Ante la crisis sanitaria hay más gente en casa. Y las carnicerías y supermercados aprovechan esa situación para subir los precios.En las carnicerías es parejo el aumento, desde la carne de res, el cerdo y el pollo, con ajustes que van de los 10 a los 40 pesos por cada kilogramo.A Alondra Castro le subieron el kilo de bistec de res de 125 a 140 pesos en el mercado Felipe Ángeles. Elena García se queja porque el pollo pasó de 110 a 140 pesos en la colonia Parques del Auditorio.Estos cambios coinciden con el Índice Nacional de Precios al Consumidor reportado en junio pasado por el Inegi. El último estudio demuestra que el pollo y la carne de res se encuentran entre los 10 productos con mayores incrementos en los precios en el país, en el comparativo mensual.Mientras algunos supermercados también elevaron a 159 pesos el kilogramo de la carne de res, la respuesta de propietarios o empleados de carnicerías es que los intermediarios se aprovechan de la demanda para modificar los precios.Adalberto Velasco, presidente de la Unión Ganadera Regional de Jalisco, responde que les pagan más barato su producto, por lo que se deslinda del alza en los precios.Alondra Castro comprobó que el bistec de res subió de 125 a 140 pesos el kilo en el último mes. Además, la pechuga de pollo aumentó de 119 a 139 pesos el kilogramo. Y esos fueron los precios en el mercado Felipe Ángeles, en Guadalajara, ya que en otros supermercados el primer producto llegó a los 159 pesos. A la mujer le sorprende el costo del bistec porque dice que ya sale lo mismo que el diezmillo, que antes estaba más caro. La dueña de una pollería en el mercado en referencia respondió a sus clientes que el producto “estaba caro” porque algunos intermediarios se estaban aprovechando de la demanda para subir el precio. Por otro lado, Alicia Correa, quien compra en una carnicería en la colonia Valle Real, en Zapopan, también detectó un incremento en el kilo de la pechuga de pollo en la última semana: de 120 a 130 pesos. El Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) reporta que, en junio, el pollo fue el tercer producto con mayor precio al alza, con una variación mensual de 8.28%, mientras que la carne de res se ubicó en el noveno sitio, con una variación mensual de 0.69 por ciento.Adalberto Velasco Antillón, presidente de la Unión Ganadera Regional de Jalisco, explica que, ante el cierre de restaurantes y la caída del poder adquisitivo de los consumidores, sufrieron una baja en la venta de cárnicos de más de 50 por ciento.“Hubo un momento de la pandemia que sí se frenó la cadena porque no se vendía la carne, entonces la matanza de los rastros bajó”.Destaca que eso propició que a los ganaderos les pagaran más barato su producto: desde seis hasta 12 pesos menos por kilo de animal vivo. Sin embargo, el consumidor final no notó el decremento. “Vimos que algunos incrementaron de 10 a 15 pesos el kilo, dependiendo del tipo de carnicería… y fue en los cortes populares. Eso pasa con la leche y nos hemos inconformado. En vez de bajar el precio, lo suben”.Por eso señala que no es justo que en el sector primario los ganaderos o los agricultores sean los que ganan menos y tengan que malbaratar sus productos.Adalberto Velasco Antillón indica que, aunque todavía hay especulación en el precio del ganado, en los últimos días subió entre dos y cinco pesos por kilo de animal vivo. Detalla que esto se debe principalmente al inicio del temporal, que incide en el rebrote del pasto. “Nos aprietan a bajarnos el precio porque saben que andamos necesitados de pastura y de alimento, pero con las lluvias ya tienes forraje para el ganado”.Recuerda que la cadena de suministro de carne comienza con los que tienen vacas, luego nacen los becerros y se venden a los que los engordan.Algunos de los que se dedican a engordar ganado los meten directamente a los rastros y otros los venden a los productores de rastros, quienes los sacrifican y ofertan a las carnicerías. En esta parte se maneja mucha especulación del precio porque los intermediarios tratan de comprar lo más barato que se pueda y vender más caro.