibimiento a los negocios, en la inspección a los tianguis y los mercados, en la disolución de grupos de personas en espacios públicos, en los apercibimientos por no usar el cubrebocas o estar en la calle sin justificación, además de los arrestos.Entre el 20 de abril y el 11 de mayo pasados, los municipios metropolitanos clausuraron 407 negocios no esenciales y apercibieron a 26 mil 383. También se advirtió de una posible sanción a 72 mil 443 personas por no usar cubrebocas o estar en la calle de forma injustificada. Y se realizaron 412 arrestos. “Es importante reiterar que en el caso de los arrestos realizados por las Comisarías por las faltas administrativas, el primer contacto con la ciudadanía es la recomendación para permanecer en casa”, se aclara en un boletín oficial. Desde diciembre pasado se encuentra deshabilitada la consulta de las alcoholemias en el apartado de estadística del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF), que permitía conocer el número de víctimas mortales en accidentes de tránsito provocadas por el consumo de alcohol. Esta estadística, que era pública, se utilizaba para evaluar el Programa Salvando Vidas, que tiene como objetivo reducir las muertes por percances viales a causa del alcohol.En 2013 se creó la nueva Ley de Movilidad en la que se incluyó aplicar de manera aleatoria el alcoholímetro, multar y detener a los infractores. Para dar cumplimiento, en noviembre de ese año comenzó a operar el Centro Urbano de Retención Administrativa (CURVA). Desde los primeros meses de la puesta en marcha de estas medidas, las autoridades estatales destacaban los resultados de las acciones. Ese año cerró con 279 víctimas mortales por la combinación de alcohol, 89 menos que en 2012. El último año en el que se publicaron los datos completos fue durante 2018, cuando se reportaron 100 muertes por estas causas. La estadística de 2019 cerró con corte al mes de noviembre, con 76 personas fallecidas. Desde diciembre pasado, los datos que son publicados también por la Secretaría del Transporte (Setran) se reportan como “no disponibles”. Retenciones 8,021 en total. 2,831 en total. Fuente: Dirección de la Policía Vial del Gobierno del Estado.Las sancionesEl Artículo 186 de la Ley de Movilidad de Jalisco indica que las personas que conduzcan vehículos bajo el influjo de alcohol o drogas serán sancionadas de la siguiente forma: Con multa equivalente de 150 a 200 días de salario mínimo a la persona que conduzca un vehículo y se le detecte una cantidad superior de 50 a 80 miligramos de alcohol por 100 mililitros de sangre, o de 0.25 a 0.40 miligramos de alcohol por litro de aire espirado. También bajo el influjo de drogas. El arresto administrativo inconmutable de 12 a 24 horas será para la persona que conduzca un vehículo y se le detecte una cantidad de 81 a 130 miligramos de alcohol por 100 mililitros de sangre, o de 0.41 a 0.65 miligramos de alcohol por litro de aire espirado. A la persona que conduzca una unidad y se le detecte una cantidad mayor a 130 miligramos de alcohol por 100 mililitros de sangre o más de 0.65 miligramos de alcohol por litro de aire espirado, se sancionará con arresto administrativo inconmutable de 24 a 36 horas. Se cancelará definitivamente la licencia de conducir de la persona que, tras incurrir en una de las conductas sancionadas, reincida en alguna dentro de un período de dos años contados a partir de la primera sanción. Además, será sometida a una investigación de trabajo social y exámenes de toxicomanía y alcoholismo. La persona sancionada con el retiro de su licencia sólo podrá obtener una nueva hasta que transcurran dos años de la fecha de la cancelación correspondiente.Cualquier persona sancionada deberá asistir a un curso en materia de sensibilización, concientización y prevención de accidentes viales por causa de la ingesta de alcohol o el influjo de narcóticos. Ingresos• De acuerdo con datos de la Secretaría de la Hacienda Pública, estos ingresos corresponden al pago de ocho mil 466 sanciones. • La multa económica por conducir en estado de ebriedad es de 150 a 200 días de salario mínimo. • Actualmente va de los 12 mil 741 pesos a los 16 mil 988 pesos. • La cantidad aumenta cada año de acuerdo con el valor de la Unidad de Medida de Actualización (UMA). • En 2013, cuando el programa se puso en marcha, la sanción más baja ascendía a nueve mil 700 pesos y, la más alta, a 12 mil 934 pesos. Acumulado históricoBurlan