“En el transporte no se puede guardar distancia porque el mismo chofer no te lo permite. Sube mucha gente y, si van 10 parados, sube a más”, critica Édgar Macías, usuario que afirma que usa el cubrebocas y carga gel antibacterial porque durante la semana toma el camión en horas pico, principalmente las rutas 50-A, 175-A y 52-C. El trayecto es de dos horas, pues vive en Tlajomulco y trabaja en Guadalajara.Ante el incumplimiento de las medidas sanitarias en las unidades, aumentaron las infracciones por la falta o el mal uso del cubrebocas por parte de los choferes. También crecieron los apercibimientos por no cumplir con la sanitización.En 2020 se aplicaron 985 multas; en 2021, cuatro mil 271. Los apercibimientos pasaron de 586 a tres mil 073 en el mismo periodo, según datos de la Dirección de Supervisión al Transporte Público de Jalisco.El director Isaías Ramírez Ortiz informa que los operativos de supervisión se realizan todos los días. “Revisamos que las unidades estén sanitizadas, al menos con agua clorada. También que tanto el chofer como los pasajeros utilicen el cubrebocas de manera adecuada y que las unidades vengan ventiladas”.En el caso de los pasajeros, menciona que han visto un aumento en la falta del uso de mascarillas. Y se les pide bajarse de las unidades. “Sólo lo podemos hacer nosotros como autoridad. El chofer no puede”.María de la Luz Quintanilla, quien vive en Lomas del 4, acentúa que también le preocupa el que no se tomen las medidas sanitarias adecuadas, sobre todo porque los camiones van llenos.Ollin Monroy, coordinador del Observatorio de Movilidad, subraya que desde el inicio de la pandemia emitieron recomendaciones para evitar los contagios en el transporte público, pero la mayoría no fueron atendidas.Ante el alza de contagios de COVID-19 que se presentó desde principios de este año por la variante ómicron, Arturo Rodríguez dejó de usar la ruta T18-A del transporte público (antes 622) para ir a trabajar y ahora se mueve en automóvil. “Esta ruta la usé por varios meses durante el año pasado, cuando comenzaron a bajar los casos. Siempre me tocaban unidades llenas y gente con cubrebocas mal colocado. Aunque tomaba las medidas necesarias, me preocupó el incremento de personas contagiadas y decidí tomar otra vez mi auto para ir al trabajo”, declaró. Agregó que en muchas ocasiones le tocó ver a pasajeros que no usaban la mascarilla por ir comiendo, pese a que no es recomendable por el espacio reducido de los camiones y el elevado número de usuarios. Entre 2020 y hasta la tercera semana de enero pasado, ésta ha sido la ruta del transporte público más sancionada por incumplir las medidas sanitarias establecidas por las autoridades locales para prevenir contagios por el nuevo coronavirus.A la fecha ha recibido mil 419 infracciones, según datos de la Dirección General de Supervisión del Transporte Público de la Secretaría del Transporte (Setran). Le siguen las rutas T14-A, que acumula 634 folios, y la C110 que ha recibido 551 sanciones en el mismo periodo. En ese lapso, la dependencia ha aplicado cinco mil 666 infracciones por la falta o mal uso del cubrebocas y tres mil 767 apercibimientos por incumplir con la sanitización de las unidades. Ollin Monroy, coordinador del Observatorio Ciudadano de Movilidad y Transporte de Jalisco, señaló que es un problema que la gente no se sienta motivada a seguir las reglas. “Es una temática social muy profunda”. Lo anterior, dijo, considerando que la mayoría de las unidades del transporte que operan en la metrópoli están funcionando a su máxima capacidad. TRANSPORTEÉdgar Macías, usuario del transporte público, declaró que la saturación de pasajeros en los camiones es algo común. “A esta hora ya van todos llenos (20:00 horas) y sí es un poquito crítico por la pandemia que toda la gente va muy pegada. Hay mucha gente que no tiene la precaución de usar el cubrebocas adecuadamente; sí lo traen, pero no lo usan adecuadamente”. Dijo que durante la semana usa las rutas 50-A, 175-A y 52-C para trasladarse a su trabajo en “horas pico”. Vive en Santa Fe, en Tlajomulco de Zúñiga, y las oficinas de su trabajo se ubican en Guadalajara, por lo que sus trayectos duran hasta dos horas.Lo anterior le preocupa porque pasa mucho tiempo a bordo de las unidades. “Todo mundo ya sabe que en la pandemia debemos llevar ciertas restricciones de distancia y pues a los choferes no les interesa”. Destacó que siempre trae cubrebocas y gel antibacterial, pero las unidades siempre van llenas. “Lamentablemente con el transporte uno no puede guardar distancia porque el mismo operador del camión no te lo permite. Sube a mucha gente y, si van 10 parados, sube a más. Al operador no le interesa si te contaminas de COVID o si alguien trae ómicron o si puedes contagiar a alguien más”. Macías contó que casi siempre toma tres rutas, porque pese a que el derrotero 50-A lo deja a 10 minutos de su casa, es muy complicado tomarlo. “Si me voy en el 175-A agarro tres rutas porque no me espero a que pase mi camión, a veces vienen llenos y no se paran. Otras veces no vienen llenos y tampoco se paran. Trato de agarrar lo primero que se pueda para llegar más rápido”. En 2020, la Secretaría de Transporte (Setran) detalló que la norma DIELAG ACU 043/2020, publicada el 19 de junio de ese año en el Periódico Oficial de Jalisco, es la que regula la capacidad actual de los pasajeros para las unidades del transporte público en la Entidad. Hay seis segmentos principales de vehículos, cuya clasificación se otorga según las características, tales como