El Presidente Andrés Manuel López Obrador asumió el cargo hace casi seis años con el lema: “Por el bien de todos, primero los pobres”.Su Gobierno eliminó una serie de programas sociales existentes y estableció otros propios, con lo que aumentó rápidamente el gasto social general a niveles sin precedentes para las personas mayores, los jóvenes desempleados, los estudiantes, los agricultores y las personas con discapacidad.Pero la nueva lista de programas sociales cambió dramáticamente a quién se entregaba ese dinero. De repente, los más pobres de México recibían una porción menor del gasto público y menos dinero que en gobiernos anteriores. Mientras tanto, algunos de los más ricos comenzaron a recibir dinero que en realidad no necesitan.El cambio se debió en gran medida a un enorme beneficio de pensión universal para personas de la tercera edad que López Obrador lanzó en 2019, pocas semanas después de asumir el cargo. Anunció que prácticamente iba a duplicar la pensión federal existente -que desde entonces se ha duplicado- y ampliarla, independientemente de los ingresos, a personas que anteriormente no calificaban, como aquellos jubilados que ya recibían pensión.Si no se inyecta mucho más dinero en el sistema, “los programas universales distribuyen los beneficios más escasamente entre toda la población, con el resultado de que la gente que más los necesita empeora”, dijo Robert Greenstein, miembro de la Brookings Institution, una organización estadounidense sin fines de lucro que realiza investigaciones para mejorar políticas en todos los niveles de gobierno. “La pobreza puede aumentar. La desigualdad puede ser mayor de lo que sería bajo un plan más específico”.Pero los programas sociales de López Obrador han demostrado ser tan populares que incluso los candidatos de la oposición que se postulan para reemplazarlo en las elecciones del 2 de junio han prometido ampliarlos. Unos 28 millones de mexicanos se beneficiarán este año de alguno de los programas.La pensión es el programa social más grande por presupuesto en la lista del dinero que entrega López Obrador, y supera con creces los también conocidos Jóvenes Construyendo el Futuro, que paga a adultos jóvenes que no estudian ni trabajan mientras laboran como aprendices, y Sembrando Vida, que entrega dinero a agricultores para que planten árboles frutales o madereros en sus tierras.Combinado con la eliminación de los programas de sus predecesores que se habían centrado en los más necesitados de México, los expertos dicen que la pensión cambió dramáticamente la distribución de los fondos gubernamentales.A cuatro meses de que acabe el sexenio, varios millones de personas han salido de la pobreza, aunque factores más allá de los programas sociales están involucrados, por ejemplo, López Obrador casi triplicó el salario mínimo y los mexicanos en el extranjero continúan enviando cantidades récord de dinero a sus familiares.La otra cara de que los más pobres de México reciban una proporción menor del gasto social en este Gobierno es que personas que realmente no lo necesitan reciben más.AP 400 mil mexicanos se sumaron en este sexenio a las listas de pobreza extrema que publica cada dos años el Gobierno de México. Por razones desconocidas, el Gobierno no ha publicado el informe desde el 2022. Unos 28 millones de mexicanos se benefician de programas. Una mañana de finales de abril, César Herrera llevó a su madre anciana a una sucursal del Banco Bienestar, en la Ciudad de México, para retirar el pago de su pensión. Habían ido en febrero cuando se hizo el último depósito de pensión y vieron que la fila era larga. Pero a diferencia de muchas personas mayores que viven de pago en pago, Herrera dijo que su madre no necesita el dinero, así que se fueron. “Sin embargo, el dinero está , dijo cuando regresaron un mes y medio después. “Por supuesto que hay que tomarlo”. En un local de un mercado del Centro de la Ciudad de México, Arturo García, taxista retirado de 73 años, desayunaba al tiempo que platicó que sus únicas fuentes de ingreso son los seis mil pesos que recibe de su pensión universal cada dos meses y algo de dinero que obtiene por la renta de un espacio en su casa.“Tengas dinero o no tengas dinero, te la dan”, comentó García sobre la pensión. “El Gobierno está tratando que todos seamos iguales” y reconoció que el dinero apenas le alcanza para “vivir al día”. Uno de los programas al cual López Obrador puso fin al asumir el cargo se llamaba Prospera. Se dirigió a las familias más pobres de México durante unas dos décadas bajo diferentes nombres con lo que se conoció como transferencias monetarias condicionadas. Las familias pobres recibían dinero, el cual estaba restringido por el nivel de ingresos, y los beneficiarios debían cumplir algunos requisitos para recibirlo, como llevar a sus hijos a controles médicos.Los programas sociales focalizados como Prospera intentan ser más precisos al dirigir los fondos públicos a segmentos específicos de la población. Por ese motivo suelen ser menos costosos que los programas universales. Los críticos, sin embargo, dicen que estigmatizan a los pobres, tienen menor apoyo político -lo que los hace vulnerables a ser recortados-, requieren mayor administración para determinar la elegibilidad, y menos personas se inscriben, explicó Greenstein, de la Brookings Institution, quien agregó que esos riesgos no son inherentes en los programas focalizados.La Secretaría de Bienestar no respondió a solicitudes de comentarios.Los fondos de Prospera se redirigieron a los programas de López Obrador -principalmente la pensión universal-, lo que marcó un cambio importante de un programa sujeto a verificación de recursos que beneficiaba principalmente a niños pobres, a uno que proporcionaba dinero en efectivo a todas las personas de la tercera edad.Una de las críticas más cínicas al cambio es que los niños no votan, pero las personas mayores, sí.Manuel Martínez Espinoza, investigador del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías de México (Conahcyt), plantea la hipótesis de que el crecimiento de la pobreza extrema durante este Gobierno se debió en parte a la eliminación de Prospera, pero también al hecho de que las personas en pobreza extrema tienden a trabajar en el sector informal, y que, por lo tanto, no se habrían beneficiado de la misma manera por el aumento del salario mínimo. CT