A solo unas horas de que Joe Biden jurara su cargo como presidente de EE.UU., su homólogo mexicano volvía a mandar un mensaje con el que insistía en que marcar desde el inicio los límites con su vecino del norte es una prioridad en esta nueva etapa."Tienen que definirse bien las reglas, porque antes había una intromisión indebida (…). Queremos la cooperación, pero con respeto a nuestra soberanía", dijo este miércoles Andrés Manuel López Obrador (AMLO).Desde su llegada al poder, el mexicano sorprendió enormemente por su buena sintonía con Donald Trump y supo cultivar una relación con Washington basada, según expertos, en prácticamente "dejarse en paz" el uno al otro y centrar su atención en los asuntos domésticos."La mejor política exterior es la interior", es una de las frases más repetidas por AMLO.Ahora, le tocará construir un vínculo con el nuevo presidente estadounidense casi desde cero.De momento, el gobierno de México ya le reconoció a Biden la firma de decretos con los que detendrá la construcción del muro en la frontera, protegerá el programa DACA que libra de la deportación a miles de migrantes que llegaron a EE.UU. como indocumentados siendo niños y establecerá un camino para la ciudadanía para 11 millones de personas en situación irregular."Los puentes abren paso a la cooperación y al entendimiento", tuiteó el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, como una clara declaración de intenciones entre ambos países.Sin embargo, López Obrador podría temer que -en contraste con la postura de Trump- el nuevo gobierno demócrata tienda a interferir más en los asuntos de México y que la hasta ahora cordial relación bilateral se torne más complicada."La prioridad de política exterior de López Obrador era llevar la fiesta en paz con Trump, y lo logró", opina Carlos Bravo Regidor, profesor del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) de México.Para ello, AMLO prefirió no pronunciarse ante algunas de las prioridades de Trump como el polémico muro -alegando que era un asunto de política interna del país vecino- o acabó cediendo ante las duras exigencias del estadounidense para detener la llegada de migrantes.Aparte de eso, y a diferencia de otros presidentes de EE.UU., lo cierto es que Trump no tenía una gran agenda con México. "Y López Obrador supo que eso era una oportunidad para que él pudiera hacer y deshacer con un buen margen de maniobra", agrega el analista político."Creo que a AMLO y Trump los unía ese nacionalismo de decir que cada uno se rasca con sus propias uñas y cada uno tiene la libertad de hacer lo que quiera en su país. Y el otro no se tiene que meter", coincide el economista Marcelo Delajara.Pero la agenda de Biden -a quien AMLO esperó a felicitar por su victoria electoral hasta que se resolvieron "todos los asuntos legales" casi mes y medio después de los comicios- es distinta, y algunos de sus puntos muestran claras diferencias frente a la posición de AMLO en temas como el medioambiental, energético o laboral."López Obrador ya ve venir esas fricciones y posibles conflictos, y por eso está mandando esos mensajes de soberanía, de no intervención… para marcar distancia y activar cierta retórica nacionalista ante lo que va a venir", prevé Bravo Regidor.Es probable, por ejemplo, que Biden exija más a México en materias como seguridad. Según Delajara, la política de Trump era dejar relativa libertad al país vecino al respecto "porque él iba a poner el muro y así iba a solucionar el problema"."Pero Biden no lo construirá, por lo que querrá más seguridad de este lado y eso afectará al narcotráfico, a la migración...", le dice a BBC Mundo el experto del Centro de Estudios Espinosa Yglesias de México.Precisamente la migración fue el gran encontronazo entre la relación de AMLO y Trump, cuando este le obligó a asumir una política mucho más agresiva para frenar la llegada de migrantes a EE.UU. bajo amenaza de imponer aranceles a los productos mexicanos.En la práctica, la frontera sur de México se acabó convirtiendo en el verdadero muro contra los migrantes que querían llegar a territorio estadounidense."López Obrador aceptó que los migrantes pagaran el costo de su buena relación con Trump", le dice Bravo Regidor a BBC Mundo.También los países del Triángulo Norte de Centroamérica acabaron firmando acuerdos con EE.UU. bajo amenazas económicas o de no recibir fondos para contribuir al freno de flujos migratorios, tal y como se vio con la violenta disolución de la última caravana migrante por parte del ejército de Guatemala.En el caso de México, la