El ornitólogo Francisco Sornoza no se equivocaba, su intuición y experiencia lo guiaron hace un año por el camino cierto. Al frente tenía un descubrimiento alado: una nueva especie de colibrí de brillantes plumas que desafía el viento helado de los páramos de Ecuador.El animal de apenas 11 centímetros de longitud llamó entonces su atención y, a través de los binoculares, detalló esta especie que no tenía en su registro. La pequeña ave exhibía un cuello de plumaje azul intenso, pechera blanca marcada con dos franjas negras y una cabeza verde esmeralda.Fue la primera vez que esta variedad de colibrí "se estaba mostrando al mundo", dice a la AFP Sornoza, de 50 años, del Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio).Arrancó entonces un año de investigaciones que terminaron por darle la razón. Se trataba de una especie endémica: el Oreotrochilus cyanolaemus (estrella de garganta azul).La revista especializada The Auk publicó el jueves el trabajo, en el que también participaron el ecuatoriano Juan Freile (del Comité Ecuatoriano de Registros Ornitológicos), el sueco Jonas Nilsson (observatorio de aves Wild Sumaco), el danés Niels Krabbe (Universidad de Copenhague) y la venezolana Elisa Bonaccorso (Universidad San Francisco de Quito).Hacía 30 años que Ecuador, un país pequeño pero megadiverso, no registraba un nuevo descubrimiento de colibrí, según Sornoza.Por ser animales muy estudiados, hallar una nueva especie de ave es "espectacular porque es algo tan raro", comenta la venezolana Bonaccorso a la AFP.JM