Hemos llegado a un punto donde nacer, invariablemente, supone un acto de contaminación al medio ambiente. No es exageración, tan es en serio que actos simples y cotidianos como enviar un correo electrónico o pasar horas en Instagram implica un impacto ambiental.Y sí, lo mismo sucede al escuchar música o ver películas por streaming y todas las videollamadas realizadas durante el confinamiento, cada vez más populares, de hecho.La contaminación digital no solo existe, se incrementa cada día puesto que toda acción digital provoca gases de efecto invernadero. El año pasado, el portal WebSite ToolTester señalaba a las plataformas de video Netflix y You Tube como dos de los 200 sitios de internet que generan las emisiones más altas de CO2 a la atmósfera.Ahora mismo, el mundo digital representa una huella ecológica del 4% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.A veces hay que recordar que la tecnología digital que requiere infraestructuras físicas como centros de datos y miles de kilómetros de cables utilizados como antenas de retransmisión.La mayor huella digital recae en la transmisión de datosNo sólo se trata de la lógica necesidad de energía para trabajar y comunicarse en internet, la necesidad de espacios de almacenamiento de datos ‘en la nube’, y la renovación constante de los aparatos electrónicos y los propios servidores son razones de peso para alterar uno o varios ecosistemas.En 2020 la contaminación digital representó cerca del 3.7% de las emisiones mundiales de carbono.¿Qué es lo que más energía consume en un centro de datos?Los centros de datos son centros de almacenamiento de información digital, pues las consultas realizadas en los motores de búsqueda solicitan la red y los centros de datos.En un centro de datos el aire acondicionado es el elemento más caro en términos de energía. Es por ello que Facebook (META) ha trasladado sus servidores a países nórdicos, cerca de varias centrales hidroeléctricas.CP