El comercio de frutas, verduras y demás productos agrícolas plantea serios retos en nuestro país. Por un lado, se ha multiplicado el riesgo de adquirir productos transgénicos “disfrazados” de orgánicos; por el otro, los pequeños productores tienen que lidiar con un rezago económico preocupante debido a que los grandes productores controlan el mercado de alimentos y, por si fuera poco, las cadenas de suministro deficientes hacen que se desperdicien 20 millones de toneladas de comida al año, con las cuales se podría alimentar a 7 millones de personas. Así es, ¡7 millones de personas!La buena noticia es que donde unos ven problemas, otros ven oportunidades para mejorar el entorno. Tal es el caso de Aníbal Pineda Guzmán, quien, tras analizar el problema a fondo, recorrer diario la Central de Abasto de la Ciudad de México y platicar con pequeños productores, se dio cuenta de que un canal digital de comercio de alimentos ayudaría enormemente a los actores involucrados en la problemática. Fue así como a finales de 2017 nació Ecubi, una página web y plataforma de comercio justo, donde los pequeños productores de alimentos venden directamente sus productos a hoteles, restaurantes, comercios y emprendedores.Aníbal —quien es egresado de Ingeniería Mecatrónica de la UNITEC— y su equipo han utilizado inteligencia artificial y machine learning para predecir el comportamiento del mercado y evitar el desperdicio de comida. “En un futuro, podríamos incluso recomendarles a los agricultores qué producto cultivar, tomando en cuenta las tierras de cultivo, el clima, la demanda y los hábitos de consumo de los compradores”, comenta. Además, con ayuda de tecnología blockchain desarrollada por IBM, Ecubi está desarrollando una función de trazabilidad para que los usuarios de la plataforma puedan saber el origen exacto de la comida que ingieren en un restaurante, por ejemplo.¿Has visto zanahorias con dos o tres raíces juntas que no se ven nada bonitas? Uno de los objetivos de Ecubi es evitar el desperdicio de productos que no cumplen con ciertos estándares estéticos, pero que sí tienen la calidad alimenticia deseable. Así, la plataforma puede canalizar a los productores con panaderías, juguerías o restaurantes que no necesitan exhibir esas zanahorias crudas para venderlas.El nombre de la empresa viene de un juego de palabras en zapoteco, que quiere decir “camino nuevo”. Con esa idea en la mente, el equipo de 10 personas que integra a la compañía se esfuerza diariamente por reducir el desperdicio de alimentos, pues cada uno de ellos está convencido de que al trabajar directamente con los productores agrícolas es posible trazar un camino que nos lleve a una cultura de cero desperdicios.¿Quieres crear proyectos que contribuyan a construir un mejor país? Acércate a la Incubadora de Empresas de la UNITEC y descubre cómo lograrlo.