El estado de Nuevo León, que comenzó la desescalada antes que el resto de México, vive ahora una nueva normalidad teñida de rebrotes y una saturación hospitalaria cercana al 75%, siendo el nivel más elevado del país.Patricia es un ejemplo de los problemas que genera la sustancial ocupación hospitalaria en la atención a los pacientes. Ella, enferma de COVID-19, no fue admitida en cinco hospitales pese a presentar síntomas.Junto con su familia, vivió una travesía de tres días para encontrar espacio en el Hospital General de Montemorelos, municipio ubicado a unos 80 kilómetros de Monterrey, capital del estado y su lugar de residencia.Su hermana Perla contó este martes que Paty -como la conocen en la familia- fue rechazada de varios centros médicos."En ninguna clínica pudieron recibirlas y regresaron a la casa por ahí de la madrugada cuando se aventaron todo un paseo", compartió.En este hospital que depende del Estado, añadió Perla, también sufren por falta de artículos esenciales y de insumos y personal médico.Es por ello que la familia de Paty le hace llegar periódicamente alimento, artículos de higiene personal y medicamentos."Cada familia va a tener sus experiencias, algunas mejores que otras, pero todas, creo yo, coincidimos en el tema de la frustración, la soledad del paciente y la falta de recursos, tanto médicos como personal de primera mano, de enfermería y de especialistas", lamentó Perla.Dijo que ha pasado más de una semana desde que no se puede establecer contacto con el personal directamente a cargo de Paty.En una contrarreloj, la familia también ha conseguido medicamentos específicos hasta por unos 15 mil pesos (unos 660 dólares) cada dosis y se ha citado con el neumólogo a cargo del caso en su consultorio privado para tener un mejor panorama del estado de salud. Paty ha mostrado una mejoría en la última semana.Como ella, mil 461 personas están hospitalizadas a causa de la COVID-19 en Nuevo León, estado que reporta 34 mil 294 contagios y mil 246 defunciones, según las cifras del gobierno estatal al 3 de agosto.Afuera del Hospital 17 del IMSS, en la capital Monterrey que suma nueve mil 200 positivos, se respira tensión y la angustia de familias que esperan resultados sobre la evolución de su ser querido.En el edificio de cuatro pisos hay cerca de 50 pacientes internados en cada uno y más de 50 están en camillas o en sillas, compartió un enfermero que prefirió mantener su anonimato.La saturación de los hospitales también se refleja en el personal médico que enfrenta un riesgo mayor de contagio por la falta de equipo de protección, según empleados de este hospital.Según datos de la Secretaría de Salud federal, Nuevo León es el primer estado con mayor ocupación hospitalaria tanto para camas generales -el 75 %- como para camas con ventilador (para enfermos críticos), con el 69%."En vez de overoles nos dan unas batas quirúrgicas que a la mayoría de nosotros nos quedan a las rodillas o a medio muslo, ni siquiera nos cubre las piernas y no nos cierra atrás en la espalda", dijo el mismo enfermero.Tampoco tienen mascarillas N-95 y algunos de sus compañeros han dado positivo y han seguido trabajando, según denunció el trabajador del hospital donde se han presentado protestas por la falta de equipo de protección."Hace falta personal, nos hacen quedarnos tiempo extra. Estar en mi turno en área COVID y después otro turno extra otra vez en área COVID, es muy agotador", dijo una enfermera del Hospital General de Zona Número 67 del IMSS, quien también pidió omitir su nombre.Nuevo León, uno de los estados más industrializados de México y que aporta 7.5 % del Producto Interno Bruto (PIB) nacional, comenzó la reapertura económica y social antes que buena parte de México.Por ejemplo en la capital, Monterrey, bares y restaurantes abrieron a mediados de mayo.El estado está gobernado por el político independiente Jaime Rodríguez Calderón "el Bronco", enfrentado con el Ejecutivo federal de Andrés Manuel López Obrador.Quizás por razones políticas, o porque en un principio la pandemia parecía controlada en esta importante región, desde mayo, la economía empezó a abrirse pese a que la llamada nueva normalidad no empezó oficialmente hasta el 1 de junio, y se está llevando a cabo de manera muy cautelosa, con un semáforo que indica por estados qué se puede y qué no se puede hacer.La reactivación económica se dio cuando había dos mil 898 casos y 116 fallecidos por coronavirus, y estas cifras han crecido en hasta 10 veces en los últimos dos meses, aunque las autoridades atribuyen a la propia ciudadanía parte del problema."Los hospitales se están saturando, nuestro personal está cansado y enojado porque la sociedad no nos ayuda", expresó recientemente en rueda de prensa el secretario de Salud de Nuevo León, Manuel de la O.IM