La ciencia también avanza con el resultado de los accidentes, y cuando sucede se le llama serendipia. Este es el caso de un investigador japonés que desarrolló, por accidente, un nuevo tipo de vidrio que puede repararse amoldando los pedazos.Yu Yanagisawa, un químico de la Universidad de Tokio, llegó por casualidad a este descubrimiento cuando investigada adhesivos que pudieran ser usados en superficies mojadas. Este descubrimiento, que todavía está lejos de llegar a la industria, abre una puerta a la fabricación de un cristal más resistente que podría triplicar la vida útil de productos como las ventanas de los coches, los materiales de construcción, las peceras, los teléfonos e incluso los inodoros. Este cristal, fabricado a partir de la combinación de un polímero y de una tiourea, es más cercano al acrílico que a los cristales minerales que utilizan, por ejemplo, los teléfonos inteligentes.Otros científicos habían logrado demostrar propiedades similares con caucho o con geles pero Yanagisawa es el primer científico en demostrar las propiedades de autorregeneración con un vidrio. El prototipo todavía no es perfecto y su resistencia se debilita cuando la temperatura sube sobre los 40-45 grados y esta tecnología no puede ser aplicada a cristales ya rotos formados por materiales antiguos. “No es realista pensar en arreglar algo que está roto, sino más bien concebir resinas de vidrio más resistentes”, explicó Yanagisawa.Para Yanagisawa este descubrimiento es un paso hacia el desarrollo de resinas más resistentes.