Ante la incertidumbre de no poder cruzar la frontera entre Guatemala y México, miles de hondureños que se dirigían a Chiapas optaron por regresar a su país en autobuses proporcionados por el Gobierno guatemalteco.Lo anterior lo confirmó ayer el presidente Jimmy Morales, quien estimó que unos cinco mil 400 hondureños se encontraban dentro de Guatemala y que aproximadamente dos mil ya habían decidido regresar a su país.Morales explicó que esta caravana está conformada mayoritariamente por hondureños, aunque aseguró que existe información de que hay personas de “algunas otras nacionalidades” que no detalló.Además de los que ya fueron regresados a Honduras, en estos momentos hay “algunos buses y microbuses” en ruta hacia la frontera hondureña con unas 500 personas.Morales animó a todos los migrantes a participar en este “retorno seguro” porque, dijo, “creemos nosotros que lo deben hacer” ya que todo “tipo de migración debe hacerse por las vías correctas y por las vías legales”.Por su parte, el mandatario de Honduras Juan Orlando Hernández, quien reconoció que la situación en la frontera con México “es difícil”, anunció que hay un equipo de trabajo para recibir a todos los hondureños y que tienen en marcha un “paquete de ofertas en términos de oportunidad dependiendo de lo que quieran hacer de su vida”, como emprendimiento o mejorar su nivel de vida en sus comunidades.Mientras tanto en la frontera entre México y Guatemala, donde todavía se encuentran unos tres mil migrantes, autoridades mexicanas abrieron la frontera para dejar pasar sólo a mujeres y niños.El embajador de México en Guatemala, Luis Manuel López, dijo que estas personas serán registradas por Migración y pernoctarán en una estación migratoria para ser conducidas luego a un albergue en la ciudad de Tapachula, a unos 40 kilómetros de Ciudad Hidalgo.La secretaría de Gobernación dijo haber recibido 640 solicitudes de refugio en el paso fronterizo y que ha dado atención prioritaria a 164 mujeres, algunas de ellas con embarazo avanzado, y a 104 menores de edad.“¡Feliz, feliz, estoy feliz! ¡Al fin!”, alcanzó a gritar Gina Paola Montes, de 21 años, mientras corría por el paso peatonal del puente fronterizo ya en territorio mexicano, el cual es custodiado por la Policía Federal.El cúmulo de migrantes en el puente se ha reducido debido a la decisión de muchos de intentar cruzar el Río Suchiate usando precarias balsas hechas con neumáticos, método habitual de quienes cruzan la frontera ilegalmente.“No nos abrieron el portón, ya estamos desesperados”, declaró José Morán, de 19 años.El Gobierno de México informó que 640 migrantes han solicitado refugio en el país en el punto fronterizo Suchiate, a cuyas puertas se agolpan miles de miembros de la caravana hondureña que buscan ingresar a su territorio.Ante la caravana de migrantes centroamericanos que llegó el viernes a su frontera Sur, México ha mantenido una política de puertas abiertas y sus funcionarios de migración pactaron con dirigentes de los migrantes tener una entrada ordenada al país.En un comunicado, el Presidente Enrique Peña Nieto reiteró que toda persona que desee ingresar al país podrá hacerlo, siempre y cuando cuente con los documentos de viaje y la visa correspondiente.Además, el titular del Ejecutivo destacó que todo aquel que ingrese a México puede solicitar, de manera individual, el reconocimiento como refugiado, y para asistir en la atención a los migrantes se ha solicitado el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).Durante la recepción de extranjeros en Ciudad Hidalgo, frontera con Guatemala, el Instituto de Migración de México ya “atendió a 640 migrantes que han presentado solicitud de refugio”, informó la Secretaría de Gobernación en un comunicado.La dependencia aseguró que durante los trámites se ha estado “privilegiando en todo momento el derecho humano que tiene cualquier extranjero de recibir protección del Estado Mexicano”.Sin embargo no todo ha sido orden con la llegada de la caravana de migrantes hondureños. Incluso el viernes hubo pedradas, golpes, gritos y llantos. Cientos de centroamericanos se enfrentaron a la Policía Federal. Esto ocurrió luego que los migrantes pasaron a las mujeres y niños por arriba de la cerca que divide la frontera de México y Guatemala. Posteriormente rompieron la valla, por lo que agentes los contuvieron con gas pimienta y lanzaron balas de goma, mientras los manifestantes respondieron con piedras.Ante esta situación, el actor Diego Luna dirigió unas palabras a Peña Nieto en Twitter. “Su Gobierno no me representa sr @EPN. Un país que ha orillado a tantos mexicanos a buscar suerte al norte de nuestra frontera, no puede dar la espalda a los que hoy buscan una vida mejor lejos de la pobreza y la violencia. ¡Qué vergüenza! #CaravanaMigrante”, se lee en el tuit que ha dividido opiniones entre cibernautas.Colchonetas, sillas plegables de madera y plástico, sirven de “mobiliario” a los miles de migrantes hondureños que han arribado desde el viernes a Chiapas, a pesar del cierre del puente internacional que une Tecún Umán, en Guatemala, con esta localidad en México.Gabriel está pensativo y tiene razones para ello. Hace casi un mes, los delincuentes “asociados con policías” en una localidad rural ubicada entre Tugucigalpa y San Pedro Sula, lo amenazaron de muerte porque querían robarle la cosecha de maíz que acababa de levantar en la propiedad de su familia.“Una tarde llegué a mi casa y encontré a esposa y a mis niñas (de dos y cinco años) llorando. Asustado les pregunté que quién se había muerto y mi esposa me contestó: ‘Tú’”, platicó el migrante.“Cuando se calmó, me dijo que horas antes habían llegado a la casa el hombre que me amenazó y un policía. Le habían dicho a mi esposa que me acababan de encontrar muerto en una zanja y tenía que ir a recogerme.“Por eso me decidí a venir en este éxodo. No creas, me da miedo -confiesa-, pero me daba más miedo quedarme y por eso estoy aquí, sin saber qué va a pasar, pero dispuesto a permanecer en México o ir a Estados Unidos, donde sea que consiga trabajo”.Gabriel ha hecho nexos con otros compañeros de viaje. Frankie y Roberto tienen varios rasgos en común: ambos tienen 17 años, sus papás fueron asesinados por la delincuencia y viven en la casa de la mamá de Frankie, prácticamente como hermanos.Ahora comparten esta aventura de venir a México, originalmente guiados por el ex diputado hondureño Bartolo Aguilar -hoy preso en Nicaragua- y la angustia de no saber qué les depara el futuro.