Sofía Pérez no es ‘animalista’ y tampoco busca salvar a cada perro o gato que se cruza en su camino. Sin embargo, tras documentarse la acción que realizó el pasado lunes 22 de enero en Avenida López Mateos al rescatar a una perrita de ser atropellada en los carriles centrales, a la altura de Plaza del Sol -en el recorrido de Norte a Sur-, esta estudiante y empresaria se volvió un caso “viral” y fue un tema que polarizó opiniones en redes sociales.Son las 20:30 horas del pasado jueves cuando Sofía platica con este medio sobre lo acontecido; está cansada de tantas entrevistas respecto a su acto, que muchos consideran heroico, pero ella no. Ella comenta que simplemente actuó de forma instintiva para preservar la vida de un ser indefenso. Incluso, en la charla ya comienza a olvidar algunos detalles “lo he platicado tantas veces…”, dice, pero retoma el ánimo para seguir compartiendo el relato.“Creo que todo comenzó mucho tiempo atrás, cuando yo era niña, iba rumbo a la carretera a Chapala y me tocó ver cómo un tráiler atropellaba a un perro, pero no fue un accidente, fue la primera vez en mi vida que vi la crueldad humana. Simplemente porque el trailero no quería esperar (a que el perro pasara) lo atropelló. Esa imagen se quedó en mi grabada y toda la vida me ponía muy nerviosa cuando yo veía un perro en la calle o atropellado, de verdad se me hacía imposible verlo”, relata Sofía al reconocer que ese momento que vivió hace años fue lo que la impulsó a querer salvar la vida de la perrita en López Mateos.En el contexto, la situación parecía nada favorable tanto para el animal como para el resto de los conductores, pero tras el rescate Sofía creía que en un principio todo tenía un sentido de unión y solidaridad. El sentimiento se fue diluyendo al leer comentarios negativos en redes sociales por el suceso, comentarios que la criticaban y desanimaban. Ella dice no haber hecho algo extraordinario, sin embargo, tal vez no siguió el guion y por hacer algo distinto fue criticada. Tampoco consideró haber hecho algo heroico, pues recalca que si cada ciudadano respetara la vida de los animales, sobre todo de los que vagan por las calles, al menos demostraríamos un poco de tacto y humanidad ante ellos.“Si no hubiera pasado esto de las redes sociales... para mí lo hecho no es un suceso fuera de lo normal, para nada. De hecho sigo sin creerlo. Más bien se me hubiera hecho extraño si no hubieran reaccionado los demás automovilistas como lo hicieron. Hay que darnos cuenta que esta es la realidad, no tanto premiar por haber hecho algo bien, sino que así debemos de reaccionar, no hay razón para ser malos con otros seres vivos. Cualquier ser que viva junto con nosotros es nuestro hermano, creo que no están para servirnos, sino para acompañarnos”.Sofía dice tener dos mascotas. “No me considero la más ‘animalera’ y mi casa no es casa hogar. Por eso creo que debería reconocerse más a quienes dedican su vida a los animales y no tanto a mí, soy común y corriente y lo sucedido fue algo que me nació hacer”.Sin embargo, Sofía se salta la regla y es por esa pequeña diferencia que logró destacar y ser tema durante algunos días. “Con toda esta experiencia, yo podría salvar miles de perros pero si nadie toma la foto, nadie sabría nada en las redes sociales -lo que se me hizo impresionante-. La conclusión a la que llego es que debemos aprender a respetar y valorar a todo lo que nos rodea, tanto los animales como a las personas, y aportar algo bueno, si no vas a aportar algo positivo mejor no participes y hazte a un lado, deja que alguien más lo haga bien”. “Creo que las cosas se acomodaron para que pasara así. Si yo hubiera visto que era imposible (rescatarla) no lo hubiera hecho. El perrito corría enfrente de mí, eran como las 10:30 de la mañana, iba rumbo a la escuela circulando por López Mateos, pero el trayecto (donde se encontró con el perrito) empezó desde un paso a desnivel antes de Plaza del Sol y terminó precisamente enfrente de Plaza del Sol. Antes, vi que la gente iba en sus autos con las intermitentes y el tráfico lento, pero yo pensaba que algo pasó: un auto parado o algo así. Luego me di cuenta que los autos esquivaban algo pero no se veía qué esquivaban, y vi que era por un perro que estaba súper chiquito; entré en pánico por el trauma que viví de pequeña. Por mi mente sólo pasó hacer algo lógico: quitar el perro de ahí. No era un lugar donde el perro pudiera hacerse a un lado, estábamos en el paso a desnivel, el perro veía para todos lados y estaba asustado, al tiempo que podía pasar un accidente por la gente que lo esquivaba. Pensé: O alguien va a chocar o segurísimo que lo atropellan. Todos íbamos lento y decidí pararme —pero el rescate no termina donde se ve en la foto divulgada por Tráfico ZMG en Facebook— todos íbamos escoltando al perro. Yo me paré y me bajé a agarrarlo, pero no se acercaba, corría y esquivaba a todos. Nadie pitaba. Todos esperaban, pero nadie sabía qué pasaba. En un segundo intento volví a querer agarrarlo, hasta que un señor de otro auto me dijo que me ayudaba a atraparlo. Él se fue encargando de que el tráfico no avanzara y yo iba hasta adelante para cerrármele al perrito (no es que yo me le cerrara a todo el tráfico como muchos suponen y provocar un accidente), el tráfico estaba controlado por el señor que me acompañaba. El perro corría rapidísimo. Llegó a un punto donde no había una barrera que dividía los sentidos y se iba hacia el sentido contrario; los del otro sentido lo empezaron a esquivar y empecé a hacer señales para que los automovilistas se detuvieran. Todos entendieron lo que sucedía y se detuvieron. El perrito acabó debajo de una camioneta y yo le decía al señor que la manejaba que no se moviera. Entonces, el conductor que venía ayudándome desde su auto, se bajó y me ayudó también a sacarlo. Al fin, cuando el perrito estuvo en nuestras manos, toda la gente empezaba a aplaudir y nos felicitaban. Ves al perrito y te parte el corazón, era una especie de ‘french’ pero abandonado, sí tenía al menos unos dos meses perdido, su pelo estaba completamente hecho roca, no veía, pero fue al final un respiro para todos. El señor que me ayudó a controlar el tráfico se llevó al perrito, él también fue muy importante, y no tengo idea de quién es, pero fue muy amable y se hizo cargo… Cuando empieza a suceder todo lo de las redes sociales, di con el señor que se lo llevó (de nombre Agustín Núñez) porque vi al perrito en una de sus fotos; me dijo que la llevaron a la veterinaria donde supieron que era una perrita y la llamamos ‘Matea’”.*Actualmente la perrita se encuentra en protocolo de adopción y ya tiene nuevo hogar, de acuerdo a publicaciones en Facebook de la página Extraviadog, quienes ayudaron a dar con “Matea” y Agustín Núñez (quien prefiere reservar su identidad y no cuenta con página en esa red social).Este artículo forma parte del SUPLEMENTO TAPATÍO. Búscalo cada domingo en la edición impresa de EL INFORMADOR o navega el hojeable digital