Miércoles, 27 de Noviembre 2024

La novela coral de George Saunders

El laureado escritor nos comparte las entrañas de su libro “Lincoln en el Bardo”, con el que recientemente obtuvo el prestigioso Premio Booker en el Reino Unido
 

Por: Jorge Pérez

La novela coral de George Saunders

La novela coral de George Saunders

El escritor estadounidense George Saunders fue el ganador de la edición 2017 del prestigioso Premio Booker, entregado en el Reino Unido desde 1969 y considerado el más importante en la lengua de Shakespeare. El libro ganador fue “Lincoln en el Bardo”, publicado en español por el sello Seix Barral. La novela es la primera de Saunders, quien había forjado una carrera literaria dentro del cuento corto, a la par de libros de ensayos. Para su debut novelístico, George eligió un tema histórico: Abraham Lincoln y la trágica muerte de su pequeño hijo, sucedida en los albores de la guerra civil. Lejos del común de la novela histórica, “Lincoln en el Bardo” es un divertimento literario con una multitud de voces, anécdotas y estilos narrativos que dan cuenta de la maestría del autor. Sobre este y otros temas platicamos con Saunders en entrevista:

-Tienes una amplia carrera en la publicación de cuentos, ¿fue difícil “saltar” a la novela?
-No fue tan difícil como pensé que sería. Básicamente es el mismo acercamiento: pulir cierta sección hasta que parezca que en realidad sucedió. Luego vienen las preguntas, o forzar las acciones para que sucedan, y así llega la siguiente sección. Y luego hay que hacer eso una y otra vez. La única gran diferencia es que tenía una línea bastante definida, algo que no hago por lo regular cuando escribo un cuento. En esencia era: a) Lincoln entra a la cripta, b) interactúa con el cuerpo de su hijo, c) se va. Mientras tanto: a) Willie no debería estar ahí pero quiere quedarse, b) interactúa con su padre y c) se va o se queda. Así pues, la escritura estaba colgada en ese tendedero, por así decirlo. Las preguntas se convirtieron en qué, exactamente, sucedía en cada escena y dónde estaban emocionalmente los personajes después de cada pasaje. Más que en un cuento, la sorpresa estaba en condimentar el libro, no en los acontecimientos.

-¿Cambió la forma en que ves las novelas después de escribir “Lincoln en el Bardo”? O de ver los cuentos cortos.  
-Descubrí que en verdad me gustaba la naturaleza coral del libro. La forma en que más o menos se desvanece. Creo que eso es algo que intentaré de nuevo. Para mí se parece mucho a cómo es el mundo ahora. Si hay 300 personas en un cuarto, eso significa 300 monólogos interiores; y no hay uno que sea el “correcto”. Es una bella cacofonía, toda la acción y el conflicto surge del hecho de que cada una de esas 300 personas tiene el punto de vista correcto.

-¿Por qué escogiste el Bardo, el concepto tibetano?
-Había estado leyendo sobre el tema y lo sentí real, muy enriquecido: la noción de que cuando morimos vamos allí con nuestra energía intacta, y que de ese otro lado se magnifica. Eso explicaría el cielo y el infierno. También me gustaba el hecho de que ninguno de mis lectores sabría mucho del Bardo, ni yo. Es una mímesis de la muerte: algo extraño, desorientado y poco familiar.
 
-Hay muchas voces en la novela, algunas con su nota bibliográfica, ¿qué tanto investigaste para escribir?
-Mucho, por unos cuatro años escribí 3 o 4 horas diarias y pasaba el resto del día leyendo. Un tipo de lectura muy enfocada: después de un punto sabía qué detalles buscaba. Se vuelve adictivo, también: me costó trabajo salir de los años sesenta del siglo XIX y volver al presente.

-¿Hay alguna voz particular que te divirtió más escribir? ¿Cuál fue la más difícil?
-Me gustó escribir Elson Farwell, su voz me permitió entretenerme y pasarla bien por momentos. No creo que alguna de las voces haya sido difícil, me permití hacer lo que sea, cualquier cosa. Algunas son muy poéticas, estrechas, otras más relajadas, vernáculas. Con tantas voces para usar, tuve que recurrir a todas las voces internas que pude descubrir.  

-Algunos pasajes pueden leerse en voz alta, por una o más personas: fácilmente parece acercarse a la escena, ¿lo pensaste así?
-Sí. Tenía una idea operística. Al comienzo, mucho antes de empezar a escribir, tuve una visión mientras manejaba por las montañas de Berkshire, escuchando a Philip Glass: imaginé cómo se vería en el escenario. Esa idea se quedó conmigo todo el tiempo, como una ayuda visual, muy útil.

-Lincoln es visto como un gran presidente. El pasaje que retomas es uno muy difícil para cualquier persona (la pérdida de un hijo). Hacia el final del libro Roger Bevins II dice que debemos vencer el dolor, que la pena que sentimos no debe ser nuestro amo. ¿Es este tipo de gran sufrimiento lo que hace a los grandes hombres? Pienso en el millonario que llegó a la Casa Blanca: parece tenerlo todo, cuando quiere, desde la infancia. ¿La ausencia de sufrimiento (si eso existe) y una vida fácil son más dañinas de lo que parecen?
-Creo que es más complicado. Tomemos a Tolstoi: muy rico e incluso mimado, que se convierte en un maestro de la empatía. Creo que el sufrimiento extremo puede romper una persona o expandirla (como en el caso de Lincoln). También creo que el dolor hizo a Lincoln miserable, atormentado y depresivo. Pero tuvo una gran fuerza para seguir sus labores a pesar de esa miseria. Trump, desde mi punto de vista, es una persona que tiene un sufrimiento tremendo, todo el tiempo. Pero no lo admitirá, o no puede. Vive en un estado de negación permanente. Y exporta ese sufrimiento a través de su furia y poca misericordia. No es (como Lincoln sí lo fue) curioso sobre el mundo. No parece entender la noción de que el mundo puede ser diferente a su actual visión, a veces temerosa. Parece estar en contra del aprendizaje, del crecimiento, por lo tanto de la literatura. Mientras Lincoln era una persona muy humilde, al saber que siempre podría saber más y responder mejor. Reconoció que al ser un líder debía tener apertura y curiosidad. Ser responsable por el bienestar de millones de personas es, lo queramos o no, un trabajo esencialmente espiritual: hay que buscar respuestas en un nivel superior.

-Por último, ¿nos adelantarías sobre tu siguiente proyecto?
-Suelo mantenerlo en secreto. Sobre todo ahora, cuando no tengo idea de lo que será.

Tapatío

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