Investigadores españoles e italianos lograron reconstruir, gracias a los avances tecnológicos en paleoantropología virtual, el cráneo del "hombre de Altamura", un neandertal que vivió hace 150.000 años. La reconstrucción virtual de uno de los neandertales más antiguos hasta ahora conocidos permitirá entender su evolución, dijo el martes el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (Iphes), que participó de la investigación junto con la Universidad Sapienza de Roma. El trabajo, publicado en la revista Communications Biology, fue liderado por el paleoantropólogo de la Universidad de Pisa Antonio Profico y contó con la participación de Costantino Buzi, investigador posdoctoral en el Iphes. Según explicó Buzi, aunque la morfología del cráneo de Altamura encaja dentro de la variabilidad neandertal, tiene características que solo se localizan en las muestras europeas arcaicas, lo que, según los investigadores, puede abrir un debate científico sobre la evolución de los neandertales.Los restos de Altamura son uno de los fósiles más famosos del mundo, tanto por las características del lugar en el que se encuentran como por el excelente estado de conservación. Su hallazgo se produjo en 1993, cuando un grupo de espeleólogos estaba explorando un sistema kárstico cerca de Altamura, una ciudad de 70.000 habitantes del sur de Italia. En una de estas cuevas, concretamente en la cueva de Lamalunga, y después de bajar por un conducto vertical de más de 15 metros, los expertos encontraron una serie de pasillos, en uno de los cuales las paredes estaban llenas de huesos animales atrapados entre las estalactitas y estalagmitas.Al final de uno de estos pasillos, accedieron a una pequeña sala donde, en medio de una gran columna de calcita llena de coraloides, sobresalía este cráneo humano.Los científicos que bajaron a la cueva siguiendo a los espeleólogos tomaron algunas fotografías y vídeos e interpretaron que se trataba de un hombre adulto que podría haber caído por el conducto vertical, donde se acumulaban gran cantidad de animales muertos, y concluyeron que lo más probable es que hubiera quedado atrapado y hubiese muerto de hambre.En aquél momento no sabían de qué especie se trataba ni de qué época correspondía, pero vieron que además del cráneo había muchos más huesos del propio individuo, que bautizaron como "el hombre de Altamura".Durante muchos años, estos restos humanos quedaron en el olvido, ya que la dificultad de su extracción no hacía viable su estudio detallado.En un principio, se consideró que correspondían al Homo heidelbergensis pero, en 2015, investigadores de la Universidad de la Sapienza de Roma accedieron a la cavidad y con la ayuda de un brazo robotizado consiguieron extraer una muestra ósea de su escápula derecha.Los resultados de un estudio de su ADN mitocondrial, publicados en la revista Journal of Human Evolution y determinaron, revelaron que se trataba en realidad de un Homo neanderthalensis que vivió entre hace 130.000 y 172.000 años, uno de los neandertales más antiguos conocidos.El esqueleto neandertal de Altamura ha permanecido en esta cavidad durante todos estos años, y el difícil acceso y los problemas técnicos derivados de su extracción física han hecho que los investigadores desarrollasen técnicas virtuales para analizar los restos.Gracias a los avances tecnológicos en paleoantropología virtual y a procesos computacionales, los investigadores han podido recuperar y reconstruir el cráneo del hombre de Altamura."El estado de conservación del cráneo de Altamura es tan excepcional que se han podido conservar partes tan delicadas como los huesos de la nariz", según Buzi."El hombre de Altamura representa un ejemplo único: es un neandertal potencialmente completo. El esqueleto está desarticulado y cubierto de capas de calcita, que han favorecido su conservación excepcional incluso de las estructuras esqueléticas más frágiles, como las del interior de la apertura nasal", especificó.El estudio del cráneo ha revelado que la morfología encaja con los neandertales aunque muestra algunos rasgos más arcaicos, que podrían estar originados por el aislamiento geográfico de las primeras poblaciones de neandertales del sur de Italia.