“Siempre hemos señalado que es donde debería de haber una supervisión del Gobierno: si al productor se le paga menos, debería de bajar el precio del producto final en beneficio del consumidor, cosa que rara vez pasa. Ese es un llamado de inconformidad, porque a nosotros como productores primarios no nos pagan un precio justo por los animales que vendemos para la proveeduría del suministro de cárnicos”.Debido a que el precio de los cárnicos no tiene una regulación, propone que los Gobiernos reúnan a los diferentes eslabones de la cadena, con el objetivo de buscar acuerdos que beneficien a todos.Menciona que los ganaderos de especies como carne de pollo o cerdo están comenzando a recuperarse tras la venta de su producto a menor precio. Sin embargo los que ofertan carne de res todavía no reciben las ganancias registradas antes de la pandemia.Agrega que podrían recuperarse las ventas cuando se reactiven las actividades complementarias que requieren suministros, como restaurantes, taquerías y cenadurías. “Una vez que se pueda volver a una normalidad relativa, eso hará que se esté requiriendo más la carne... y se va estabilizando el mercado”.Ante la posibilidad de aplicar un confinamiento total por 14 días si aumenta la ocupación hospitalaria y los contagios por el COVID-19, Salvador Hernández, presidente de la Unión de Comerciantes del Mercado de Abastos, asegura que está garantizada la suficiencia de alimentos. “Debemos tener la preocupación de que se cumplan las medidas sanitarias. Y salir a dar batalla para asegurar los alimentos y que la cadena de suministro no se vea afectada”.Sobre el flujo de clientes, indica que antes de la contingencia registraban hasta 70 mil personas diarias. Tras el aislamiento obligatorio bajaron a 30 mil, pero ya superan los 55 mil al día.También recuerda que ya comenzaron con los protocolos en contra del dengue. “Nos genera una complejidad porque tenemos que estar con el cuidado para que cada uno de los visitantes tenga su cubrebocas y lleve las medidas de prevención y seguridad necesarias… a mucha gente ya se le olvidó que estamos en medio de una contingencia”.Por eso pide a la ciudadanía que compre con seguridad, que acuda sólo una o dos personas por familia. Salvador Hernández comenta que algunos productos reportaron bajas en sus ventas, como los mangos y la uva nacional, que no lograron recuperarse de los efectos de la pandemia.Por otro lado, aumentaron los precios de las frutas y las verduras por la temporada de lluvias. Por ejemplo, la cebolla blanca, que pasó de 10 a 12 pesos; los nopales, de 12 a 15 pesos; el betabel subió de ocho a 15, entre otros productos.Sobre el precio de los cárnicos, dice que actualmente la carne de res rebanada está a 95 pesos el kilo, el diezmillo en 115 pesos, el pollo entero en 60 pesos, así como el huevo a 30 pesos el kilogramo, en promedio.Adalberto Velasco Antillón, presidente de la Unión Ganadera Regional de Jalisco, confirma que en estos momentos existe la oportunidad de exportar carne a Estados Unidos porque en ese país se cayó la producción debido a la pandemia. Acentúa que, para alcanzar ese objetivo, es importante que comenzara la operación del Rastro de Acatlán de Juárez de Tipo Inspección Federal (TIF), un proyecto que está abandonado desde hace más de 10 años. “No es posible que el rastro siga parado, cuando debería ser una herramienta fundamental para que el ganado que se produce en el Occidente del país abriera nichos de mercado nacionales e internacionales, que también ayudaría a la cuestión económica de muchas familias”.Además del rastro, el sitio es un parque industrial, “son más de 70 hectáreas donde se instalarían negocios relacionados con la carne y, obviamente, es un proyecto que ya se alargó. En Jalisco se producen alrededor de 240 mil toneladas de carne de res al año”. Este medio publicó que la entrada en vigor del Tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) traerá una reducción en los aranceles en el sector agropecuario. El titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural en el Estado (Sader), Alberto Esquer, explica que el ajuste ayudará a los productores de Jalisco que exportan alimentos y permitirá recuperar la caída de entre 15% y 20% en las exportaciones agroalimentarias de Jalisco a Estados Unidos.En diciembre pasado, también indicó que la reactivación del Rastro de Acatlán sería una prioridad, por lo que había gestionado una entrevista con el Gobierno federal, quien es el accionista mayoritario de este centro de matanza.Por otra parte, en mayo pasado, el gobernador del Estado prometió que el sitio estaría listo pronto.Los rastros Tipo Inspección Federal son aquellas instalaciones dedicadas al sacrificio de animales, proceso de envasado, empacado, refrigerado o industrializado, que están sujetos a la regulación por parte de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.Se siguen los procedimientos específicos y con todo el cuidado necesario para el sacrificio de los animales, con garantías de calidad e inocuidad a nivel nacional e internacional.GUÍASigue: #DebateInformador¿En su colonia aumentaron los precios de la carne y el pollo?Participa en Twitter en el debate del día @informador