La práctica de hervir vivos a los crustáceos, como lo son las langostas y los cangrejos, es un proceso gastronómico muy común en varias partes del mundo. Acorde a la revista científica Live Science, estos se basa en la suposición de que estos animales —dada la ausencia de regiones cerebrales, no sienten el dolor—.No obstante, los últimos análisis, cuestionan dicha lógica y acentúan la necesidad de reevaluar el trato que reciben en la industria gastronómica y alimentaria. Por su parte, el estudio “Respuestas nociceptivas putativas en un crustáceo decápodo: el cangrejo de costa (Carcinus maenas)” aportó nuevas pruebas respecto al umbral del dolor de los crustáceos. Utilizando electrodos, los investigadores registraron las reacciones del sistema nervioso central de los cangrejos, observando respuestas que indicaban la presencia de nociceptores, receptores especializados en detectar estímulos dolorosos.Llevado a cabo por científicos de la Universidad de Gotemburgo, el estudio investigó las respuestas de veinte cangrejos a estímulos potencialmente dañinos. Entre estos estímulos, se incluyó la aplicación de pequeñas cantidades de vinagre en áreas sensibles de sus cuerpos, como los ojos y las antenas.Aunque los nociceptores también están presentes en humanos y otros mamíferos, los expertos advierten que su existencia no implica que los cangrejos experimenten dolor de forma consciente, como lo hacen los humanos. Eleftherios Kasiouras, uno de los autores del estudio, explicó que estos receptores pueden desencadenar reflejos de autoprotección, pero la experiencia consciente del dolor requiere estructuras cerebrales más complejas. Por su parte un estudio publicado en 2016 en la revista Behavioural Processes reveló que los cangrejos ermitaños suelen abandonar sus conchas al recibir descargas eléctricas, aunque es menos probable que lo hagan si perciben la presencia de un depredador. Este hallazgo sugiere que estos animales evalúan conscientemente los riesgos, lo que apoya la idea de que sus respuestas no son meramente reflejas, sino que están basadas en una percepción del dolor.El reciente análisis de los cangrejos de orilla también cumple con uno de los criterios establecidos por la comunidad científica para identificar si un animal es capaz de experimentar dolor. Kasiouras, destacó lo siguiente: “Los humanos utilizamos animales para alimentación, investigación de laboratorio y otros propósitos. Si ellos sienten dolor, es esencial implementar leyes que garanticen un trato digno y reduzcan al mínimo su sufrimiento a lo largo de su vida”.Este planteamiento ético se extiende más allá de los crustáceos, abarcando también a otros animales marinos, como calamares, almejas y mejillones. Sin embargo, la evidencia sobre su capacidad para experimentar dolor sigue siendo diversa y menos concluyente.Mantente al día con las noticias, únete a nuestro canal de WhatsApp. AO