Lunes, 25 de Noviembre 2024
Suplementos | XI Domingo ordinario

La elección de los apóstoles

La tarea de la Iglesia es evangelizar y Jesús nos pone la muestra, la forma es a través del servicio, pobreza y humildad, se trata de dar gratis lo que se ha recibido gratuitamente

Por: Dinámica pastoral UNIVA

«La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos». WIKIPEDIA/«Vocación de los apóstoles», de Domenico Ghirlandaio

«La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos». WIKIPEDIA/«Vocación de los apóstoles», de Domenico Ghirlandaio

LA PALABRA DE DIOS

PRIMERA LECTURA 

Éxodo 19, 2-6ª.

«En aquellos días, el pueblo de Israel salió de Refidim, llegó al desierto del Sinaí y acampó frente al monte. Moisés subió al monte para hablar con Dios. El Señor lo llamó desde el monte y le dijo: “Esto dirás a la casa de Jacob, esto anunciarás a los hijos de Israel: ‘Ustedes han visto cómo castigué a los egipcios y de qué manera los he levantado a ustedes sobre alas de águila y los he traído a mí. Ahora bien, si escuchan mi voz y guardan mi alianza, serán mi especial tesoro entre todos los pueblos, aunque toda la tierra es mía. Ustedes serán para mí un reino de sacerdotes y una nación consagrada’”».

SEGUNDA LECTURA

Romanos 5, 6-11.

«Hermanos: Cuando todavía no teníamos fuerzas para salir del pecado, Cristo murió por los pecadores en el tiempo señalado. Difícilmente habrá alguien que quiera morir por un justo, aunque puede haber alguno que esté dispuesto a morir por una persona sumamente buena. Y la prueba de que Dios nos ama está en que Cristo murió por nosotros, cuando aún éramos pecadores.

Con mayor razón, ahora que ya hemos sido justificados por su sangre, seremos salvados por él del castigo final. Porque, si cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él por la muerte de su Hijo, con mucho más razón, estando ya reconciliados, recibiremos la salvación participando de la vida de su Hijo. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación».

EVANGELIO 

Mateo9, 36-10, 8. 

«En aquel tiempo, al ver Jesús a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos: “La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos”.

Después, llamando a sus doce discípulos, les dio poder para expulsar a los espíritus impuros y curar toda clase de enfermedades y dolencias.

Éstos son los nombres de los doce apóstoles: el primero de todos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y su hermano Juan, hijos de Zebedeo; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón, el cananeo, y Judas Iscariote, que fue el traidor.

A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: “No vayan a tierra de paganos ni entren en ciudades de samaritanos. Vayan más bien en busca de las ovejas perdidas de la casa de Israel. Vayan y proclamen por el camino que ya se acerca el Reino de los cielos. Curen a los leprosos y demás enfermos; resuciten a los muertos y echen fuera a los demonios. Gratuitamente han recibido este poder; ejérzanlo, pues, gratuitamente”».

La elección de los apóstoles

Estamos celebrando el XI domingo del tiempo ordinario y el Evangelio nos da la pauta clara y concisa de lo que debemos contemplar y meditar en este día. En el Evangelio de Mateo se inicia la lectura del mandato apostólico, con la elección de los doce apóstoles, quienes se encargarán de esparcir la buena noticia por todo el mundo. 

Debemos notar una diferencia con la primera lectura donde la fuerza de la Alianza se resolvía en la identidad de un pueblo de sacerdotes y apartado del mundo por la santidad. Jesús ha venido a dar un nuevo rostro más humano a este pueblo. Ya no es lo sagrado lo que prevalece, sino la identidad de un pueblo sencillo, perdido, débil, sin pastores, sin santidad aparente. 

Para esto se instituye a los “Doce”, cuya misión no será apartarlo de los demás pueblos, sino curar sus heridas, sus miserias y atender a sus necesidades más urgentes. Y el verdadero modelo es el mismo Jesús que nos es presentado como el pastor que se compadece del pueblo. 

