H. G. Wells en su ingeniosa obra literaria “La Máquina del Tiempo”, no se limitó a trasladar a su inventor al año 802,701 para presenciar un Londres totalmente cambiado, una raza humana degenerada, una civilización en ruinas, producto de un progreso científico incontrolado, sino que, influido por el socialismo utópico, Wells construyó en “La Máquina del Tiempo” una lúcida sátira de la sociedad capitalista de su época, además de trasladar sus inquietudes científicas y de postular una reflexión, muy actual, acerca de la responsabilidad de los humanos respecto al futuro.En esa misma máquina del tiempo de Herbert George Wells, nos vamos a trasladar 3,500 millones de años atrás para ser testigos del origen de la vida biológica en la Tierra, y ver cómo ha sido su evolución hasta nuestros días.Hace 3,500 millones de años, la Tierra acaba de calmarse, sus aguas oceánicas ya formadas, respiran de todo menos oxígeno, que estará ausente por un largo período. Una variedad de procesos están haciendo que se formen compuestos orgánicos sobre la encharcada Tierra primitiva, como ingredientes de una sopa primitiva, que al combinarse entre ellos formaron estructuras más y más complejas, hasta una de ellas, que el científico ruso Alexander Oparin llamó coacervado.Un aspecto clave es el medio acuoso disponible para llevar a cabo la sopa primitiva para formar las enzimas y otras proteínas, ácidos nucleicos, carbohidratos, y lípidos necesarios para integrarse en un metabolismo incipiente y para la necesaria formación de una membrana que proteja al coacervado que devino en una célula primitiva que se convertiría en la unidad de la vida biológica de todos los seres vivos desde bacterias, plantas, hongos, y animales incluido el ser humano. Todos estamos hechos de esa sopa.El aporte de materia prima para la sopa primitiva que permitió la formación de la vida biológica puede haber venido también de meteoritos, cometas, y otros lugares del sistema solar y del universo. Desde que el hombre comienza a preguntarse sobre el origen de la vida, comenzaron a surgir infinidad de propuestas; Erasmus Darwin (abuelo del famoso Charles Darwin), mencionado en el prólogo del “Frankenstein” de Mary Shelley, propuso una teoría de la evolución errada; pero logró anticiparse a la de Lamarck y la de su propio nieto.Luego apareció el anatomista italiano Luigi Galvani, cuando un día por accidente, al disecar una rana en su laboratorio, la colocó en una mesa en la que se encontraba una máquina eléctrica. La rana disecada estaba lejos del operario de la máquina, pero uno de sus ayudantes acercó accidentalmente el escalpelo a los nervios del muslo de la rana, y estos se contrajeron justo en el momento que saltaba una chispa de la maquina eléctrica, Galvani creyó entonces haber descubierto la fuerza vital que animaba la materia, la electricidad.Más tarde, en 1873, el naturalista alemán Ernst Haeckel, publicó su “Historia de la creación de los seres organizados” en la que afirmaba que, “atribuir el origen de los primeros organismos terrestres”, padres de todos los otros, a la actividad voluntaria y combinada de un creador, significaba renunciar en absoluto a dar una explicación científica. Haeckel afirmaba que es imposible ignorar las propiedades de la física y la química, para explicar los fenómenos de la vida. Aunque fue un inconsistente materialista pues se preguntaba también ¿qué es el alma?, ¿de dónde viene y a dónde va? ¿Tan sólo el hombre la tiene? ¿Dónde se encuentran los límites, dónde hallar los comienzos de la existencia psíquica en el reino animal?Posteriormente, el ruso Alexander Oparin, en los años 20 del siglo pasado, llegó a la conclusión que los primeros organismos comían de todo por lo que debieron ser heterótrofos. Sometidos a las altas temperaturas de la Tierra primitiva, enseguida evolucionaron junto con su entorno, y a través del tiempo lograron adaptarse a las condiciones que la tierra ofrecía para subsistir; se originaron organismos anaerobios, luego al aparecer por fin el oxígeno libre llegaron los aerobios, células heterótrofas y autótrofas, probiontes precursores de las células modernas. Los seres vivos unicelulares se organizaron en tejidos, para formar seres multicelulares cada vez más complejos.El Microcosmos original, la animación de la materia, el lenguaje de la naturaleza, el intercambio genético, el cerebro simbiótico, el enigma del sexo, la eclosión de los animales y plantas, el hombre egocéntrico, y el futuro supercosmos, son algunos de los temas que nos deja este viaje por el tiempo. Y las preguntas ¿Por qué no hay vida en otras partes del sistema solar y el Universo, o sí la hay?