El mapa puede a veces ser engañoso. Si lo medimos por extensión territorial, San Luis Potosí no es la Entidad más grande de la República. Pero si lo calificamos por la diversidad de ecosistemas, recursos y ciudades con escenarios fascinantes, nos encontramos ante un auténtico paraíso, sembrado con mil caminos por recorrer e incontables historias por descubrir. Uno de los mejores ejemplos de lo anterior lo encontramos en Guadalcázar, pueblo de pasado minero y futuro brillante.A 50 kilómetros de la capital de ese Estado -justo en la frontera entre el altiplano y la región media potosina-, Guadalcázar es un pueblo cuyo pasado minero todavía se alcanza a palpar en sus calles estrechas y edificios con bella arquitectura novohispana. Fue fundado por mineros en 1613, quienes llegaron a la zona atraídos por la riqueza de metales como el oro y la plata que había en sus suelos.Esa bonanza terminó por darle forma a Guadalcázar, que hoy presume silente ese esplendor que antaño le otorgó un lugar preponderante. Como siempre, vale la pena comenzar a explorar una urbe a la que llegamos por su Centro, donde en este caso nos toparemos con sus principales joyas artísticas. Una de ellas es la Parroquia de San Pedro Apóstol, punto de reunión para los habitantes y que cada mes de diciembre celebra sus fiestas patronales y una feria regional. Puedes apreciarla en la acuarela que ilustra a esta nota.La fachada de la parroquia presume su estilo neoclásico y su interior atesora un espectacular retablo de hoja de oro con proyección barroca y con columnas estilo salomónico. Realmente es digno de verse, ya que se encuentra en perfecto estado de conservación. A un costado de la parroquia se encuentra un pequeño museo de arte sacro.Al ser una región minera, no es extraño que Guadalcázar tuviera una muy activa Casa de Moneda (también en la zona Centro, muy cerca de la Plaza del Carmen). No deja de ser asombroso que en su mejor época, este pequeño pueblo fuera uno de los grandes motores económicos de la Nueva España, ya que de aquí salían monedas de plata que llegaban a circular por todo el imperio. Data del siglo XVIII y ofrece a los paseantes una fachada ricamente decorada con argamasa.Como dato curioso, la Casa de Moneda también llegó a funcionar a lo largo de su historia como convento, casa habitación y hasta escuela. La versatilidad que ha mostrado el edificio es una buena muestra de la resiliencia que presume Guadalcázar para adaptarse a cada nueva etapa de la historia.Más allá del encanto que tiene Guadalcázar y su rica historia, son muchos los viajeros que llegan atraídos por su bello entorno ecológico, por lo que si lo tuyo es el ecoturismo, este destino podría figurar pronto como uno de tus preferidos.Aquí se encuentra la Reserva Estatal Real de Guadalcázar. Científicos consideraron a principios de la década pasada que esta región ofrece una de las principales concentraciones de cactáceas del continente. La vegetación que encontrarás aquí va del matorral desértico, mezquital, zacatal y chaparral, entre otros. Esta riqueza, sin embargo, está constantemente amenazada por aquellos que se “llevan” a los pobres cactus para adornar sus casas.Entre cañadas y cerros que se arrejuntan los unos con los otros tratando de hacerse sombra, su aspecto semidesértico puede ser engañoso. El altiplano potosino es rico en vida y en experiencias para quienes están dispuestos a descubrirlas.Aquí se encuentra uno de los pueblos más bellos de nuestro país: Real de Catorce, cuyo pasado minero le dejó majestuosas construcciones y mil recuerdos agazapados en las rocas que antaño le dieron riqueza. Para llegar, primero hay que atravesar el Túnel de Ogarrio, asombrosa obra de ingeniería que perfora 2.3 kilómetros de roca maciza hasta desembocar en el pueblo.Templada, con mucha agua y dueña de una naturaleza que la pinta siempre de tonalidades verdes. La Región Media potosina es un paraíso para los amantes de la naturaleza y el camping.Quizás uno de los rincones que mejor ejemplifican lo bendita que son estas tierras a nivel ecológico es el Parque Estatal de la Media Luna (a 3 kilómetros de la ciudad de Rio Verde, perfecto para que sea tu base en la región). Tiene un manantial que es uno de los principales en el Estado y lo mismo es una atracción para los turistas que para estudiosos de la flora y fauna mexicana. Sus aguas de un azul profundo, ofrecen todo el año una temperatura templada.