la cantidad de pasajeros, la posición del motor, el número de ejes y el tipo de entrada y longitud. De acuerdo con la norma, las rutas que otorguen el servicio de transporte público en vehículos clasificados en el segmento B, C, D y F deben integrar un elevador o rampa para el acceso a las personas en silla de ruedas, dependiendo del segmento y el diseño del fabricante. Los vehículos de los segmentos A, B1, B2, C1 y C2 que adapten elevador para proporcionar el servicio a las personas con discapacidad, además deben contar con un espacio para las sillas de ruedas. Mientras que los vehículos, con excepción del segmento A, deben llevar por lo menos una bocina, la cual se debe colocar sobre el toldo del vehículo cerca de los asientos preferenciales y del área para silla de ruedas.TELÓN DE FONDOUsuarios del transporte público de la metrópoli solicitan que se aumente el número de unidades para evitar que circulen saturadas de pasajeros. Rubén Torres, consideró que si se suman más camiones, por lo menos en “horas pico”, podría mejorar la situación. María Antonieta Parra también coincidió con Rubén, y señaló que “estaría bien que metieran más unidades” para minimizar las aglomeraciones, además de que vio con buenos ojos la medida.“El uso del cubrebocas es bueno más que nada por el hecho de que muchas personas estornudan o tosen y la verdad los microbios sí vuelan y es mucho arriesgue. Ya muchos lo habían dejado, pero me parece muy bien por seguridad nuestra y de los demás”, dijo. Carolina Barrera coincidió en que es una medida que todos deben respetar. “No sólo en el camión, sino siempre. Pero igual, usas cubrebocas en el camión y el camión va súper lleno, de nada sirve para subir porque luego hay gente que se lo quita arriba”. Por su parte José Silva consideró que el hecho de que los camiones vayan tan llenos va en contra de lo que se está promoviendo, por lo que además del cubrebocas debería buscarse otra solución para desahogar las unidades.Tras aclarar que a la fecha ningún estudio ha sido concluyente para señalar que el uso del transporte público produce más contagios de COVID-19 en la población, Ollin Monroy, coordinador del Observatorio Ciudadano de Movilidad y Transporte de Jalisco, declaró que las autoridades deben reforzar la vigilancia del cumplimiento de los protocolos sanitarios en las unidades. Puntualizó que el uso del cubrebocas ha demostrado ser muy eficaz, además de tener las ventanas abiertas, evitar el uso de efectivo o que no haya un intercambio de éste entre los usuarios y el conductor. “Es importante que se siga haciendo hincapié, que se sigan aplicando estas sanciones a quienes no están cumpliendo con esta reglamentación, porque se ha demostrado que definitivamente sí funcionan”. Monroy comentó que también hay otras medidas que se pueden implementar, como incentivar, mejorar y regular la movilidad no motorizada. Es el caso, dijo, de las ciclovías emergentes, como la de Guadalupe (entre Niño Obrero y Periférico), la cual se anunció al inicio de la pandemia. “Esta ciclovía ha tenido un impacto enorme… para tomar ese ejemplo en que mucha gente puede irse en bicicleta al trabajo en lugar de irse en el camión. Si se mejora, si se incentiva, si se visibiliza la movilidad no motorizada, y esto no sólo la bicicleta sino la gente que se mueve a pie, esto definitivamente puede reducir las tasas de contagio”, consideró. Pese a que siempre se ha solicitado aumentar el número de unidades del transporte público, recordó que esta problemática “lleva años siendo bastante difícil”, y apenas se comenzó con la renovación de los vehículos. El coordinador del Observatorio de Movilidad reconoció que se ha aumentado la oferta de transporte público masivo con la Línea 3 del Tren Ligero, el Peribús y la próxima construcción de la Línea 4. “En ese sentido el esfuerzo ha sido positivo”. Debido a que los análisis de la tarifa del transporte público son un “debate enorme”, Ollin Monroy, coordinador del Observatorio Ciudadano de Movilidad y Transporte de Jalisco, declaró que es necesario revisar la fórmula bajo la cual se establece el costo del pasaje. Sobre todo porque los transportistas siempre justifican el mal servicio que brindan, señalando que tienen poca rentabilidad por la baja tarifa que cobran. Insistió que por ello están presionando para que se revise la fórmula, “porque tampoco creemos que los márgenes de ganancia sean pocos”. En medio de estos debates, los usuarios se quejan de que hacen falta más unidades para que el servicio se brinde de manera óptima, lo que provoca que los camiones circulen llenos o con puertas abiertas. “Hay que poner el tema sobre la mesa: ¿qué es más importante? La ganancia del transportista, que a la vez va a argumentar que si no tiene ganancia no tiene ningún incentivo para prestar el servicio, lo cual es dudoso. O si es más importante la calidad del servicio y cuál podría ser la alternativa”. Informó que en diciembre pasado se abrió una sesión de la Comisión de Tarifas en la que el Observatorio de Movilidad planteó que se revise la fórmula, pero no han sido convocados de nuevo. Añadió que actualmente es más fácil obtener la información para actualizar la fórmula, debido a que se cuenta con el modelo ruta-empresa y se pueden realizar mejores cálculos. “Y la tarifa social tiene que estar centrada alrededor de la realidad socioeconómica de la mayoría de la gente que utiliza el transporte público”. Sigue #DebateInformador¿Qué opina de las medidas en el transporte público?Participa en Twitter en el debate del día @informador