Miércoles, 27 de Noviembre 2024
Suplementos | Primer domingo de adviento

Inicia un nuevo año litúrgico

El Adviento hace referencia a la venida del Hijo de Dios; es un ejercicio de preparación, que no se debe reducir a la duración de este tiempo, sino que debe convertirse en un estilo de vida

Por: Dinámica pastoral UNIVA

«Velen, pues, y estén preparados, porque no saben qué día va a venir su Señor». WIKIPEDIA/«El Juicio Final», de Miguel Ángel

«Velen, pues, y estén preparados, porque no saben qué día va a venir su Señor». WIKIPEDIA/«El Juicio Final», de Miguel Ángel

LA PALABRA DE DIOS

PRIMERA LECTURA

Is 2, 1-5.

«Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y Jerusalén:
 En días futuros, el monte de la casa del Señor
será elevado en la cima de los montes,
encumbrado sobre las montañas,
y hacia él confluirán todas las naciones.

Acudirán pueblos numerosos, que dirán:
“Vengan, subamos al monte del Señor,
a la casa del Dios de Jacob,
para que él nos instruya en sus caminos
y podamos marchar por sus sendas.

Porque de Sión saldrá la ley,
de Jerusalén, la palabra del Señor”.

Él será el árbitro de las naciones
y el juez de pueblos numerosos.
De las espadas forjarán arados
y de las lanzas, podaderas;
ya no alzará la espada pueblo contra pueblo,
ya no se adiestrarán para la guerra.

¡Casa de Jacob, en marcha!
Caminemos a la luz del Señor».

SEGUNDA LECTURA

Rm 13, 11-14.

«Hermanos: Tomen en cuenta el momento en que vivimos. Ya es hora de que se despierten del sueño, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas y revistámonos con las armas de la luz.

Comportémonos honestamente, como se hace en pleno día. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujurias ni desenfrenos, nada de pleitos ni envidias. Revístanse más bien, de nuestro Señor Jesucristo y que el cuidado de su cuerpo no dé ocasión a los malos deseos».

EVANGELIO

Mt 24, 37-44.

«En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Así como sucedió en tiempos de Noé, así también sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Antes del diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca. Y cuando menos lo esperaban, sobrevino el diluvio y se llevó a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Entonces, de dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro será dejado; de dos mujeres que estén juntas moliendo trigo, una será tomada y la otra dejada.

Velen, pues, y estén preparados, porque no saben qué día va a venir su Señor. Tengan por cierto que si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. También ustedes estén preparados, porque a la hora que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre”».

Esperar y prepararse

Hoy iniciamos el Adviento, un espacio favorable para cuestionar y reflexionar la importancia que tiene este periodo litúrgico para los católicos. Las cuatro semanas que preceden a la Navidad son un tiempo que nos invita a renovar la esperanza, a prepararnos para vivir su verdadero significado y a seguir caminando como verdaderos católicos durante todo el año; nos ayuda a preparar el futuro iluminando nuestro caminar.

En el cierre del año litúrgico vemos que la realidad rebasa a hombres y mujeres. ¿Qué hacer ante las crisis social, económica y política que invaden estos tiempos y nublan el horizonte?, ¿cómo salir de la violencia generalizada, las injusticias y el debilitamiento del tejido social que dificultan los caminos para encontrar alternativas que nos conduzcan hacia horizontes de luz y de florecimiento de la vida?

Caminar por senderos iluminados por la ley y la Palabra del Señor es la buena noticia de Isaías, profeta que proclama nuevos tiempos y un mejor panorama. Lo que implica convertir las armas en instrumentos de labranza, dejando de lado los signos de oscuridad y muerte. La palabra del apóstol Pablo a la comunidad de Roma invita a sus miembros a estar despiertos y caminar con la guía luminosa de los valores del evangelio, a revestirse de las actitudes y sentimientos de Jesús.

Adviento es preparar el corazón, renovación de la esperanza y espera prometedora y reconfortante que prepara al corazón para rememorar el nacimiento del Salvador. Adviento es el espacio que exhorta a los seguidores de Jesús a reformular sus vidas, renovar la esperanza con una actitud de gozo, derribar todo aquello que nos inmoviliza como el miedo y la apatía, así como el desinterés por los “otros”. El camino del Reino que anunció Jesús y su testimonio de que es posible transformar realidades nos indica que es posible instaurar cambios personales y comunitarios.

El adviento indica que es tiempo de percibir el amor de Dios, de cambiar juicios por justicia, apatía por esfuerzo, indiferencia por entusiasmo, envidia por vida y dejar lo superfluo para estar espiritualmente atentos y preparados para recuperar a Jesús como centro de nuestras vidas.

Luis Octavio Lozano, SJ-Iteso

Inicia un nuevo año litúrgico

Con la celebración de este primer domingo de Adviento, iniciamos propiamente un nuevo año litúrgico. Es necesario recordar que el Adviento, por su etimología, hace referencia a una “venida”, la venida del Hijo de Dios. La liturgia, nos habla del tiempo de adviento, con una duración de cuatro domingos y en el que predominará el sentido de prepararnos, que lo podemos ver reflejado tanto en las lecturas como en el uso del color morado. 

Nuestro Catecismo de la Iglesia Católica afirma que el adviento es “el tiempo en donde la Iglesia actualiza la espera del Mesías: participando en la larga preparación de la primera venida del Señor; como también aquella segunda venida de Cristo”. 

En el evangelio de este día se nos invita a velar y estar preparados para la venida de nuestro Señor, y precisamente San Mateo nos introduce con su discurso escatológico. Este tiempo de adviento es un ejercicio de preparación, que no se debe reducir a la duración de este tiempo, sino que debe convertirse en un estilo de vida. 

Pero, ¿cómo velar y estar preparados? Por una parte, rectificando el camino; es decir, abandonar todo lo malo de nuestras vidas, pensamientos, palabras y acciones, volviendo al camino que nos lleva a la santidad; emprender un camino de liberación, que nos permita ser libres pero, sobre todo, que nos permita experimentar que Dios viene constantemente a nuestra vida. 

Y por otro lado, estar vigilantes a lo que nos impida estar dispuestos a la venida del Señor, que no nos pase de largo el misterio divino de la encarnación, donde Dios se ha hecho hombre, el nacimiento del Mesías, del Emmanuel, del Dios con nosotros. 

En la segunda lectura, San Pablo nos hace una invitación muy clara y directa: “Despertar del sueño, ya está cerca nuestra salvación”. En ocasiones vivimos como si la venida de nuestra salvación nunca llegará y nos afanamos en la vida de este mundo de una forma increíble, dejando de lado lo más importante de nuestra vida, nuestras decisiones, valores y principios. 

Comportarse honestamente a la luz de la verdad, como en pleno día, es señal de que vivimos en la voluntad del Señor, pero cuánto nos cuesta. Es necesario deshacernos de las obras de las tinieblas y ser hijos de la luz.

Que este inicio del Adviento emprendamos el camino para que sea la oportunidad adecuada para preparar nuestro corazón a recibir la verdadera Salvación, que es Cristo Jesús, quien es el único que puede colmar todos nuestros deseos más profundos y quien nos da la verdadera paz. 
 

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