Fabuloso, con espíritu aventurero y cuerpo paradisiaco. Una frase breve que nace del corazón y con la que se puede describir a la perfección a Ciudad del Carmen, apodada como “la Perla del Golfo”, ya sea por el brillante aspecto que presume a la distancia, la antiquísima historia que ostenta o por su carácter tan industrial como petrolero y emprendedor. Para el viajero que atraviesa Campeche, este es un punto de tránsito clave y lleno sorpresas a los ojos curiosos.Primero vamos con su ubicación. Ciudad del Carmen se encuentra en la parte Norte de la Laguna de Términos, justo entre la Península del Palmar y la Punta de Xicalango. Si viajas desde la ciudad de Campeche capital, el traslado te tomará poco más una hora y media, transitando por la carretera 180, bonita ruta que marcha a la par de la costa nacional. También hay conectividad aérea con la Ciudad de México.El destino que nos espera es fabuloso. La brisa marina será lo primero que te reciba al llegar a esta isla, además de la sonrisa de sus habitantes y una gran baraja de actividades por realizar. Sin duda, una buena manera de comenzar a explorarla es a través de sus sabores. Su mercado municipal ofrece los sabores más frescos que puedas imaginar. Prueba el pescado asado, un manjar que los “carmelitas” presumen con orgullo. A eso se suman platillos como el pulpo, la jaiba, los camarones y otros frutos del mar. No olvides pedir un tradicional cóctel campechano.La caminata posterior a un buen desayuno puede ser por el malecón de Ciudad del Carmen y su magnífico faro, eterno guía de los viajeros marinos. Ante tus ojos se abrirá la inmensidad del Golfo de México. Es probable que también tu vista se encuentre con alguna plataforma petrolera, símbolo de la gigantesca prosperidad petrolera que ha acompañado a esta región.Ya comidos y con las piernas estiradas, ¿qué te parece si vamos a explorar el Centro? Como siempre, las fachadas coloridas del primer cuadro son perfectas paras tomarse alguna foto, además de que aquí se encuentra el Palacio Municipal y el Parque Zaragoza (también conocida como Plazuela Marín), con sus ardillas juguetonas y un hermoso quiosco coronado en cobre. Este espacio fue construido en 1854 y es perfecto para comprar una bonita artesanía -fabricada con conchas o caracoles-, o una cómoda hamaca.Caminando por aquí y por allá, encontrarás la bella Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, que por cierto, es la patrona de la ciudad y seguro la verás en el malecón. Si quieres hacer la ruta de construcciones religiosas, también vale la pena que visites la Iglesia de Jesús y la Iglesia de la Asunción. Ya entrado en el paseo, visita también el Monumento a la Bandera, al que puedes subir y obtener una fabulosa vista de la metrópoli carmelita.Volviendo a Nuestra Señora del Carmen, se dice que la imagen que se encuentra en su iglesia fue rescatada de las llamas en el siglo XIX, lo que la ha vuelto patrona de las causas difíciles, además de los marineros que llegan a la ciudad y agradecen concluir con bien sus travesías.Si la ciudad te encanta, ten por seguro que las playas cercanas te van a enamorar por completo. Entre las que puedes disfrutar se cuentan la playa Norte (perfecta para hacer picnics), playa Maniagua y playa Caracol. Una de las más bellas, cerca de Ciudad del Carmen, es Playa Sabancuy, cuya arena blanca y suave oleaje se ha vuelto una de las preferidas entre los viajeros.¡Ah!, pero el encanto acuático no se disfruta únicamente en el mar. Del otro lado tenemos la Laguna de Términos, nombrada como reserva de la biósfera desde 1994 y que ofrece una exuberante combinación de flora y fauna, con bellos escenarios que parecen calcados de un sueño. Aquí es posible disfrutar de un paseo en lancha y tomar excelentes fotos.• Palizada: Pueblo Mágico de enorme colorido, una de las grandes joyas del Sur del país.• Calakmul: Un yacimiento arqueológico maya, que ofrece de paso un magnífico ejemplo de la riqueza prehispánica que tiene el Estado.• San Francisco de Campeche: Ciudad de enorme tradición, con sus murallas diseñadas para defenderse de ataques piratas en el siglo XVII.