A 25 años del aniversario luctuoso de Carl Sagan (1934-1996), el astrofísico que descendió los tecnicismos de la astronomía a una voz clara y universal para que la humanidad entera comprendiera lo fascinante del cosmos y del universo que nos rodea, aún es recordado como una personalidad imprescindible en torno a la ciencia.Cuando las series televisivas no pululaban como lo hacen hoy, el divulgador científico -junto con la productora Ann Druyan- llevó a la pantalla "Cosmos" (1980), programa a través del cual desentrañó los enigmas del universo. El proyecto derivó de la publicación del libro de mismo nombre, en el cual pormenoriza acerca de temas como el Sistema Solar, las galaxias, la reacción termonuclear del interior de las estrellas, los cometas y un sinnúmero más de fenómenos.Muchas científicas y científicos, a lo largo de los años, han revelado que Sagan fue uno de los grandes motivantes que los llevó a adoctrinarse en el mundo de las ciencias. El poeta Sergio C. Famjul recordó, en una publicación de "El País", que gracias al astrofísico fue que se matriculó en esta disciplina, de trato nada fácil. En los tiempos de zozobra, el también periodista narró que recurría y revistaba el texto de Sagan, que le reconfortaba y devolvía la perspectiva.Por su parte, el científico Pere Estupinyà -también citado por C. Famjul- recordó la sabiduría del astrónomo, ya que sin importar que contaba con la sofisticación del conocimiento del cosmos, obró en pro de entregar de forma sencilla y clara la complejidad del universo a todos aquellos a quienes les faltaba la teoría y les sobraba entusiasmo por el saber científico."Sagan es una referencia en cuanto a tono relajado, pero entusiasta, claridad en la exposición y búsqueda constante de transmitir un mensaje profundo, nada superficial", reflexionó el comunicador científico. "No frivolizaba ni tomaba la ciencia como un espectáculo, sino como lo que es: la mejor herramienta que tenemos para comprender cómo funciona el mundo", ahondó.Un ejemplo explicitó de dicha enunciación es el ya muy conocido "Un punto pálido azul" (A pale blue dot), otro de los libros que Sagan que vio la luz, gracias a una fotografía de la Tierra, tomada por la sonda espacial Voyager 1, a seis mil millones de kilómetros de distancia de nuestro planeta que luce como una mínima partícula.En su obra, el astrofísico hace una reflexión que roza entre lo científico y filósofo, acerca de la inmensidad del universo y la reductibilidad de la humanidad, efímera y mutable."Mira ese punto. Eso es aquí. Eso es nuestro hogar. Eso somos nosotros. En él, todos los que amas, todos los que conoces, todos de los que alguna vez escuchaste, cada ser humano que ha existido, vivió su vida", enunció el científico.Este pronunciamiento se ha convertido en uno de los más citados, parafraseados y buscados en la actualidad, ya que no sólo repara en la miríada de interpretaciones que podemos construir acerca de la realidad, dependiendo de nuestra condición, sino que refuerza la necesidad de reflexionar acerca de la fragilidad del mundo y lo preciso de conservarlo.El cosmólogo advirtió, también, sobre el cambio climático Para Sagan, la divulgación científica no fue un aspecto secundario de las ciencias, como mucho se creía y como aún hoy se considera por algunas y algunos especialistas.En contemporaneidad, en el advenimiento de las redes sociales y la inmediatez de la información, a la provocación de un clic puedes encontrarte con una pléyade de youtubers que fungen como el divulgador de hoy, muchos de ellos aseveran que Sagan no es el referente de las generaciones actuales y, en cambio, fundamentaron su ideario científico a partir de otros canales de la red social, en los que los clips son audaces y de corta duración.ER