La tarea de la Iglesia es evangelizar y Jesús nos pone la muestra, la forma es a través del servicio, pobreza y humildad, se trata de dar gratis lo que se ha recibido gratuitamente, sin intención de auto servirse. 

Este mandato apostólico, también nos incluye a nosotros, como bautizados y miembros de la Iglesia. Pero, ¿Cómo ser evangelizador en nuestros días? Cristo no nos pide cosas extraordinarias, sino que desde la realidad de donde nos encontramos hacer su voluntad, dar testimonio de la verdad, ser instrumentos de paz y de justicia, simplemente ser expresión del amor para con los que nos rodean. Jesús los llama a los apóstoles por su nombre, pero podemos también cada uno de nosotros poner nuestro nombre, de tal forma que esta llamada se hace tan personal por parte de Jesús, nos da las instrucciones adecuadas, que las vamos descubriendo día a día. 

Te propongo dos actitudes para vivir este mandato apostólico de la mejor forma: por un lado, permanecer siempre con Dios, a pesar de las contrariedades de la vida siempre debemos permanecer con Él, ya que es la fuente de lo que vamos a compartir. Por otro lado, dejarnos hacer por Él, a su modo, según su voluntad y no conforme nosotros queramos formarnos. 

Estas dos actitudes serán esenciales para anunciar a Cristo vivo entre nosotros, en medio de un mundo carente de sentido que busca la Verdad en lugares equivocados. Pidamos a Dios a gracias de ser siempre sus auténticos discípulos, que permanezcamos con Él y que nos dejemos hacer según su plan para cada uno de nosotros.

Amar y servir en Cerocahui

El 23 de noviembre de 1680, Juan María Salvatierra -jesuita milanés- entraba en el poblado de Cerocahui, en la Sierra Tarahumara, con la intención de predicar y administrar el bautismo a los habitantes de ese lugar. Diez días después de su llegada, el 3 de diciembre de ese año, el padre Salvatierra dejaba la misión de San Francisco Xavier de Cerocahui.

El próximo martes 20 de junio, precisamente en la iglesia de Cerocahui, se cumple un año del asesinato de los también misioneros jesuitas Joaquín Mora y Javier Campos, así como del señor Pedro Eliodoro Palma. La sangre derramada de estos inocentes provocó y sigue generando dolor, indignación, impotencia. Pero a la vez, esa misma sangre refleja el profundo amor que, como Salvatierra hace más de tres siglos, los misioneros entregaron a todas aquellas personas con quienes gozaron compartiendo su fe, su esperanza, su vida. Este testimonio de estar dispuestos a darlo todo por ayudar y servir a los demás -en este caso a los rarámuris- invita hoy a reflexionar sobre el propio sentido y consideración que se tiene de la propia vida y la de los demás.

Así, en unas poblaciones enclavadas en las entrañas de nuestro país, en esos lugares apartados y muy olvidados, Salvatierra y otros muchos a lo largo de la historia, como los padres Javier y Joaquín, apostaron por ser libres y abrir el corazón para amar y servir. Así lo hicieron y asentaron desde su vocación a la Compañía de Jesús y al sacerdocio. En 1971 Joaquín escribió una meditación dirigiéndose a sí mismo: “La verdadera intención de Dios, que estalla en la donación jubilosa de tu sacerdocio, es hacerte santo y santificador. Aquí ahonda sus raíces la inspiración y el programa de una vida fiel y prudente, con la plena conciencia de la permanente y leal compañía del Señor”. Por su parte. Javier Campos, en 1972, exclamaba: “¡Soy sacerdote! Por ti, mamá, papá, hermano, amigo, compañero, que con tu confianza y cariño me aceptas y apoyas. Para ti haré presente a Cristo para que te transforme en salvación de los hombres”.

Arturo Reynoso, SJ-ITESO
 

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones