La temporada de lluvias acaba de iniciar en el Pacífico mexicano, o mejor dicho, el pasado lunes 15 de mayo arrancó oficialmente la temporada de huracanes en la cuenta nor-oriental de México, y se extenderá hasta el 30 de noviembre.Aunque el temporal comienza ese día y las fechas no cambian, las lluvias pueden llegar antes o después. En México, señalan meteorólogos, aunque no hay un día exacto en el que comenzará a llover, las precipitaciones se dan con regularidad en la segunda quincena de mayo, estableciéndose en junio, cuando las ondas tropicales, ciclones e ingreso de humedad afectan de lleno al país.Ante la caída de la primera lluvia, como la que se suscitó el pasado 14 de mayo en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG), se habla del concepto de lluvia ácida y las personas comienzan a comentar sobre los mitos acerca de ella. Lo que se debe saber es que esta es cualquier forma de precipitación que presente elevadas concentraciones de ácido sulfúrico y nítrico que cae al suelo desde la atmósfera en forma húmeda o seca. El fenómeno puede incluir lluvia, nieve, niebla, granizo o incluso polvo ácido, según define la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos.Casi siempre, las personas llaman lluvia ácida a la primera precipitación de la temporada. Lo cierto es que esta se produce cuando se combinan sustancias químicas que se emiten a la atmósfera y son transportadas por el viento y las corrientes de aire, y luego se mezclan con otros materiales antes de caer al suelo.De acuerdo con un artículo publicado en 2019 por la UNAM, la lluvia ácida se forma cuando la humedad del aire se combina con el óxido de nitrógeno, el dióxido de azufre y el trióxido de azufre arrojado al ambiente por fábricas, centrales eléctricas, calderas de calefacción y vehículos que queman derivados del petróleo con azufre. Al interactuar con el agua de lluvia, estos gases forman ácido nítrico y ácido sulfúrico que son arrastrados al suelo dando lugar a la lluvia ácida.Según el texto, la lluvia normalmente presenta un pH de aproximadamente 5.6 (ligeramente ácido) debido a la presencia del CO2 atmosférico, que forma ácido carbónico, H2CO3. En la lluvia ácida el pH es menor de 4.6, valores que se alcanzan si en el aire hay uno o más de los gases mencionados.La acidificación del agua de ríos, lagos y mares después de la lluvia dificulta el desarrollo de la vida acuática a largo plazo, lo que también favorece la mortalidad de los peces. También afecta a las plantas y se producen daños en zonas forestales.Por su carácter corrosivo, la lluvia ácida también afecta las construcciones e infraestructuras a la larga.En su artículo de 2019, la UNAM explicaba que la lluvia ácida no afecta directamente la salud de las personas, es decir, no causa algo si te mojas en una lluvia ácida. "No se ha encontrado que tenga efectos en la salud", señaló entonces la doctora Rocío García Martínez, del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, e indicó que las personas que se enferman después de las lluvias seguramente es porque se empapan. "No debemos satanizar a la lluvia porque cada vez que llueve todo reverdece".OF