“No hay día sin noche ni vida sin muerte… nacimos sin traer algo, morimos sin llevarnos nada y en el intervalo peleamos por lo que no trajimos y no nos llevaremos”Envejecer es obligatorio, crecer es opcional… como mencioné anteriormente, el 1 de Octubre es el día dedicado a la Tercera Edad, a ese grupo al cual pertenezco y me causa cierta nostalgia.Según el diccionario, la nostalgia es el sentimiento que cualquier persona puede atravesar en alguna etapa de su vida... es pensar en algo que se ha tenido y vivido, que ahora ha cambiado o está extinto.Es una mezcla de sentimientos ante el recuerdo de lo ausente con vivencias difusas y posiblemente el anhelo de retorno del ayer... el pasado no desaparece, se esconde en la música, en los sueños, en los recuerdos.El rincón del tiempo con sus luminosos caminos recorridos, nos refleja escenarios de una vida plena que nos muestran errores y aciertos, asociados a menudo con la infancia. Pero hay señales que nunca se olvidan, que permanecen en nosotros para siempre y devuelven al alma su juventud.Para ser nosotros mismos hay que aceptar mansamente los consejos de la edad y renunciar con elegancia a la juventud, con el recuerdo de haber vivido uno de los periodos más bellos de nuestro tiempo, el romanticismo.Con la consideración y respeto que me merecen todas las edades, destacaré -una vez más- que hay una indescifrable belleza en las personas maduras, que en la mayoría de los casos se percibe la sensibilidad en sus corazones.Recibir bendiciones es un acto gratuito del amor de Dios… la familia es una bendición, l@s amig@s otra más… son quienes acompañan y aderezan el descubrimiento del arribo de la madurez en la edad adulta.En este Octubre de futuro incierto y nostálgico, la película de nuestras vidas sigue corriendo con ímpetu y entusiasmo... es el ocaso de la vida, es la noche, pero las noches tienen su encanto, pues entre más oscuro esté el cielo más estrellas se pueden ver y la luz de la luna brilla con especial belleza en el cielo nocturno.