Tras encontrar un bidón oxidado de gas cerca de su casa, en el medio oeste de Estados Unidos, Rick Karas buscó en internet si tenía algún valor. Increíblemente, resultó ser una mercancía codiciada en la batalla contra el cambio climático.Su contenedor, del tamaño de una pelota de baloncesto, estaba lleno de CFC (clorofluorocarbonos), un potente gas de efecto invernadero cuya posesión es perfectamente legal, pero cuya fabricación está prohibida en todo el mundo desde hace décadas.A falta de un mandato gubernamental para destruir las amplias reservas existentes, un puñado de empresas se propuso rastrear y eliminar estos gases, en un proceso financiado con la venta de créditos de carbono que obtienen de la destrucción de las sustancias.Karas se puso en contacto por internet con una empresa llamada Tradewater, y uno de sus empleados pasó a recoger el bidón en su casa de la pequeña localidad de Peotone, Illinois, a una hora en coche de Chicago.Minutos más tarde, tenía un billete de 100 dólares y el gas -que en su época era habitual en los aparatos de aire acondicionado o en los frigoríficos y que se envasaba en latas que con el paso del tiempo dejaban filtrar la sustancia- estaba de camino a la incineradora."Me siento bien. Un poco de dinero en el bolsillo y ayuda al medio ambiente", dijo Karas, que se dedica a la cría de abejas y desconocía por completo la relación de ese gas con el clima.No mencionan su misión en los anuncios en línea dirigidos a los posibles vendedores e incluso hacen negocios bajo un nombre diferente, Refrigerant Finders, para evitar lo que sigue siendo un tema políticamente delicado en Estados Unidos.Chad Dorger, que recogió el depósito de Karas, señaló que al 80% de los clientes no les importa lo que ocurra con el gas, pero el resto podría complicar las cosas."Se negarían rotundamente (a vender) y dirán: 'No, quiero que esto se use'. O 'no creo en esa farsa del cambio climático'", dijo.Aun así, la erradicación de los CFC ha sido uno de los mayores éxitos de la humanidad en sus esfuerzos para hacer frente a las emisiones de origen humano que están provocando tormentas más fuertes, sequías más graves e incendios forestales masivos y mortales.El Protocolo de Montreal de 1987 prohibió la fabricación de los gases CFC para reparar la fina capa de ozono de la atmósfera que protege la vida en la Tierra de los cancerígenos rayos ultravioleta.Las Naciones Unidas pregonan este acuerdo como el "único tratado de la ONU que ha sido ratificado por todos los países de la Tierra".Además de su efecto corrosivo sobre la capa de ozono, los CFC son también un potente gas de efecto invernadero que atrapa el calor hasta 10 mil veces más eficazmente que el dióxido de carbono.Te invitamos a descargar la aplicación de EL INFORMADOR en donde tendrás acceso a este y otros contenidos de INFORMAPLUS. Prueba 10 días de manera gratuita ingresando a este link para la descarga. https://bit.ly/3mHhcdK INFORMAPLUS ofrece una experiencia de lectura única, jerarquizada y editada como en nuestra versión impresa, pero con los valores y herramientas de una versión digital hojeable como leerlo en formato de página o por nota, marcar o compartir tus favoritos, copiar contenidos e incluso, si lo prefieres, escucharlos. Además de materiales exclusivos, la suscripción incluye acceso a las ediciones de EL INFORMADOR, Gente Bien, Aviso de Ocasión y Suplementos. Con INFORMAPLUS además formarás parte de CÍRCULO INFORMADOR, el programa de beneficios exclusivos para suscriptores de EL INFORMADOR