cesión de su gobierno ante Trump lo acabó convirtiendo en refugio de miles de migrantes que deben esperar en el lado mexicano de la frontera hasta que sus peticiones de asilo son resueltas en los tribunales de EE.UU. meses o años después.Sin embargo, el gobierno de Biden anunció que desde este jueves suspendería las inscripciones en este programa conocido como Remain in Mexico.Eso sí, frente a la enorme esperanza despertada entre los migrantes en esta situación, admitió que restablecer el proceso de asilo en la frontera podría llevar meses y aclaró en un comunicado que todos los participantes actuales "deben permanecer donde están"."Podemos esperar un tono más conciliador de EE.UU. en cuanto a migración, pero no quiere decir que vaya a recibir de brazos abiertos a los migrantes", alerta Ana Leroy, experta en relaciones internacionales y consultora en comercio internacional."Pero por lo menos ahora México estará en situación de exponer sus opciones o alternativas, mientras que Trump impuso de forma unilateral sus condiciones y no hubo margen de negociación", le dice a BBC Mundo la asociada del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi).Durante esta semana, AMLO insistió en que esperaba que Biden cumpliera con su promesa electoral de llevar a cabo una reforma migratoria."Si esto es así, tiene que acompañarse de algo que también le plantee en su momento, que es el apoyo a Centroamérica y a México, cooperación para el desarrollo, que la gente en Centroamérica no se vea obligada a emigrar", declaró.Está por ver si entrarán en conflicto las posturas de ambos países en materia de seguridad, otro de los puntos clave de la agenda bilateral y que se vio seriamente afectado por la reciente detención en EE.UU. del general mexicano Salvador Cienfuegos.El exsecretario de Defensa, arrestado por supuestos vínculos con narcotráfico sin que México tuviera conocimiento de la operación, fue finalmente devuelto a su país de origen para que fuera juzgado allí.México, en cambio, acabó exonerando a Cienfuegos por considerar que el caso no tenía sustento, hizo público el expediente confidencial sobre el caso de la Agencia Antidrogas de EE.UU. (DEA) para probarlo y AMLO incluso la acusó de "fabricar" las acusaciones.Leroy destaca que "una de las cosas mas importantes en la relación bilateral es esta capacidad de los gobiernos para compartir información, y es información confidencial".Por ello, "hay ahora un resquebrajamiento de confianza por este caso Cienfuegos, por lo que la nueva administración tendrá que recoger los platos rotos y ambos tendrán que empezar a enmendar esa relación en materia de justicia".Poco después de estallar el escándalo Cienfuegos, México aprobó de manera exprés una ley para limitar las operaciones de agentes extranjeros en territorio mexicano como la propia DEA, algo que podría también afectar a la relación con el nuevo ejecutivo de Biden."Esa ley debe generar muchas sospechas en EE.UU., genera suspicacia esa hostilidad tan prematura y gratuita de López Obrador hacia Biden", opina Bravo Regidor.Los analistas, en cambio, creen que el nuevo tratado comercial para Norteamérica seguirá dando estabilidad a la relación económica entre México y EE.UU., aunque algunas de las cuestiones contempladas en este T-MEC podrían causar conflicto con el nuevo gobierno de Biden."Él llega con una agenda de energías limpias y contra el cambio climático mientras que AMLO no tiene para nada en cuenta el tema medioambiental, está clavado en el rescate de Pemex (la petrolera estatal mexicana) cuando el mundo va por otro lado", afirma Delajara.Durante la renegociación del T-MEC, de hecho, fue el partido de Biden el que impulsó todos esos aspectos en materia ambiental y también laboral.Por eso, según Leroy, "vamos a ver una administración y Congreso demócrata que van a estar muy pendientes de que México respete los acuerdos firmados".La experta cree que, ante la llegada del nuevo presidente a la Casa Blanca, México debería "ponerse el saco" para empezar a construir lazos con el gobierno estadounidense y prestar desde ahora más atención a la política exterior."La relación entre México y EE.UU. siempre ha sido complicada, como la de un matrimonio de conveniencia. Sin embargo, esta es una oportunidad para enmendar y echar a andar motores de la relación que se apagaron con el gobierno de Trump y que quedaron completamente detenidos por la pandemia", concluye.***Ahora puedes recibir notificaciones de BBC Mundo. Descarga la nueva versión de nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.