Todos sentimos emoción al recorrer por primera vez una ciudad que nos es desconocida. Ir despejando las sombras para iluminarla. Crear un mapa en nuestra mente y encontrar esos rincones que atesoraremos en el corazón. Esa sensación de aventura recorre el cuerpo de todo viajero, en especial cuando el destino es Edimburgo.La capital de Escocia, la “Atenas del Norte” para quienes aman su arquitectura o “la adorable chimenea” en recuerdo al carbón que se quemaba antes de la Revolución Industrial, es también una de las ciudades europeas que ha sabido crecer de forma espectacular sin hipotecar en el camino su tradicional belleza. ¿Qué te parece si comenzamos por recorrerla?La urbe cuenta con dos terminales aéreas independientes. La primera es el Aeropuerto de Edimburgo, que se encuentra a 12 kilómetros al Centro de la ciudad y está muy bien conectada con el transporte público.La segunda es el aeropuerto de Prestwick, que está un poco más cerca de Glasgow (otra metrópoli escocesa) y cuya conexión con Edimburgo no es tan buena. ¿Y por qué te la recomendamos? Porque muchos vuelos “low-cost” y ofertas especiales salen de aquí.Edimburgo es una ciudad con un potente perfil turístico, así que la buena noticia es que verás opciones de hoteles y hostales para todos los bolsillos y de todas las estrellas.Todo el año hay “algo” qué ver, pero los meses donde el turismo se deja sentir con más fuerza es agosto (cuando se celebra el festival de la ciudad) y Navidad. Si planeas viajar en cualquiera de esas dos fechas, reserva con el mayor tiempo posible tu alojamiento. ¡Queremos que lo pases bien!La ciudad se divide en varios barrios, aunque los más visitados son el Old Town y la New Town, o dicho en español: La Ciudad Vieja y la Nueva (ambas tiene bastante historia).Las calles favoritas para comenzar a explorar son la Royal Mile y la Princes St. El Centro es hermoso, tesoro cultural y arquitectónico y compactito, por lo que podrás recorrerlo en un día, aunque tomará más tiempo para apreciar todos sus detalles. ¡Ojo!, que la ciudad tiene muchos desniveles, subidas y bajadas, por lo que terminarás “haciendo pierna”.Vas a necesitar varios días para explorar la gigantesca oferta de esta ciudad. Un infaltable es el Castillo de Edimburgo, con su aire medieval y majestuoso, escenario de asedios y batallas en el pasado y hoy silente vigilante de la ciudad.Los callejones con las cajas verticales y elegantes son preferidos por los turistas, quienes suelen admirar las tejas, balcones y chimeneas que parecen sacadas de un cuento.En los últimos años ha ganado mucha popularidad la llamada “Ruta de Harry Potter”, ya que la autora de la novela del maguito, J.K. Rowling, pasó parte de los años noventa aquí, inspirada y escribiendo ideas de lo que serían en un futuro las novelas que le dieron fama.¡Ah!, la parte favorita de muchos. La ciudad de Edimburgo es vasta en restaurantes, pubs y cafeterías, como siempre, con opciones para todos los bolsillos.La gastronomía escocesa tiene un lugar especial para los sabores que llegan del mar, pero además está el tradicional Haggis (un embutido elaborado a base de pulmón, hígado y corazón de oveja o cordero. Sabemos cómo suena, pero créelo, es delicioso).Aunque no tienen mucha fama fuera de sus fronteras, también se disfrutan las tartas con cobertura de mantequilla, que seguro te encuentras en las cafeterías de la ciudad.Desde México, la mejor forma de viajar a Edimburgo es en avión. Líneas como Aeroméxico e Iberia ofrecen el vuelo Ciudad de México-Londres. Desde la capital inglesa puedes optar por tomar un vuelo o traslado en tren a la capital escocesa.Viajar a Europa nos hace pensar en el Euro, la moneda de buena parte de ese continente. Pero en Reino Unido se utiliza otra divisa: La Libra esterlina. ¡Verifica el tipo de cambio antes de viajar! Ojo, en muchos negocios se acepta el pago con tarjeta de crédito.