Cada viaje a San Luis Potosí nos transforma de manera profunda. No somos los mismos al regresar, y no volvemos a sentirnos cómodos con la rutina. Una vez que descubres sus rincones naturales, pruebas la intensidad de su inmensa gastronomía y recorres sus senderos coloniales, queda grabada en la mente una palabra: Surrealismo.Lo primero que viene a la mente para el viajero casual al pensar en viajar al Estado Potosino son los rincones más conocidos. Real de Catorce y el Jardín Surreal de Xilitla son dos “básicos” en la agenda de todo aventurero. Pero hay un premio para aquellos que deciden escapar de los “tours” de siempre y con la mochila al hombro, ir detrás de nuevos sueños y amaneceres.Enclavado en el Centro del país y punto de cruce de importancia vital desde el punto de vista comercial, la Entidad se encuentra divida en cuatro grandes regiones, cada una con una identidad y propuesta turística muy peculiar: Altiplano, Centro, Huasteca y Media.Una de las ventajas para los que viajamos desde Guadalajara -y en general de la región Occidente-Bajío- es que se encuentra bien conectada, a través de una red de autopistas. Líneas de autobuses como Primera Plus, Grupo Estrella Blanca y ETN tienen corridas desde la Nueva Central Camionera de nuestra ciudad.¿Nos vamos?Fundada en 1592, tiene uno de los Centros Históricos más espectaculares de todo el país. Los amantes de la arquitectura se deleitarán con los innumerables detalles que se encuentran en la cantera talladas y esculpida de la Catedral Metropolitana (de estilo barroco), el Palacio de Gobierno y la Plaza de Fundadores ¡y eso nada más para comenzar! La ciudad presume edificios, monumentos y avenidas que son un deleite a los ojos.No hay visita a la capital potosina que esté completa sin visitar su famosa Caja de Agua en la Calzada Guadalupe y disfrutar de unas tunas a modo de botana en el Jardín San Francisco.En la venidera temporada de Semana Santa, se celebra además la Procesión del Silencio, majestuosa manifestación del fervor religioso potosino y que congrega a miles de turistas cada año, atiborrando su capacidad hotelera. Es una de las principales de América Latina y se ha convertido en cita indispensable para quienes profesan la fe Católica.Mención especial merece la intensa vida cultural de la capital estatal. El famoso Muse Nacional de la Máscara ofrece una fastuosa colección de máscaras artesanales provenientes de todo el país y más allá de nuestras fronteras. También presume del Museo Leonora Carrington, instalación moderna que explora la obra de la pintora surrealista.Entre cañadas y cerros que se arrejuntan los unos con los otros tratando de hacerse sombra, su aspecto semidesértico puede ser engañoso. El altiplano potosino es rico en vida y en experiencias para quienes están dispuestos a descubrirlas.Aquí se encuentra uno de los pueblos más bellos de nuestro país: Real de Catorce, cuyo pasado minero le dejó majestuosas construcciones y mil recuerdos agazapados en las rocas que antaño le dieron riqueza. Para llegar, primero hay que atravesar el Tunel de Ogarrio, asombrosa obra de ingeniería que perfora 2.3 kilómetros de roca maciza hasta desembocar en el pueblo.No es extraño que al recorrerlo tengas la sensación de que estás en un set de películas del Viejo Oeste o de acción. Hollywood en más de una ocasión ha sido seducido por la silente y espectacular belleza de esta región. No olvides llevar tu cámara, pues los atardeceres son una delicia que bien vale la pena atrapar para la eternidad. Templada, con mucha agua y dueña de una naturaleza que la pinta siempre de tonalidades verdes. La Región Media potosina es un paraíso para los amantes de la naturaleza y el camping.Quizás uno de los rincones que mejor ejemplifican lo bendita que son estas tierras a nivel ecológico es el Parque Estatal de la Media Luna (a 3 kilómetros de la ciudad de Rio Verde, perfecto para que sea tu base en la región). Tiene un manantial que es uno de los principales en el Estado y lo mismo es una atracción para los turistas que para estudiosos de la flora y fauna mexicana. Sus aguas de un azul profundo y todo el año ofrecen una temperatura templada.Bajo tierra también hay mucho por ver. A 11 kilómetros de Río Verde, en la comunidad de Alamitos se encuentra un deslumbrante recorrido de grutas. ¿Las más famosas? La Catedral y la Gruta del Ángel. La primera con bellas formaciones calcáreas que asemejan a un púlpito y un altar (de allí su nombre); la segunda con una cámara de estalactitas y estalagmitas que han creado una ilusión óptica en forma de ángel.Ya en plena Sierra Madre, con cascadas, ríos y el Pueblo Mágico de Xilitla, esta es una de las regiones más seductoras para los turistas.Además del Pueblo Mágico y su jardín surreal, la Huasteca presume una gastronomía sensacional -comenzando por las famosas enchiladas potosinas- y bellos rincones de aire colonial, como la propia Xilitla, donde se encuentra un ex Convento Agustino levantado en 1557, que fue de paso fortaleza en las guerras entre los españoles y las naciones chichimecas.La Cascada de Micos es perfecta se buscas un poco de adrenalina, pues aquí puedes disfrutar de kayak, paseos en balsa y hasta tirolesa. Hay también renta de cabañas y restaurantes de comida típica.En el municipio de Aquismón se encuentra la Cascada de Camul, cuya caída de 105 metros es un espectáculo que vale la pena ver al menos una vez en la vida. Y ni qué decir del Sótano de las Golondrinas, un espectáculo que, como te dijimos al principio, se quedará por siempre en tu mente.
