Las células madre funcionan como un sistema de reparación para nuestro organismo. Caracterizadas por su valor indiferenciado; es decir, que no cuentan con alguna función en específico, son capaces de replicarse y generar nuevos tipos de células en el cuerpo, lo que las posiciona en un rango alto dentro de la innovación de tratamientos médicos, pues no existe otra célula del cuerpo que logre estos efectos.Recientemente expertos han comprobado su operatividad al ser las responsables de la rehabilitación del segundo paciente en el mundo con VIH, el cual fue sometido a un trasplante a través de una terapia de tipo regenerativa. Estas células, consideradas la materia prima del cuerpo, están divididas en células madres embrionarias, provenientes de embriones de tres a cinco días de vida, y células madre adultas, que se encuentran en pequeñas cantidades en la mayoría de los tejidos adultos, como la médula ósea o la grasa.Ambos tipos de células son capaces, en ciertas condiciones, de ser inducidas a través del cuerpo o por el tratamiento de un laboratorio para formar a las células hijas. Después de haber cumplido por completo su desarrollo, las células hijas se convertirán en nuevas células madre a través de un proceso conocido como "autorrenovación".También pueden evolucionar en células especializadas mediante la "diferenciación", cumpliendo con funciones específicas como lo hacen las células sanguíneas, células cerebrales, células del músculo cardíaco o células óseas. Los investigadores manipulan las células madre en el laboratorio en búsqueda de especializarlas en tipos específicos de células. Las células especializadas serán implantadas en el paciente por medio de inyecciones, las que serán colocadas según la afección de la persona. Por ejemplo, si la persona tiene una enfermedad cardíaca, las células podrían inyectarse en el músculo cardíaco para reemplazar a las células dañadas.En 1988 se utilizaron por primera vez células madre de cordón umbilical como alternativa para un trasplante de médula ósea en un niño con anemia de Fanconi, enfermedad que afecta principalmente la médula ósea, ocasionando una disminución en la producción de todos los tipos de células sanguíneas. Desde ese entonces, médicos han realizado trasplantes que reemplazan a las células dañadas en enfermedades relacionadas con la sangre como la leucemia, el linfoma, el neuroblastoma y el mieloma múltiple, así como en dolencias degenerativas como la insuficiencia cardíaca.Según institutos nacionales de salud, el panorama relacionado con el tratamiento de las células madre luce favorecedor, ya que podría beneficiar a la investigación médica, en sus distintas vertientes. Por ejemplo ayudarían a explicar el origen del cáncer, enfermedades del corazón, la diabetes y la artritis, entre otras; además de participar en su tratamiento. Todo ello podría obtenerse al someterlas a una ardua observación durante su etapa de maduración y así aumentar la comprensión de médicos e investigadores, quienes las orientarán para convertirse en células específicas que regeneren y reparen tejidos dañados en las personas, así como la ejecución eficaz de medicamentos nuevos.AC