Los refrescos son la bebida preferida de los mexicanos. Según el artículo ¿Qué tan común es tomar refrescos? del portal Statista, 62 % de nosotros los consumimos regularmente, se trata del porcentaje más alto de entre los países seleccionados para la encuesta. En contraste, sólo el 30 % de los japoneses acostumbra incluirlos entre sus alimentos.En cuanto a la cantidad, en una medición de 2022 la misma fuente posicionó a México como el cuarto mayor consumidor de refrescos en el mundo, con 133.6 litros al año por persona. Estados Unidos (191.2 litros), Argentina (169.9 litros) y Bélgica (139.2 litros), encabezan la lista.Los datos representan una alerta sanitaria, pues es bien sabida la influencia de los azúcares —componente típico de los refrescos— en el sobrepeso y la obesidad y, a su vez, los riesgos a la salud que esta condición provoca: diabetes mellitus, hipertensión, enfermedades cerebovasculares y varios tipos de cáncer.Para moderar su ingesta es necesario tener información sobre los productos que consumimos y que pueden estar dañando nuestra salud. A este propósito abona el etiquetado frontal que desde 2020 advierte a los mexicanos del exceso de calorías, sodio, grasas trans, azúcares o grasas saturadas; y también el estudio de refrescos realizado por la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) y publicado en la Revista del Consumidor en mayo del año pasado, que revisó el cumplimiento de normas como el contenido neto, los ingredientes y sus valores nutrimentales, donde se incluye su contenido de azúcar.La Profeco analizó siete refrescos sin edulcorantes no calóricos (sustitutos de azúcar), 22 refrescos que añaden azúcares y edulcorantes no calóricos y 15 refrescos sin calorías.En la prueba de refrescos sin edulcorantes no calóricos, es decir, que usan para su fabricación azúcar simple o sacarosa, los resultados fueron:En cuanto a los refrescos que añaden azúcares y edulcorantes no calóricos:En cuanto a los refrescos sin calorías, obviamente no contienen azúcares, pero se reconoce que los edulcorantes no calóricos como el aspartame, el acesulfame K, la sucralosa, la estevia y el ciclamato de sodio pueden tener efectos adversos como la disminución en la sensibilidad de la insulina, aumento en la concentración de glucosa sanguínea y la habituació al sabor dulce en la población infantil, por lo que también se recomienda ser prudente en el consumo de las bebidas que los contienen.