Todo recinto universitario busca que sus estudiantes se desenvuelvan en un ambiente que los estimule a pensar, debatir y reflexionar. Desde aulas adecuadas y bibliotecas dotadas del material necesario para ello. Sin embargo, pocos apelan a estimular los sentidos y buscar que el alumnado disfrute de su universidad fuera de ella.Por ello es que lo que ha hecho el Centro Universitario de Tonalá entre el resto. Han cedido sus muros para que el arte se reproduzca a gran escala y perviva entre hombres y mujeres deseosos de cambiar su entorno. Con una apuesta visual reconocida, Alegría Del Prado iluminó el exterior del CUTonalá con seres oníricos. Mientras que Himed dejó plasmado su talento en los patios del mismo centro, para dotar de luz y atrevimiento al centro más reciente de la Universidad de Guadalajara.Porque si estudiar es ya un privilegio, hacerlo rodeado de arte es un honor entre pocos. ESTE CONTENIDO FORMA PARTE DE LA EDICIÓN IMPRESA DE EL INFORMADOR QUE PUEDES CONSULTAR EN EL KIOSKO GLOBAL DE PRESSREADER