Aunque las causas del aborto espontáneo son genéticas, ambientales o por enfermedad de la madre, tales como alteraciones uterinas, los trastornos emocionales son factores determinantes en varios casos, por lo que las mujeres embarazadas requieren de una atención integral.Carmen Lourdes Acosta Pérez, de INGENES, destacó la necesidad de contar con programas integrales y equipos multidisciplinarios, que permitan un seguimiento a las pacientes y, con ello, identificar y atender problemas emocionales para evitar mayor riesgo de abortos.Informó que dicho Instituto cuenta con una Unidad de Salud Emocional, donde trabajan mediante talleres psicocorporales grupales, individuales y de pareja, para que "los pensamientos y estados emocionales negativos se puedan transformar y las pacientes se encuentren más receptivas a su tratamiento".El aborto espontáneo, conocido también como aborto natural, es la pérdida involuntaria del embrión antes de la semana 20 de embarazo o la de un feto con un peso inferior a los 500 gramos.Si la pérdida gestacional se da en etapas posteriores, no se considera un aborto, se le llama parto prematuro, sin embargo, también puede terminar con la vida del feto.Acosta Pérez, maestra en Biología y Desarrollo Humano, afirmó que en la actualidad no se puede negar la influencia de los factores emocionales en la génesis del aborto espontáneo.Está demostrado, dijo, que el traumatismo psíquico puede provocar una descarga de adrenalina que genere una isquemia o déficit de riego sanguíneo al útero y precipite la expulsión del feto antes de la vigésima semana del embarazo.Hizo referencia al trabajo del científico del hospital Gregorio Marañón de Madrid, Claudio Becerro de Bengoa, para quien el aborto puede ser la manifestación orgánica de sensaciones y conflictos psíquicos reprimidos, conscientes o inconscientes, que se localizan en el útero.La especialista de INGENES apuntó además que otros estudios revelan que la estimulación psíquica, consciente o inconsciente, activa una parte del hipotálamo que puede originar alteraciones hormonales que interfieren en la síntesis de progesterona, la hormona que favorece la implantación del embrión en el útero, y que dan lugar a la liberación de oxitocina, la que causa las contracciones uterinas de expulsión.Por ello, insistió en que se requiere mayor atención y estudios científicos sobre el aspecto emocional de las mujeres embarazadas, para evitar abortos espontáneos.Enfatizó que "no suele ser fácil diagnosticar las causas psicológicas, porque muchas veces la propia paciente no es consciente de ellas o las oculta ante el médico".Recomendó que si el embarazo es planeado, es necesario tratar posibles enfermedades o problemas de salud que estén relacionadas con el aborto o que puedan ser un factor de riesgo. Entre ellas, recordó, se encuentran la hipertensión, obesidad o diabetes sin el control médico adecuado.De igual manera, es importante analizar si la madre ha padecido alguna infección como rubéola, anomalías uterinas o enfermedades inmunológicas.La experta de INGENES reiteró la trascendencia de llevar una dieta sana y equilibrada, evitando los excesos y haciendo ejercicio moderado. Además, se debe acudir a todas las revisiones gestacionales marcadas por el ginecólogo y seguir de manera detallada las indicaciones médicas. OA