GUADALAJARA, JALISCO (17/JUL/2017).- ¡No, no es necesario un vocalista en una banda de rock! Y eso lo sabe perfectamente Russian Circles, quien con sus sonidos densos privilegian la instrumentación sobre la vocalización. El acto pudo ser constatado el pasado 14 de junio en el Foro Independencia.Se trataba de la primera visita a México de los originarios Chicago, Illinois. La banda llegó un par de días antes de su presentación en Guadalajara para conocer un poco de la cultura de la ciudad, probó comida típica, paseo por calles del centro tapatío y cumplió con su deseo de tomar tejuino.Era una noche especial. La banda prepondera una intimidad y cercanía con el público y deja un tanto de lado los festivales o presentaciones masivas. Se sienten cómodos con su anonimato personal y reconocimiento artístico. Están alejados de actitudes 'rockstars'. De hecho, quedó de manifiesto, ya que Brian Cook, Dave Turncrantz, Mike Sullivan estuvieron una noche anterior en el venue que también albergó el concierto de los británicos de 'Basement'. Atentos, como alguien más de los presentes, observaron el show de las bandas abridoras 'Veritas' y 'Malastare', mientras por ahí, algunas personas los reconocían y se retrataban con ellos.Ya en el día de su concierto, los teloneros locales 'The Polar Dream' y 'Chivo Negro' con su Post Rock y Doom Metal respectivamente comenzaron a cocinar a fuego lento lo que venía, dejando la mesa puesta para el estelar.El trío arribó y comenzó a lanzar las primeras notas de '309' perteneciente a su cuarto disco 'Empros' en medio de humo y una luz amarilla que por momentos cambiaba a blanca, colocada estratégicamente detrás de ellos, que al compás de los riffs, surcaba en paralelo creando una atmósfera densa y narrativa dramática que hacía juego perfecto con lo caroñero que puede llegar a ser el Foro Independencia. Acto seguido resonó 'Vorel' de su más reciente producción 'Guidance', seguido de 'Geneva' y 'Deficit' y terminar su primer acto con 'Afrika' también del 'Guidance' y que declaraciones de Sullivan captura la esencia de su último trabajo.Los cerca de 500 asistentes estaban en un estado catatónico, impávidos, sin mucho movimiento en sus cuerpos como no queriendo perder detalle lo que pasaba en la tarima. Los más osados hacían headbanging y se dejaban llevar por los bucles sonoros y texturas claroscuros.'Harper Lewis', 'Mota' le continuaron y culminaron con 'Young Blood', uno de los climax de la noche, pieza que resulta ser una de las máximas cartas de presentación de los músicos, en la melodía abordan desde una batería en tres tiempos, pasando con una guitarra desafiantemente y poderosa, pero con sobresaltos tenues y un bajo que resona y hace una especie de amortiguador peculiar, todo eso desembocado en métricas de rock duro y áspero, un rock digno del heavy metal de la viaja escuela. Llegó el encore y tras un breve instante, Russian Circles regresó para culminar con 'Death Rides a Horse' de su primer placa. La noche terminó sin una sola palabra del trío, y con un simple saludo de manos agradeciendo y diciendo adiós. Quien diga que es necesario una vocalista en una banda de rock no ha visto a Russian Circles. EL INFORMADOR / HÉCTOR NAVARRO