restricciones Por contar con permisos que contemplan la venta de alimentos, una gran cantidad de comercios dedicados principalmente a la venta de bebidas alcohólicas libra el cierre de sus negocios en la cuidad. Aunque son considerados dentro de las actividades no esenciales tras la emergencia por el COVID-19, continúan operando. El expendio de cerveza Margarita, ubicado en la Colonia Oblatos, es un ejemplo. Se salva porque tiene un permiso de venta de abarrotes. En este municipio sucede lo mismo. El director de Padrón y Licencias, Alfredo Aceves, explicó que mientras los establecimientos como vinaterías ofrezcan alimentos, así sean “papitas” o cacahuates, pueden continuar con sus actividades. Este medio visitó vinaterías de la metrópoli y constató que operan como siempre. Debido a la emergencia sanitaria, los establecimientos que deben cerrar por no desarrollar actividades esenciales son las vinaterías, bares, cantinas y otros centros con consumo de alcohol. Pese a lo anterior, el Gobierno estatal aclaró que no quiere decir que en la Entidad se aplique una “ley seca”, pues los establecimientos que tengan como giro comercial la venta de alimentos podrán continuar ofreciéndolos, siempre y cuando cuenten con el permiso debido.También las tiendas de autoservicio, abarrotes y venta de alimentos pueden seguir comercializando bebidas alcohólicas si cuentan con autorización de las autoridades en sus licencias económicas. En cualquiera de los casos deberán cumplir con las restricciones de horario establecidas por los reglamentos de los Ayuntamientos.Atendieron el llamado de “Quédate en casa” por la emergencia sanitaria del COVID-19, pero no como las autoridades lo ordenan. El pasado 11 de abril, una familia que habita en el Fraccionamiento Colón, en Guadalajara, armó una fiesta que, pese a ser reportada, continuó hasta la madrugada con música y consumo de alcohol.“Iniciaron a las 21:00 horas con el estéreo de su camioneta a todo volumen, pero alrededor de las 22:00 horas llegó otra camioneta con una banda musical”, cuenta Luis Olivares, uno de los vecinos que padeció la fiesta en plena cuarentena. Explica que a las 22:00 horas comenzó a marcar al conmutador de la Policía de Guadalajara. “Como las 22:30 entró la llamada. Me quedé en espera como 15 minutos porque en los intentos anteriores ni siquiera entraba la llamada”. Alrededor de las 23:00 horas llegó la patrulla a la vivienda. “Los policías llegaron a preguntar: ‘¿Aquí hay fiesta?’. Sin embargo, los vecinos tenían sillas en la banqueta; la banda estaba ahí. Lo único que hicieron fue meterse a la cochera. En un espacio como de 20 metros cuadrados estaban 25 personas”.Los vecinos respondieron que era un convivio familiar y los policías se fueron. “Ya no volvió a pasar la patrulla. Llamé y todavía por Twitter les estuve insistiendo, pero nada más fue la Policía y no hubo ni apercibimiento. Al contrario, parece que les dieron cuerda para que hicieran más en grande el festejo”. Después de que se fue la patrulla que atendió el reporte llegaron más personas para continuar la fiesta. “Se quedaron hasta las tres de la mañana. Prácticamente no podías dormir porque sentías que los tenías a un lado… se oían todos los gritos”.Olivares acentúa que estos vecinos se reúnen de vez en cuando, pero “ésta fue la reunión más ruidosa”. Al siguiente día tuvo que limpiar la banqueta de su vivienda porque dejaron colillas de cigarro y tapas de bebidas alcohólicas, entre otros. Desde que comenzó el aislamiento en Jalisco, los ciudadanos han reportado fiestas caseras en diferentes puntos del Área Metropolitana de Guadalajara, tanto a los números telefónicos oficiales como por las redes sociales. “Está todo mal en la ciudad. Molesta no sólo el hecho de que lo estén haciendo (reuniéndose) para sus fiestas, sino también las horas en que las hacen, el ruido y las molestias que ocasionan a los vecinos”, lamenta Olivares. Agrega que el Ayuntamiento de Guadalajara reporta que hay operativos para controlar los niveles de ruido en los establecimientos, “pero cuando tú reportas que en los domicilios particulares hay fiestas, simplemente no acuden los policías. Y cuando lo hacen simplemente no pasa nada… hasta parece que es un incentivo para que hagan más escándalo”. Señala que es lamentable que la gente no esté cumpliendo las recomendaciones y que la autoridad esté “rebasada”. “Esas fiestas representan riesgos”. 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