Mari —nombre ficticio para proteger la identidad de la entrevistada— prefiere que a su hijo lo maten en lugar de que siga internado en el Centro Preventivo y de Reinserción Social Neza Bordo."Hemos llegado a un punto en el que creemos que lo mejor sería que mataran a mi hijo a que siga viviendo en las condiciones en las que lo tienen", asegura la madre en entrevista.Ella relata cómo ha sido para su hijo sobrevivir en el penal Neza Bordo, uno de los centros carcelarios peor evaluados por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y en el que prevalecen condiciones como el hacinamiento, la insuficiencia de personal de seguridad y el autogobierno.Según la madre, el joven ha tenido que ganarse la vida a base de golpes y con mucha sangre derramada: "Ahí, si no tienes dinero para pagar por un lugar para dormir, te lo debes de ganar a golpes, pero no son peleas limpias, utilizan armas que todos los reclusos tienen".En cuanto a los custodios, la familiar sostiene que estos han sido rebasados por el número de personas privadas de su libertad que se encuentran y no tienen control del penal.Mari hizo referencia al "Tatos" para ejemplificar los riesgos que se corren dentro de ese centro de reclusión; hace dos años se dio a conocer que esa persona controlaba todo en el interior del penal Neza Bordo y que sometía a todos sus compañeros con torturas, extorsiones y golpizas.Sin embargo, los tratos crueles e inhumanos no serían cometidos únicamente por los prisioneros, ya que los castigos que presuntamente impone el personal de custodia a los reclusos pueden provocar el mismo sufrimiento. "Tienen algo a lo que le llaman 'la alberca', que es cuando los meten a las cisternas que tienen en la parte superior del reclusorio [y] ahí los dejan en las épocas de frío", indica.Por último, reprocha que a pesar de que buscan una solución, "nadie nos escucha, hemos metido escritos en Gobernación, con el señor Alfredo del Mazo, en la Suprema Corte de Justicia de la Nación [pero] aunque vayamos a esas instancias no les importamos".OA